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martes, 1 de agosto de 2023

Evangelio del día

 


Libro del Exodo 33,7-11.34,5b-9.28.

Moisés tomó la Carpa. la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento.
Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella.
Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés.
Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su propia carpa.
El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué - hijo de Nun, su joven ayudante - no se apartaba del interior de la Carpa.
El Señor descendió en la nube, y permaneció allí, junto a él. Moisés invocó el nombre del Señor.
El Señor pasó delante de él y exclamó: "El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad.
El mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación."
Moisés cayó de rodillas y se postró,
diciendo: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia".
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la alianza, es decir, los diez Mandamientos.


Salmo 103(102),6-7.8-9.10-11.12-13.

El Señor hace obras de justicia
y otorga el derecho a los oprimidos;
él mostró sus caminos a Moisés
y sus proezas al pueblo de Israel.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
No acusa de manera inapelable
ni guarda rencor eternamente;

no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra,
así de inmenso es su amor por los que lo temen;

cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;


Evangelio según San Mateo 13,36-43.

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

Carta a Diogneto (c. 200)
C. 8


La paciencia de Dios

El Señor y Creador del universo, Dios, que ha hecho todas las cosas y las ha dispuesto con orden, se ha mostrado no solamente lleno de amor a los hombres, sino también paciente. Él ha sido siempre, es y seguirá siendo el mismo: caritativo, bueno, dulce, veraz; él solo es bueno. Sin embargo, cuando concibió su grande e inefable plan, sólo se lo comunicó a su Hijo único. Mientras que mantenía en el misterio el plan de su sabiduría y lo reservaba, parecía descuidarnos y no preocuparse de nosotros. Pero cuando lo reveló por medio de su Hijo amado y manifestó lo que había preparado desde el principio, nos lo ofreció todo a la vez: la participación en sus beneficios, la visión y la inteligencia. ¿Quién de nosotros hubiera podido esperarlo?
Dios, pues, lo había todo dispuesto aparte con su Hijo: pero, hasta estos últimos tiempos, nos ha permitido dejarnos llevar por nuestras inclinaciones desordenadas, arrastrados por los placeres y las pasiones. No es que él se complaciera lo más mínimo en nuestros pecados: únicamente toleraba ese tiempo de iniquidad sin darle su consentimiento. Preparaba el tiempo actual de la justicia para que, convencidos de haber sido indignos de la vida durante este período por razón de nuestros pecados, nos hiciéramos dignos ahora por la bondad divina, y que después de habernos mostrado incapaces de entrar por nosotros mismos en le Reino de Dios, por su poder nos hacíamos capaces …  Dios no nos ha odiado, ni rechazado, no ha guardado rencor, sino que durante mucho tiempo ha tenido paciencia con nosotros. (EDD)

Oración

  1. Ven, Espíritu Creador. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos. Amén

  1. En presencia de Dios, pedimos perdón:
  • Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
  • Tú que has venido a llamar a los pecadores: Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
  • Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

 















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