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miércoles, 6 de octubre de 2021

Evangelio del día


Evangelio según San Lucas 11,1-4.

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos".
El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino;
danos cada día nuestro pan cotidiano;
perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

San Maximiliano Mª Kolbe (1894-1941)
franciscano, mártir
Entrevista en 1924 y carta del 1º diciembre 1940 (Entretiens spirituels inédits, Lethielleux, 1974), trad. sc©evangelizo.org


La oración es eficiente

La oración y sólo la oración es un arma eficiente en la lucha por la libertad y felicidad de las almas. ¿Por qué? Porque a un fin sobrenatural corresponden sólo medios sobrenaturales. El Paraíso o –si podemos expresarlo así- la divinización del alma, es una realidad sobrenatural en el total sentido de la palabra. Por eso, con nuestras solas fuerzas naturales no podemos alcanzar ese fin. Nos hace falta un medio sobrenatural: la gracia de Dios. Ella sólo se obtiene con la humildad y la oración confiada.
La gracia, solamente la gracia, ilumina nuestra inteligencia y fortifica nuestra voluntad. Ella es un medio para la conversión, es decir, la liberación del alma de las ligaduras del mal. (…) La conversión y la santificación del alma es y será siempre la obra de la gracia divina. Sin la gracia de Dios, nada podemos hacer en ese dominio, ni siquiera con la palabra viva, ni con el apremio, ni con otro medio exterior. Pidamos entonces la gracia para nosotros y los otros, por medio de una oración humilde, la mortificación y la fidelidad en el cumplimiento de nuestras tareas más simples y habituales.
Más el alma está cerca de Dios, es más preciosa para Dios y más amada de Dios. Entonces puede ayudar a los otros más eficientemente, ya que su oración es escuchada fácilmente y ampliamente. (EDD)

Oración (Paráfrasis de San Francisco)

1. ¡Oh santísimo Padre nuestro:

creador, redentor, consolador y salvador nuestro!

2. Que estás en los cielos:

en los ángeles y en los santos;

iluminándolos para conocer,

porque tú, Señor, eres la luz;

inflamándolos para amar,

porque tú, Señor, eres el amor;

habitando en ellos y colmándolos

para gozar de la eterna bienaventuranza,

porque tú, Señor, eres bien sumo, eterno,

de quien todo bien procede, sin quien no hay bien alguno.

3. Santificado sea tu nombre:

clarificada sea en nosotros tu noticia,

para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios,

la largura de tus promesas,

la sublimidad de la majestad

y la hondura de los juicios.

 

4.Venga tu reino:

para que tú reines en nosotros por la gracia

y nos hagas llegar a tu reino,

donde está la visión manifiesta de ti,

el amor perfecto a ti,

la unión bienaventurada a ti,

el goce por siempre de ti.

 

5. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo:

para que te amemos con todo el corazón,

pensando siempre en ti,

con toda el alma,

deseándote siempre a ti,

con toda la mente,

dirigiendo todas nuestras intenciones a ti,

buscando en todo tu honor,

y con todas nuestras fuerzas,

destinando todas nuestras fuerzas

y los sentidos del alma y del cuerpo,

al servicio de tu amor y no en otra cosa;

y para que amemos a nuestros prójimos

como a nosotros mismos,

atrayendo a todos, según nuestras fuerzas, a tu amor,

gozándonos en los bienes ajenos como en los nuestros

y compadeciéndonos en los males

y no siendo causa de tropiezo para nadie.

 

6. El pan nuestro de cada día:

tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo,

dánosle hoy:

para que recordemos, comprendamos y veneremos

el amor que nos tuvo,

y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeció.

 

7. Y perdónanos nuestras deudas:

por tu inefable misericordia,

por el poder de la pasión de tu amado Hijo

y por los méritos e intercesión de la beatísima Virgen

y de todos tus elegidos.

 

8. Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores:

y lo que no perdonamos plenamente,

haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos,

para que por ti amemos de verdad a los enemigos,

y ante ti intercedamos devotamente por ellos,

no devolviendo a nadie mal por mal,

y trabajemos con empeño por ser en ti útiles en todo.

 

9. Y no nos dejes caer en la tentación:

oculta o manifiesta,

imprevista o insistente.

 

10. Mas líbranos del mal:

pasado, presente y futuro.


Si desea profundizar:       Reflexiones y Comentarios acerca del Padrenuestro












































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