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miércoles, 20 de julio de 2022

Evangelio del día


 

Evangelio según San Mateo 13,1-9.

Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.
Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda;
pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
¡El que tenga oídos, que oiga!".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

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Bulle

Catecismo de la Iglesia Católica
§ 101-105,108


« Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la Palabra y la entiende» (Mt 13,23)

Cristo, Palabra única de la Sagrada Escritura: En la condescendencia de su bondad, Dios, para revelarse a los hombre, les habla en palabras humanas: «La palabra de Dios expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres» (Vaticano II, DV 13). A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (Hb 1,1-3): Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo» (San Agustín).
Por esta razón, la Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras como venera también el Cuerpo del Señor. No cesa de presentar a los fieles el Pan de vida que se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo (DV 21). En la Sagrada Escritura la Iglesia encuentra sin cesar su alimento y su fuerza porque, en ella, no recibe solamente una palabra humana, sino lo que es realmente: la Palabra de Dios (1Tes 2,13). «En los libros sagrados, el Padre que está en el cielo sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos» (DV 21).
Dios es el autor del a Sagrada Escritura. «Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo» (DV 11)...
Sin embargo, la fe cristiana no es una «religión del Libro». El cristianismo es la religión de la «Palabra» de Dios, «no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo» (San Bernardo). Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas» (Lc 24,25). (EDD)

Oración

Padre bueno, que haces maravillas:

Tú eres Misericordia
Tú eres Bondad
Padre todopoderoso
Tú que nos haces hijos tuyos
derrama aquí tu Amor

derrama en mí tu Amor

Tú me dices:

Ven
no tengas miedo
yo te hice para mí
yo te hice para ser amada       yo te hice para ser amado
toda completa entera              todo completo entero
sin mancha
ven a mi corazón.

Padre, por favor,
acógeme
cámbiame, transfórmame
libérame de mis miedos
de mis ataduras
de mi cárcel
líbrame de todo mal.

Padre:

yo te ofrezco el Cuerpo, el Alma, la Sangre y la Divinidad
de Jesús vivo, en su pasión
libérame del pecado y de la muerte
perdóname, Padre.
No quiero ser más esclavo/a
No quiero estar nunca más preso/a
Tú me has hecho para la Vida
para VIVIR, LIBRE, contigo

porque soy

tu hija amada         tu hijo amado
soy tuya         soy tuyo
tu favorita         tu favorito

Haz tu voluntad en mí
yo no puedo nada, no controlo nada
solo quiero estar CONTIGO
solo contigo
siempre contigo, todo contigo
solo para ti.

Tú me dices:

Te estoy llamando a ti tú sabes ya quién soy no lo puedes negar ven y adéntrate más, más ven y adéntrate más, más adéntrate en mi Corazón.

Padre mío:

quiero adentrarme
quiero darte todo, entregártelo todo
que lo inundes todo dentro de mí
con tu Gracia
que vives Tú en mí y yo en Ti
derrama poderosamente tu Espíritu de Amor
sobre mi cuerpo, sobre mi alma
sobre mi historia
adentro, más adentro

tócame lo que nunca han tocado
lo que nadie ha querido
lo que estaba perdido
dame un corazón nuevo
capaz de hacer tu Voluntad.

Gracias Padre

te lo pido todo en el nombre de Jesús, por su Sangre Preciosa
porque por sus llagas hemos sido sanados
te lo ruego de la mano de mi Madre Santísima, María
por la fe de nuestra Santa Madre Iglesia

Gracias Padre

GRACIAS

(Aleteia)

















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