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viernes, 21 de junio de 2024

Hay evangelización más allá del ejemplo: un ejército de apóstoles gana almas patrullando las calles

El enfoque de St. Paul Street Evangelization es hablar:
dista mucho del icónico «el fin se acerca»


Los voluntarios de Saint Paul Street Evangelization patrullan las calles de Estados Unidos ofreciendo apoyo, conversaciones sobre el poder de la fe en sus vidas y regalando rosarios y medallas. Las vidas cambiadas no son pocas, y los protestantes e incluso ateos ya no son los únicos presentes en las calles.









A día de hoy, no son mayoría las iniciativas apostólicas que se enfocan de forma directa en la predicación "a puerta fría" o de primer anuncio. Lo ejemplifica Steve Dawson, fundador de Saint Paul Street Evangelization, que en su día preguntó cuándo fue la última vez que se vio a los católicos predicar en las calle y la respuesta generalizada fue "nunca", al contrario que confesiones como los protestantes o testigos de Jehová.

Fue tomar conciencia de ello lo que le llevó a gestar un proyecto que hoy se erige con fuerza en todo Estados Unidos y que supone todo un llamado y recordatorio de la labor apostólica de los primeros cristianos: la predicación del Evangelio en las calles. 

Tras su origen en 2012, Dawson impulsó Saint Paul Street Evangelization a través de conversaciones con viandantes y eventos públicos, publicando un libro de historias de conversión e impacto evangelizador en 2016, bajo el título de Catholic street evangelization -Evangelización católica callejera-.

Ocho años después, el contexto ha cambiado. Ahora el modo de evangelización directo en las calles ha incorporado nuevas estrategias, el mismo Dawson ha ampliado el concepto y las iniciativas como la suya son más numerosas. Con motivo de la reedición y actualización del libro, Catholic World Report ha entrevistado al líder evangelizador y autor del libro, titulado Catholic evangelization.

En las calles estaban todos... menos los católicos

Cuenta que en 2012 se hablaba mucho en la Iglesia sobre la evangelización, pero no observaba ninguna "implementación tangible" por parte de los fieles. Dawson comenzó a pensar formas de evangelizar a quienes le rodeaban, ya fuesen amigos, familiares o compañeros de trabajo.

Aunque recuerda la primera experiencia como "extremadamente incómoda", sus esfuerzos dieron algunos frutos.

Basándose en el ejemplo de San Maximiliano Kolbe, compró mil medallas milagrosas y las repartió entre sus conocidos, presenciando historias que relata en el libro.

Cuenta que simultáneamente, cuando salía a la calle con su esposa se encontraba a mormones, testigos de Jehová y protestantes predicando en las calles, incluso "ateos" haciendo proselitismo entre personas con fe. Pero no había católicos.

A menudo, cuenta, "preguntaba a mis amigos cuando fue la última vez que estuvieron en un lugar público y vieron a católicos evangelizando. La respuesta siempre fue la misma: nunca".

Empezaron dos matrimonios: hoy son cientos

Convencido de que eso era "un problema" y justo lo contrario a lo relatado en la Biblia o al ejemplo de los primeros cristianos, Dawson tomó parte activa para remediarlo.

"Mi esposa y yo decidimos salir con amigos y repartir rosarios y medallas milagrosas y ver qué pasaba. No sabíamos qué esperar, pero tuvimos tantos encuentros increíbles y vimos tantas conversiones que nos dimos cuenta de que necesitábamos hacer algo para recuperar este aspecto de la evangelización pública", cuenta.

David Rollins, voluntario de Saint Paul street evangelization.

David Rollins, voluntario de Saint Paul street, evangelizando en Granbury Town Square.

Dawson y sus compañeros empezaron a compartir sus experiencias en redes sociales y en solo un año vieron como su pequeño grupo evangelizador crecía por cientos de evangelizadores militantes en todo el país. Las historias de conversión no paraban de llegar y Dawson las recopiló en su libro, inicialmente titulado Catholic street evangelization. Actualmente, la organización cuenta con más de 200 equipos de evangelizadores por todo el país, asesorados, entre otros, por el cardenal Raymond Burke, el arzobispo Allen Vigneron, Steve Ray, Mary Healy, Peter Herbeck o Tom Monaghan. 

La reedición del mismo tiene otro título, Catholic evangelization. Preguntado por el cambio, cuenta que el libro trata muchos más aspectos que lo estrictamente público o "callejero".

