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sábado, 28 de octubre de 2023

Especialmente para los que NO suelen ir a Misa los Domingos

 Aquí podemos ofrecerle sólo unos cuantos aspectos
de las mil maravillas de la Santa Misa

¡Señor mío y Dios mío!

¡Señor mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de ti!

¡Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti!

¡Señor mío y Dios mío, despójame de mí mismo para darme todo a ti!

San Nicolás de Flüe

Hacemos el mayor bien que jamás pueda hacerse.

Cuando participamos en la Santa Misa, hacemos el mayor bien que jamás pueda hacerse. Pues todo el bien que Jesús mismo hizo durante toda su vida, todos los infinitos beneficios que adquirió para bien de todos, todo, todo nos lo dona en la Santa Misa, y nosotros, recibiéndolo a Él mismo, que es recibir todo, tenemos en nuestras manos la posibilidad de donarlo todo como Él mismo lo hizo, donarlo todo a nuestro amadísimo Padre, a la humanidad entera, donar a Jesucristo mismo, su Santo Sacrificio, y esto con la misma fuerza con que Él mismo se donó a sí mismo, y haciendo así hacemos tanto bien cuanto él mismo ha hecho.

P. Pedro Rubio hdv

Recuérdate de Jesucristo.

Recuérdate de Jesucristo. Cuando estoy en la Misa, es ahí que está dando su vida por mí. Y así profundizas el Misterio. Y cuando no vas a Misa, pero vas a orar ante el Tabernáculo, recuérdate que él está ahí y que ha dado su vida por ti. La memoria. Fue el mandato que Jesús le dio a los suyos: "Hagan esto en memoria mía". Es decir, cada vez que realicen esta celebración, recuérdense de mí; cada vez que vayan a orar ante el tabernáculo, recuérdense de esto. Y no se olviden de lo que San Pablo le decía a su discípulo, también obispo: ¡Recuérdate de Jesucristo! (cfr 2 Tm 2,8)**

S.S. Francisco
Encuentro con el Movimiento Eucarísitico Juvenil
agosto 7, 2015

Recuérdate de Jesucristo.

Recuérdate de Jesucristo. Cuando estoy en la Misa, es ahí que está dando su vida por mí. Y así profundizas el Misterio. Y cuando no vas a Misa, pero vas a orar ante el Tabernáculo, recuérdate que él está ahí y que ha dado su vida por ti. La memoria. Fue el mandato que Jesús le dio a los suyos: "Hagan esto en memoria mía". Es decir, cada vez que realicen esta celebración, recuérdense de mí; cada vez que vayan a orar ante el tabernáculo, recuérdense de esto. Y no se olviden de lo que San Pablo le decía a su discípulo, también obispo: ¡Recuérdate de Jesucristo! (cfr 2 Tm 2,8)**

S.S. Francisco
Encuentro con el Movimiento Eucarístico Juvenil
agosto 7, 2015

La gracia de la memoria.

La gracia de la memoria... es ir ahí, al Calvario, donde Jesús dio su vida por mi. Cada uno de nosotros debe decir esto. Y con esta memoria, viendo a Jesús, recibiendo el Cuerpo y la Sangre de Jesús, tú profundizas el misterio de la Eucaristía.

S.S. Francisco
Encuentro con el Movimiento Eucarístico Juvenil
agosto 7, 2015


La profundidad de la Eucaristía.

Papa Francisco: ¿qué le diría a los jóvenes para que descubran La profundidad de la Eucaristía?

Siempre ayuda pensar en la Última Cena. Aquella palabra que Jesús dijo cuando nos dio el pan y el vino, su Cuerpo y su Sangre: "Hagan esto en memoria mía". La memoria de Jesús está presente ahí; la memoria de Jesús, en cada Misa, está ahí y ¡nos salva ahí! La memoria de ese gesto de Jesús, que después se fue para el Huerto de los Olivos para dar inicio a su Pasión. ¡La memoria de un amor tan grande que ha querido dar su vida por mí! Cada uno de nosotros puede decir esto.

S.S. Francisco
Encuentro con el Movimiento Eucarístico Juvenil
agosto 7, 2015

El don más grande que sacia el alma y el cuerpo.

"Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed" (Jn. 6,35). Y ésta es la referencia a la Eucaristía, el don más grande que sacia el alma y el cuerpo. Encontrar y recibir en nosotros a Jesús, "pan de Vida", da significado y esperanza al camino a menudo tortuoso de la vida. Pero este ""pan de Vida" nos es dado con una tarea, es decir, para que podamos, a su vez, saciar el hambre espiritual y material de los hermanos, anunciando el Evangelio por doquier. Con el testimonio de nuestra actitud fraterna y solidaria hacia el prójimo, hagamos presente a Cristo y su amor en medio de los hombres.

S.S. Francisco
Angelus agosto 2, 2015


Es necesario que nos inmolemos a nosotros mismos.

Es necesario, cuando celebramos la Santa Misa, que nos inmolemos a nosotros mismos a Dios mediante la contrición del corazón, porque cuando celebramos los misterios de la Pasión del Señor, debemos imitar lo que hacemos. Entonces será una verdadera hostia ofrecida a Dios por nosotros, si hace de nosotros mismos una hostia.

San Gregorio Magno, Doctor de la Iglesia
Diálogos




























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