En un encuentro con más de cien comediantes,
el Papa Francisco confesó que lleva 40 años recitando esta oración de santo
Tomás Moro día tras día
La oración del buen humor de santo Tomás Moro
muestra la simpatía e inteligencia de este gran mártir inglés. Durante un encuentro con 107
comediantes, el Papa Francisco
compartió que lleva "cuarenta años" recitando la célebre
oración. "Es una gracia que pido todos los días", insistió, instando
a los humoristas a aprender esta oración.
Sin embargo, esta no es la primera vez que el
Papa Francisco confiesa rezar esta oración con regularidad. En diciembre de 2014 compartió con la curia romana que todos los días reza esta
oración de Tomás Moro que te compartimos a continuación:
Oración del buen humor
Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
Dame, Señor, un alma santa que sepa
aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste
ante
el pecado, sino que encuentre el modo de
poner
las cosas de nuevo en orden.
Concédeme un alma que no conozca el
aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los
lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser
tan
dominante que se llama: YO.
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de
alegría y
pueda comunicársela a los demás.
Amén
Tomás Moro, un hombre de conciencia
El autor de la oración del buen humor, santo
Tomás Moro, era toda una personalidad en la Inglaterra del siglo XVI. Estaba
casado, con cuatro hijos, y era Canciller del reino de Enrique VIII.
La razón, integridad y la fe fueron grandes
aliados de santo Tomás Moro para mantenerse fiel a su conciencia. Y, como él
mismo reconocía, también la Eucaristía fue una fuente de fuerza a lo largo de
su vida:
"Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme. Si se presentan cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me fortalezco cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía. Si necesito una luz especial y prudencia para ejercer mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco su consejo y su luz".
Patricia Navas, Aleteia
Vea también Del Tratado de San Cipriano sobre la Oración del Señor
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