Nada hay tan ficticio y pasajero como el enamoramiento
Toda relación de pareja pasa por distintas etapas, que se refleja en la forma en la que ambos experimentan y expresan sus emociones.
Muchos sin embargo olvidan este dato y piensan por eso que mantener la pasión y el amor es tratar de vivir lo mismo que se experimentó durante el enamoramiento o etapa inicial de la atracción, donde el goce de las sensaciones corporales y emocionales parecía ser tan intenso.
Sin embargo, esto es una ilusión sin sentido. Nada hay tan ficticio y pasajero como el enamoramiento. Las sensaciones de los enamorados son sólo el fruto de unas sustancias llamadas feromonas, que duran en el cuerpo máximo 3 años, y que nos hacen sentir agrado, no por la persona en sí, sino por la excitación que esa persona causa en nosotros cuando nos acaricia, o está a nuestro lado.
En cambio, las sensaciones de bienestar y agrado que provienen de la intimidad, es decir, de la unión profunda de quienes se aman realmente, es intensa, y en vez de agotarse, puede siempre crecer.
Fomentar la intimidad es crear un ámbito de convivencia donde cada cual puede ser él mismo, expresar sus sentimientos, tener la sensación de que el otro realmente lo entiende, al tiempo que experimenta una vida sexual placentera.
La clave entonces de un matrimonio feliz está en que los dos se dan la tarea de cultivar y proteger el tesoro de su intimidad. Y puesto que se trata de una continua aceptación y descubrimiento del otro, tal cual es, no hay reglas universales, sino que cada pareja debe poder encontrar su propio camino a la intimidad. Sin embargo se pueden dar algunas recomendaciones:
Lo que favorece el crecimiento en el amor e intimidad:
- Evitar definir al otro o sus actitudes (Ej.: Este es un refunfuñón, o un perezoso que no le gusta salir al campo, etc.) pues esto encasilla a la otra persona y ella terminará actuando como fue definida.
- Darse la oportunidad de descubrir aspectos nuevos del otro: “Una relación interesante es una relación en la cual la pareja aprende cada vez más el uno del otro” (A. Van Steenwegen, Amor: Palabra de Acción, 1993).
- Hacer del diálogo la oportunidad para conocer cada vez más de la pareja, sin centrarse sólo en los problemas por discutir o acordar.
- Buscar toda ocasión para hacer sentir al otro como la persona más importante de tu vida.
- Sorprender a la pareja con detalles o gestos de cariño y servicio.
- Estar siempre atento a responder a las necesidades de la pareja: las que expresa y las que le cuesta expresar.
- Escuchar al otro sin presuponer de entrada lo que quiere decir.
- No definir la relación desde las dificultades, sino centrar más la atención sobre los puntos fuertes o positivos que unen.
- Cultivar las diversiones y momentos de entretenimiento en común.
- Cultivar amistades con parejas positivas con la cuales puedan enriquecer su propia relación y buscar apoyo.
- Creer siempre en la buena voluntad del otro y confiar en que la otra persona no tiene la intención explícita ni implícita de hacerme daño.
- Romper los ciclos de discusión o la monotonía de las expresiones con gestos sorprendentes como abrazar cuando el otro no se lo espera, interrumpir una discusión y darse tiempo, ir a esperar al otro a la salida del trabajo como cuando eran novios, etc.
- Evitar hacer de los errores parecidos una lista de tal manera que cada vez que haya una dificultad tengamos la sensación de que “volvimos a lo mismo”.
- Orar siempre por la pareja y por la posibilidad de amarse y amar al otro siempre mejor.
- Buscar ayuda profesional cuando se estime necesario.
Algunas actitudes que estancan la relación:
- Creer que ya conocemos todo del otro.
- Dejar de conquistar el corazón y el interés del otro.
- Definir a la persona desde sus errores o limitaciones, o desde la imagen que nos hemos formado de él o ella.
- Desconfiar del poder del diálogo.
- Cruzar el límite del respeto con humillaciones, insultos, burlas.
- Creer que la ternura o la pasión ya no son posible entre los dos.
- Dejar de proponer alternativas para compartir pasatiempos o actividades.
- Incluir a la familia en las discusiones o decisiones de la pareja.
Vea también: Para que tu matrimonio sea (más) feliz: un consejo para hoy y uno para cada día del año
Lecturas complementarias: Luis Valdez Castellanos S.J.,Comunicación y manejo de sentimientos, Liturgical Press, 2003; Alfons Vansteenwegen, Amor: Palabra de Acción. Reglas de juego para la relación de parejas, Editorial Lumen, 1993; J. Dominian, El matrimonio: Guía para fortalecer una convivencia duradera. Ed. Paidos 1996; Zig Ziglar , Cómo hacer que el romance no muera con el matrimonio. Ed. Norma, 1991
Artículo originalmente publicado por Por tu matrimonio
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