En primer lugar, subraya que el libro muestra historias de conversión, tanto la suya propia como de otros evangelizadores. Pero también se debe a que "la concepción que la mayoría de la gente tiene de la evangelización en las calles es la de alguien con un megáfono predicando la Biblia a nadie en particular mientras la gente pasa".

La evangelización, "necesaria para la salvación"

Un enfoque que dista mucho de ser el suyo, centrado "en conversaciones individuales con aquellas personas que se involucran en debates sobre la fe".

También observa que la evangelización, lejos de ser una opción, es una obligación "necesaria para la salvación" que muchos católicos descuidan.

"Para salvarnos, debemos guardar los Mandamientos lo mejor que podamos. Y los dos grandes mandamientos son amar a Dios y amar al prójimo. El amor al prójimo significa querer y trabajar por su bien, y el bien último de todo ser humano es que llegue a conocer a Dios y que esté unido a Él, en esta vida y en la eternidad. Si un católico cree lo que la Iglesia enseña sobre Dios y la salvación y no comparte ese conocimiento con quienes lo necesitan, entonces es difícil decir que realmente ama a su prójimo", explica.

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`Catholic evangelization´, de Steve Dawson, es editado por Ignatius. 

Dawson también observa que la evangelización directa, presencial y cara a cara "tiene muchas ventajas" sobre la que se realiza en Internet u otros medios.

Para muchos, la única vez que han escuchado el Evangelio

Entre ellas, la posibilidad de "ganar confianza o hablar directamente sobre la situación en que se encuentra cada persona".

También observa que "hay muchas personas que nunca han escuchado el Evangelio o tenido una conversación cara a cara sobre Jesús", lo que puede deberse a que la televisión y otros medios que frecuentan no les presentan temáticas religiosas. Por eso, "nuestra presencia [en las calles] le da a la gente la oportunidad de escuchar la verdad de Dios y su Evangelio salvador", lo que de otra forma no habría sucedido de no haber estado presentes en las calles.

Tras más de diez años evangelizando por las calles, es mucho lo que Dawson y sus equipos han aprendido: al principio, se limitó a sentarse en el suelo con una manta repleta de folletos y rosarios y repartirlos a quien pasaba, buscando alguna conversación o debate.

La fuerza de una vida cambiada: enseñan a contarlo

Pronto se dio cuenta de que "la mayoría no están en la fase de escuchar pruebas sobre la existencia de Dios o la resurrección de Jesús. Hemos aprendido que debes conocer a las personas y saber en qué punto se encuentran antes de poder hablar. También que el testimonio personal, como Dios ha cambiado nuestra  vida, es a menudo mucho más poderoso que debatir la verdad de Dios o la fe con la gente".

Sin embargo, podría pensarse que predicar el Evangelio en las calles no es para todos, ya sea por timidez o por formación.

Frente a esta creencia, Dawson explica que la misión de Saint Paul street evangelization es "capacitar, equipar y movilizar a los católicos para la evangelización". Y para ello, sus equipos ofrecen una "escuela de evangelización online" para aprender a evangelizar en el día a día, entre otros medios. 

"El simple hecho de asistir a estas capacitaciones ayuda a darse cuenta de que la evangelización no es tan aterradora como pensaban; les da valor para salir y simplemente intentarlo. También es útil salir con un equipo y observar. La mayoría de veces, cuando alguien va y observa, está hablando con alguien antes de darse cuenta", asegura.

Lo que define al verdadero apóstol

Considera que los católicos deben estar atentos para evangelizar a quienes les rodean.

Admite que el modelo de su organización "no es para todos", como puede ser el caso de una mujer embarazada o una monja de clausura. Pero todos los católicos de a pie pueden seguir su esencia, que define como "cualquier forma de evangelización en un lugar público", desde una tienda a una gasolinera, y ya sea ofreciendo un rosario o una medalla de la milagrosa o preguntando a los viandantes si necesitan alguna oración por cualquier intención.

"Eso es evangelizar en la calle. Creo que la mayoría de los discípulos de Jesús están llamados a evangelizar a aquellos en su vida diaria, tanto a personas que conocen como a personas que nunca antes habían conocido", explica. Y aunque confiere una gran fuerza al propio testimonio, cree que este "no es el único elemento del apostolado. El verdadero apóstol está atento a las ocasiones de anunciar a Cristo de palabra", concluye.

Para hacer evangelización callejera en España, conozca la semana Arde Complutum y Comunidad Kerygma en Alcalá.

J.M.C., ReL

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