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jueves, 21 de octubre de 2021

Evangelio del día

 

Lucas 12:49-53
He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!


Jesús dijo a sus discípulos: 'He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! Hay un bautismo que todavía debo recibir, y ¡qué grande es mi angustia hasta que termine!
 
¿Supones que he venido a traer la paz a la tierra? No, te digo, sino para dividir. Porque a partir de ahora una casa de cinco personas estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; el padre dividido contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija, la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, la nuera contra la suegra".

Comentario


Bulle

Beato Columba Marmion (1858-1923)
abad
El buen celo (Le Christ Idéal du Moine, DDB, 1936), trad. sc©evangelizo.org


El fuego interior del amor

Uno de los mejores frutos de la vida de unión y abandono a Dios es cuidar el fuego del amor en el alma. No sólo del amor divino sino también la caridad hacia el prójimo. Al contacto frecuente con el foco del Amor sustancial, el alma arde por los intereses y la gloria del Señor, por el crecimiento del reinado de Cristo en los corazones. La verdadera vida interior nos libra tanto a las almas cómo a Dios: ella es fuente de celo. Cuando amamos realmente a Dios, deseamos que sea amado, que su Nombre sea glorificado, que su reinado llegue a las almas, que su voluntad se haga en todos (cf. Mt 6,9-10).
El alma que ama realmente a Dios, siente profundamente las injurias que son hechas al objeto de su amor: “Me lleno de indignación ante los pecadores, ante los que abandonan tu ley” (Sal 118,53). Sufre al ver expandirse por el pecado el imperio del príncipe de las tinieblas. “El demonio ronda como un león rugiente, buscando a quien devorar” (I Pe 5,8), tiene cómplices a quienes insufla un ardor incesante, un celo de odio contra los miembros de Cristo Jesús. El alma que ama sinceramente a Dios, es también devorada de celo pero por la gloria de la casa de Señor (cf. Sal 68,10).
¿Qué es el celo? Un ardor que quema y se comunica, consume y se propaga. Es la llama del amor -o el odio- que se manifiesta en la acción. El alma abrasada de un santo celo se dispensa totalmente por Dios, busca servirlo con todas sus fuerzas. Cuanto más el foco de ese fuego interior es ardiente, más irradia exteriormente. El alma está animada por ese fuego que Cristo Jesús ha venido a traer sobre la tierra y que desea ardientemente ver encenderse en nosotros (cf. Lc 12,49).

Oración

Señor hoy entrego ante tu  presencia mi corazón, reconozco que eres la luz de mi camino, en nombre de Jesús activo el resplandor de tu gloria sobre mí, te pido padre amado que comiences a llenar mi corazón de tu amor.

Oro señor para poder  sentir el amor divino  de tu esencia en mi vida, en este momento pongo en tus manos mi futuro, y que el amor impregne mi corazón con el amor  único y perfecto.

Dios amado y eterno libérame de sentimientos de odio, resentimiento, amargura, falta de perdón, para poder amar como tus amas.

Dios amado el amor es el principio vital de la luz, quiero tener esa hermosa luz sobre mi vida, para entender los misterios de tu corazón, y manifestarlos como lo hizo mi señor Jesús.  

Enséñame señor. Enséñame la misericordia que nace del amor de tu gloria, para poder consolar los corazones que están faltos de esta luz hermosa y transformadora que viene del cielo, gracias señor porque sé que esta oración está llegando a los oídos de tu corazón, tienes los tesoros de la sabiduría y te pido en nombre de Jesús que me llenes de la sabiduría que es la llave para amar al prójimo.

Quiero ser cada día como tu señor, amar conforme a tus principios, muéstrame como alcanzar el amor celestial, y poder manifestarlo en lo terrenal, como lo hizo nuestro señor Jesús, quita todo obstáculo de las tinieblas que puedan ensuciar mi corazón de odio, y maldad, quita mi toda estructura de egoísmo, quita todas las barreras que nos aíslan los unos de los otros.

Quita de mi toda tiniebla que este cubriendo mi corazón y no permiten ver las necesidades de otros si no las mías, esta tiniebla me alejan de tu amor, y me llenan de egoísmo, quiero ser libre para amar como tu ama señor amado.

Quiero estar libre de todo aquello que me pueda alejar de la luz de tu amor. Padre celestial en nombre de Jesús te pido que me cubras con tu manto de amor, y que el Espíritu Santo me dirija y me muestre el amor en su manifestación celestial en todos mis caminos.

Señor te pido que hagas mi carácter más como el tuyo, en nombre de Jesús, que esta oración para el amor sea respondida bajo tu poder, en fe te doy gracias señor porque se que veré la manifestación del amor de tu gloria en todo mi ser.

En el poderoso nombre de Jesús amén, y amén

(nuestrodios.com)



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