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martes, 19 de diciembre de 2017

Cómo salvar tu decepcionante Adviento (sí, incluso ahora)

Remángate, échate una taza de café (o una copa de vino) y
¡manos a la obra!

¿Tu temporada de Adviento ha sido un fiasco? Bien, ya no estoy sola. La corona de abeto que hice con tanto cariño se secó en una semana y terminó en el patio trasero, en lo que resultó ser una metáfora bastante buena de mi situación espiritual.
Quizás tú empezaras el Adviento con grandes esperanzas y un puñado de resoluciones excesivamente ambiciosas. Desde luego, ese fue mi caso. Iba a cantar himnos de Adviento a mi hijo y leerle el Evangelio diariamente. Iba a reducir mi ritmo de vida y dedicar más tiempo a lecturas espirituales. Como muy mínimo, iba a recordar que de hecho es Adviento. Pero cuando llegó y pasó el domingo de Gaudete, me di cuenta de que ni siquiera había conseguido lo mínimo.
Bueno, el Adviento es corto este año, pero nada nos impide sacarlo adelante, incluso a estas alturas. Si todavía no es Navidad, eso significa que todavía tenemos trabajo que hacer, y no creo que haya nada que le guste más a Dios que una buena conversión de última hora.
Remángate, échate una taza de café (o una copa de vino) y ¡manos a la obra! Aquí tienes unas cuantas ideas sencillas para devolver tu concentración al Año Litúrgico y preparar nuestros tardíos espíritus para la Navidad, justo a tiempo.
  • Velas. Velas por todas partes

Si tienes una corona navideña o un centro de mesa, enciéndelo. Apaga las luces y come a la luz de las velas. Si no tienes arreglos florales, come a la luz de las velas igualmente, incluso si todo lo que tienes son velas de té. Cristo es la luz del mundo y esperarle en penumbra es una forma de crear expectativa y paz en el alma. La ausencia de la luz eléctrica habitual desde el techo te hará sentir que está sucediendo algo especial; que es, en efecto, lo que está pasando.
  • Limpia un poco

Quizás odies limpiar. No te preocupes, muchas personas muy santas también. Pero si hay un invitado muy importante que viene de camino, quizás al menos quieras echar lejía en el aseo o retirar los platos del desayuno. Tú y yo esperamos al Invitado más importante de todos y un poco de limpieza nos ayuda a recordar que estamos anticipando algo grande. Hará que tu casa y tu alma se sientan un poco más preparadas para la Navidad.
  • Pon música

No escuchas música de Adviento en julio, ¿verdad? No, si la escuchas en algún momento, es solamente durante estas cuatro cortas semanas del año. Eso implica que te devolverá recuerdos nostálgicos de otros Advientos en los que quizás te fuera mejor. Si nunca escuchas música de Adviento, pruébalo, porque es una forma maravillosa de preparar el tono para la temporada y recordarte la santidad de este tiempo. Para algo meditativo, me encanta el disco Benedictines of Mary, de Advent at Ephesus. Aunque el Mesías de Handel es especialmente bueno, ya que su letra está extraída directamente de la Biblia, así que cuenta también como lectura espiritual. Pon tu música de fondo a lo largo del día e irá filtrándose en tu alma.
  • No temas poner un poco de decoración navideña

El Vaticano puso su árbol de Navidad el 7 de diciembre, pero nosotros todavía estamos a tiempo de sumarnos. De hecho, muchas personas esperan hasta la misma Nochebuena para decorar. La escena de la Natividad y tu árbol son un poderoso recordatorio de lo que viene de camino. Y no te preocupes sobre si está perfecto o no. Mi árbol es de plástico y mi corona de abeto es la mar de hortera, pero al menos están ahí. También me imprimí el Himno para Navidad de Richard Wilbur y lo pegué en el espejo de mi cuarto de baño. Me hace llorar siempre que lo leo, así que está funcionando.
  • Ve al confesionario

Si haces todo esto, puedes considerar que tu preparación está completa para la Navidad. Muchas iglesias extienden las horas en las que los sacerdotes escuchan en confesión a medida que se acerca la Navidad. Si no puedes encontrar un momento que se ajuste a tu horario, llama a la rectoría y arregla un encuentro solamente para ti. Para eso está el sacerdote. No podrías darle a Jesús un mejor regalo de cumpleaños.
Ea, ¿a qué esperas? ¡Esto no ha terminado todavía! ¡En marcha!
 Anna O'Neil, aleteia


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