El momento de tu oración debe ser una conversación con Dios,
como un encuentro con un amigo cercano.
Cuando empezamos en la vida espiritual, podemos sentirnos perdidos en el momento de hacer oración. Si no te sientes seguro de cómo entablar esta comunicación con Dios, estos consejos te pueden ayudar.
En un reciente artículo, Cate Von Dohlen, Content Marketing Lead de la aplicación Hallow, explicó que muchas veces pensamos en la oración como un momento de perfecta quietud, sin embargo, el encuentro con Dios no necesariamente tiene que ser perfecto.
“Dios quiere que nos encontremos con Él cuando podamos, donde podamos y como podamos”, indicó.
La oración debe ser una conversación con Dios, como un encuentro con un amigo cercano. Santa Teresita de Lisieux resaltaba sobre este tema:
“Para mí, la oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra, es algo que me dilata el alma y me une a Jesús”
Estos consejos prácticos te ayudarán a mejorar en este encuentro con Dios.
1. Comienza poco a poco
Cuando uno es nuevo en la oración o está regresando a practicarla, es aconsejable empezar poco a poco. San Gregorio Magno nos indica que “no se sube una montaña a saltos, sino avanzando lentamente”, por ello, hay que disfrutar de ese viaje junto a Dios.
“Comienza con una breve oración por la mañana, agradeciendo a Dios por el día que tienes por delante. O comienza a orar por la noche, examinando dónde viste a Dios en tu día antes de dormir. No fuerces nada, concéntrate en estar presente con Dios y escuchar Su voz”, indicó Cate.
2. Piensa en la oración como un hábito que quieres alcanzar
“Si un hombre quiere estar siempre en compañía de Dios, debe rezar regularmente y leer regularmente” - San Isidoro de Sevilla.
Cómo tender tu cama en las mañanas o lavar los platos, rezar diariamente ayuda a generar un hábito, y poco a poco se volverá natural el apoyarte en Dios en los momentos de preocupación o en las grandes alegrías.
¡Incluso puedes agregar tus momentos de oración en tu horario! Así podrás destinar un momento en específico en tu día para rezar.
3. Tu oración no necesariamente debe ser perfecta
Cate recordó que hacer las cosas perfectamente se vuelve más difícil cuando nos presionamos, por ello, es mejor concentrarse en “descansar en Su presencia” en lugar de preocuparse si las palabras que decimos en la oración son perfectas.
Dios quiere encontrarse con nosotros, así que puedes hablarle de cómo fue tu día, cómo lo harías con un amigo. Así podrás, con la oración diaria, ver dónde estaba Dios en tu día y mirar al nuevo amanecer enfocado en Él.
“La oración es elevar la mente a Dios. Siempre debemos recordar esto. Las palabras reales importan menos”- San Juan XXIII
4. Escucha más, habla menos
El momento de oración debe ser principalmente una oportunidad para escuchar a Dios. Cuando realmente dirigimos nuestra mirada a Él, podremos oír mejor su voz.
Cate aconsejó incorporar a la oración la Lectio Divina, “una antigua práctica para rezar con una sección o versículo corto de las Escrituras”.
“No solemos comenzar la Lectio Divina con una intención específica. Más bien, permitimos que el Espíritu Santo nos lleve a ciertas palabras, imágenes o frases que nos llamen la atención en la oración”, agregó.
5. Recuerda que la oración puede ser difícil
El hacer oración puede ser difícil, especialmente cuando experimentamos pérdidas, decepciones o momentos en los que sentimos que Dios nos ha dejado.
“En estos momentos de tristeza y duelo, te animamos a escuchar y orar con las palabras de aquellos que también sufrieron. Tal vez los Salmos te hablen, que encarnan tanto el sufrimiento como la alegría de la vida. O puedes encontrar consuelo en el Rosario mientras meditas con la Santísima Madre sobre el sufrimiento que Jesús padeció por nosotros”, indicó Cate.
Recuerda que Dios sabe que necesitamos, incluso si nosotros mismos no encontramos las palabras para expresarlo.
6. Escucha a tu corazón
Si durante tu oración, tu mente te lleva constantemente a otro tema o momento que no habías planificado para tu tiempo de conversación con Dios, cede y reza sobre esa preocupación que está en tu corazón en vez de luchar contra ello.
“¡Podría ser el Espíritu Santo dándote un toque!”, resaltó Cate.
7. Elige un lugar especial para la oración
Puedes escoger un lugar en tu casa, o fuera del entorno donde pases la mayor parte del día, como el lugar donde hacer oración. También, puedes armar un pequeño altar con algunas imágenes que te ayuden a centrar tu mente en tu conversación con Dios.
Recuerda que, si te cuesta concentrarte en tu casa, puedes visitar a Jesús en la Iglesia más cercana.
8. Escribe las cosas que deseas hablar en tu oración
Cate aconsejó que, cuando uno tenga un tema que le gustaría hablar con Dios, lo anote en un cuaderno o en su celular y use esa lista en el momento de la oración.
¡Deja que Dios guie tu caminar diario!
Harumi Suzuki, churchpop
Vea también Escuela de Oración - Benedicto XVI
(abundante ayuda)
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