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domingo, 31 de octubre de 2021

Especialmente para los que NO suelen ir a Misa los Domingos

 Aquí podemos ofrecer sólo unos pocos aspectos de las mil maravillas de la Santa Misa

Salvados de la perdición eterna.

Este sacrificio libra de la perdición eterna al alma renovando la muerte del Hijo de Dios.

San Gregorio Magno
Doctor de la Iglesia

Su Sangre fluye místicamente del altar para purificarnos.

El cordero de Dios es inmolado en beneficio nuestro; su Sangre fluye místicamente del altar para purificarnos: brota la Sangre del costado herido del Salvador y recógese en el cáliz.

San Juan Crisóstomo
Doctor de la Iglesia

Todos participan de los méritos y de la virtud del sacrificio de la cruz.

Lo que fue en la cruz un sacrificio de Redención es en la Santa Misa un sacrificio de propiciación merced al cual todos participan de los méritos y de la virtud del sacrificio de la cruz.

San Juan Damasceno
Doctor de la Iglesia

Jesús padece de una manera misteriosa en el santo sacrificio de la Misa.

El que ha resucitado de entre los muertos, no puede morir ya; padece, no obstante por nosotros, de una manera misteriosa en el santo sacrificio de la Misa.

San Gregorio Magno
Doctor de la Iglesia

Es el mismo sacrificio.

La Pasión de Cristo es el mismo sacrificio que ofrecemos en la Santa Misa.

San Cipriano

Jesús se inmola por la Iglesia.

Vi durante la elevación a Jesús alzar con sus propias manos a su dulcísimo Corazón en forma de cáliz y presentarlo a su Padre. Inmolóse entonces por la Iglesia por modo incomprensible a las criaturas.

Santa Gertrudis


La Santa Misa es el centro de la congregación de los fieles.

Es, pues, la celebración eucarística el centro de la congregación de los fieles que preside el presbítero. Enseñan los presbíteros a los fieles a ofrecer al Padre en el Sacrificio de la Misa la Víctima divina y a ofrendar la propia vida juntamente con ella; les instruyen en el ejemplo de Cristo Pastor, para que sometan sus pecados con corazón contrito a la Iglesia en el Sacramento de la Penitencia, de forma que se conviertan cada día más hacia el Señor.

Concilio Vaticano II
Presbyterium Ordinis 5


































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