Padre, tu verdad se da a conocer en tu Palabra.
Guíanos a buscar la verdad de la persona humana.
Enséñanos el camino para amar porque tú eres Amor.

Jesús, tú encarnas el Amor eterno y la Verdad absoluta.
Ayúdanos a reconocer tu rostro en los pobres.
Permítenos vivir nuestra vocación de llevar el amor y la justicia a tu pueblo.

Espíritu Santo, tú nos inspiras a transformar nuestro mundo.
Fortalécenos para buscar el bien común de todas las personas.
Danos un espíritu de solidaridad y haznos una familia humana.

Amén.

Esa transparencia tuya.

Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Se nos exige una sinceridad y una honestidad. La sinceridad tiene que ver con dos virtudes: La humildad, porque para ser sincero debo primero conocerme y la virtud de la justicia porque Dios es veraz y nos pide dar a cada uno lo que Él quiere administrarle en casa momento.
Qué importante ser sinceros para que los demás puedan confiar en nosotros, así cuando demos testimonio, creerán que también decimos verdad.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Isabel: Cuando me cuentas tus debilidades, tus meteduras de pata e incluso tus pecadillos, me das mucha confianza. No confío en los que siempre hablan bien de sí mismos, porque eso no es real.
Tomás: Quiero presentarme ante ti tal como soy. Además, si pretendo que me ayudes ¿Cómo vas a hacerlo si no conoces toda mi verdad?
Isabel: Eso también te dignifica, porque estás abierto a mi ayuda. Esa transparencia tuya es una de las cosas que más admiro de ti y más me enamora de ti.
Tomás: Gracias, Isabel. Me encanta saber que me amas tal como soy. Qué fácil me lo haces todo.

Madre,

Somos pequeños y torpes, pero te seguimos con nuestro sí día tras día. Ayúdanos a ser fieles a nuestro compromiso. Amén.