"Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden" (Palabras de Nuestro Señor Jesucristo). ¡Perdonemos y pidamos por aquellos que nos hicieron algún mal y que ya no tienen la oportunidad de disculparse con nosotros...! ¡Iniciemos nuestro tiempo de oración!-Comencemos: por la Señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Oración del segundo día: En este día imploramos Tu socorro Oh Madre de Bondad hacia Tu Divino Hijo por todas las almas que sufren en aquellas llamas por culpa nuestra, por las almas de aquellos que en su vida nos hicieron sufrir, por las almas más desamparadas y olvidadas, por las almas que sufren mayores tormentos, Para que los nueve coros de los ángeles las reciban con regocijo. Amén. Ofrecimiento:Padre Eterno, yo te ofrezco en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo: la Preciosísima Sangre, las Santas Llagas y los méritos de la Dolorosa Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo; las lágrimas y los dolores de Su Santísima Madre y los de San José, por la liberación de las Almas del Purgatorio, por la conversión de todos los pecadores y por la salvación de los moribundos. Amén. Confiemos nuestras intenciones:-Señor de Misericordia, te encomiendo el alma de tus hijos (Mencionar el nombre de sus familiares difuntos) concédeles la remisión de todos sus pecados, para que, por las humildes súplicas de la Iglesia, alcancen el perdón y así disfruten pronto del descanso eterno en el hogar de Tu Amor en el Cielo. Amén. María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor. Amén. Dales Señor el descanso eterno… y brille para ellas la Luz Perpetua. (Tres Veces) Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. Así sea.
Encomienda para hoy: Ofrecer nuestro trabajo del día de hoy al Padre en sufragio por las Almas del purgatorio, especialmente por los que en vida nos hicieron sufrir. Santa Catalina de Siena Hija mía, la lengua humana no basta para describir las penas de estas pobres almas. |
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