Aquí podemos ofrecerle sólo unos pocos aspectos de las mil maravillas de la Santa Misa
La Santa Misa triunfa sobre el demonio |
La Santa Misa impide cualquier triunfo del demonio. San Juan Bosco |
En todas las Santas Misas o altares, me ofrecía a Dios Padre. |
En todas las Santas Misas o altares, me ofrecía a Dios Padre, en unión con su divino Hijo, para los altísimos fines que este divino Señor se ofrece. Y, no sólo en todas las Santas Misas, sino también en todos los Sagrarios y Tabernáculos, donde yace Jesús sacramentado, reservado o expuesto a la veneración de los fieles, me ofrecía a Dios Padre en unión suya. Venerable Ángeles Sorazu |
La Santa Misa es un sacrificio salvador. |
Lo que comemos y bebemos es el Cuerpo y la Sangre de Jesús que se sacrificó por nosotros. Así que la Santa Misa es un sacrificio salvador y no una comida fraternal. Es la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. No es principalmente una comida de convivencia. Debemos insistir en ello. Cardenal Robert Sarah |
El alimento eucarístico. |
En estos tiempos tristemente faltos de fe, de impiedad triunfante, donde todos los que nos rodean tienen siempre el odio en el corazón, y la blasfemia en los labios, el mejor medio de mantenerse libre del mal es fortificarse con el alimento eucarístico. San Pio de Pietrelcina |
La fe en las palabras del Señor. |
El temor, ciertamente, nos lo enseña el Apóstol cuando dice: El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación 1Cor. 11,29; y la persuasión integra la engendra la fe en las palabras del Señor, que dijo: Este es mi cuerpo, que se da por vosotros; haced esto en memoria mía Lc. 22,19. San Basilio |
Acerquémonos y saciémonos. |
Dejemos de lado las excusas vanas y perversas y acerquémonos a la cena que nos saciará interiormente. No nos lo impida la soberbia altanera; no nos engría o sujete y aparte de Dios la ilícita curiosidad; la sensualidad de la carne no nos aleje del placer del corazón. Acerquémonos y saciémonos. ¿Quiénes se acercaron sino los mendigos, los débiles, los cojos y los ciegos? No vinieron los ricos sanos, quienes creían que andaban bien y que tenían la vista despierta, es decir, los que presumían mucho de sí. San Agustín |
Fortificarse con el alimento eucarísitico. |
En estos tiempos tristemente faltos de fe, de impiedad triunfante, donde todos los que nos rodean tienen siempre el odio en el corazón, y la blasfemia en los labios, el mejor medio de mantenerse libre del mal es fortificarse con el alimento eucarísitico. San Pio de Pietrelcina |
El corazón de la Iglesia. | |
El Sacrificio de la Santa Misa es el corazón de la Iglesia que en cada latido suyo recoge la sangre de todos los miembros, la ofrece a Dios junto con la Sangra de Cristo y la devuelve purificada llena de gracias. P. Álvaro Calderón | |
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