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lunes, 23 de octubre de 2023

Evangelio del día


 

Carta de San Pablo a los Romanos 4,20-25.

El no dudó de la promesa de Dios, por falta de fe, sino al contrario, fortalecido por esa fe, glorificó a Dios,
plenamente convencido de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete.
Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación.
Pero cuando dice la Escritura: Dios tuvo en cuenta su fe, no se refiere únicamente a Abraham, sino también a nosotros,
que tenemos fe en aquel que resucitó a nuestro Señor Jesús,
el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.


Evangelio según San Lucas 1,69-70.71-72.73-75.

Nos ha dado un poderoso Salvador
en la casa de David, su servidor,
como lo había anunciado mucho tiempo antes
por boca de sus santos profetas.

Para salvarnos de nuestros enemigos
y de las manos de todos los que nos odian.
Así tuvo misericordia de nuestros padres
y se acordó de su santa Alianza,

Se acordó del juramento que hizo a nuestro padre Abraham
de concedernos que, libres de temor,
arrancados de las manos de nuestros enemigos,
lo sirvamos en santidad y justicia
bajo su mirada, durante toda nuestra vida.


Evangelio según San Lucas 12,13-21.

En aquel tiempo:
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.


Bulle

Homilía atribuida a San Macario de Egipto (¿-390)
monje
Filocalia de Padres Népticos II, Simeón el Metafrasto sobre el Discurso de San Macario el Egipcio (Paraphrase de Syméon le Métaphraste sur les Discours de saint Macaire l’Égyptien, Philocalie des Pères neptiques, II, DDB-Lattès, 1995), trad. sc©evangelizo.org


El alma, más preciosa que el mundo entero

Comparados a la eternidad del mundo incorruptible, mil años de este mundo son como un grano de arena tomado del mar. Considera esto, te ruego: supone que pudieras devenir el único dueño de todos los tesoros del mundo. (…) Si pudieras elegir ¿lo cambiarías por el Reino verdadero y cierto, que nada tiene en él que pase y desaparezca? No, puedo afirmarlo. Si tu juicio es sano y si eres inteligente en lo que te concierne.
“¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida?” (Mt 16,26). Una vida que sabemos no puede ser cambiada por nada. Únicamente esta vida –excepto el Reino de los cielos- es más preciosa que el mundo entero y el reino de este mundo. La vida, el alma, es más preciosa en lo siguiente: a ningún otro ser creado Dios acordó la unión y la comunión con su propia naturaleza, la del Espíritu. Ni al cielo, ni al sol, la luna o las estrellas, ni al mar o a la tierra, ni a ninguna criatura del mundo visible. Sólo la acordó al hombre, al que ama más que a todo.
El Reino eterno no lo cambiaríamos por esas cosas grandes del mundo, la riqueza y el reino de la tierra. ¿Cuál es la locura de la mayoría de los hombres que consideran el Reino eterno comparable a cosas viles y comunes, tales como ciertas concupiscencias, una efímera gloria, un mediocre beneficio o situaciones semejantes? (EDD)

Oración

Oh Señor, yo también me atrevo a preguntarte, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? Ayúdame a conocer tu voluntad en esta oración y a tener la luz y fortaleza para saberte responder con prontitud y generosidad. No quiero salir triste ni apesadumbrado de esta meditación, sino con la alegría de haber puesto mi vida en tus manos.

Petición

Concédeme Jesús, vivir el día de hoy de acuerdo a tu voluntad.

(catequesisenfamilia)




















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