Sebastián Campo, catholic-link
Uno esperaría que para cuaresma se nos relaten historias de grandes santos o al menos de personajes reconocidos que con su testimonio nos motiven a aspirar a cosas grandes, a alcanzar esos planes que Dios tiene para cada uno de nosotros. Pero esas historias a veces nos suenan un poco lejanas, parecidas a leyendas de súper-héroes, como si ellos tuvieran un “gen de santidad” que les ayuda a poder acercarse al querer de Dios y en algún momento de sus vidas dar el paso radical de conversión para volverse plenamente hacia el Señor y correr a sus brazos.
Cuando tenemos todas esas historias y las sentimos así de distantes nos agarra la desmotivación y dejamos todo a medias. Ya sea por la frustración de no poder cumplir lo que nosotros mismos nos propusimos hacer, por la voluntad debilucha y flaca que no alcanza ni para ayunar un vaso de agua o porque estamos metidos en ambientes laborales, académicos y familiares que nos hacen todo cuesta arriba.
Hoy les comparto mi propio camino, un camino que es de tres pasos para adelante y dos para atrás. Avanzo, pero no a la velocidad que quisiera y cada vez que logro avanzar, sé que voy a retroceder un poco. No es un anti testimonio, sino un compartir desde la sencillez y fragilidad de un cristiano de a pie, que no tiene su foto en una estampita sobre los altares.
Esta Cuaresma, en el marco del Jubileo de la Misericordia, es un tiempo perfecto para ponerse el calzado deportivo, la ropa más cómoda y emprender el camino guiados por la voluntad de Dios.
Acá te dejamos 10 tips que debes poner en práctica para que la Cuaresma para ti no sea un camino tortuoso, lleno de privaciones y sacrificios imposibles de alcanzar
10 tips para los que quisiéramos que la Cuaresma dure menos
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1
Tratar de no detenerse de emergencia para el miércoles de ceniza
En el hemisferio sur es verano (soy chileno) por lo tanto el comienzo de la Cuaresma nos toma en vacaciones. Playa, comida, algunas copas de más, horarios desordenados y poca disciplina es lo común en este tiempo. No pocas veces me descubrí diciendo: «no puede ser que mañana sea miércoles de ceniza», casi con pena por no poder “disfrutar” lo que queda de verano. Muchas otras veces, hace años atrás me pasó que nunca me enteré que era miércoles de ceniza mientras estaba envuelto en siestas de varias horas (algunas con resaca), almuerzos y una vida que poco tenía de austeridad y ayuno. Si a ti también te ocurrió, pues ya no hay más que intentar ponerte al día. ¡Si recordaste y celebraste miércoles de ceniza, pues todo bien! Ahora viene la parte buena...
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2
Pensar en tus propósitos
Esto es algo nuevo en mi vida. Mi conversión fue tardía, hice mi confirmación a los 21 años y recién comprendí todas estas cosas como a los 25 (actualmente tengo 30) por lo que cuando me acordaba de miércoles de ceniza y lo celebraba, luego me esperaba hasta Semana Santa y de vez en cuando pedía que en casa no se cocinara carne los viernes (más por superstición y miedo que por fe y amor). Ahora es diferente y me siento llamado a establecer propósitos para la Cuaresma. En lenguaje de videojuego: logros a desbloquear. Para este año pocos de mis propósitos tienen que ver con ayunos alimenticios pues soy un tipo flaco y generalmente como poco, más bien están relacionados con sanar las relaciones con algunas personas. ¿Ya meditaste sobre tus propósitos para esta Cuaresma? El ayuno, la oración y la limosna ayudan mucho para poder ordenar esas ideas y darles una forma concreta que te ayude a medir si has avanzado o no. Una buena idea es conversarlo con el Señor. Esto no se trata de una carrera personal, sino lo que Él quiera para ti.
3
Tener presente que también puedes ayunar cosas que no son alimentos
Como te decía y para envidia de muchos, la comida no es tema para mi por lo que no significa un real sacrificio. Sé que para algunos saltarse una comida en el día y casi como la pena de muerte y ayunar es realmente un calvario reservado para viernes Santo. Como sea te invito a proponerte un ayuno, algo realizable para que la frustración no te destroce, pero al mismo tiempo algo desafiante para que el ayuno tenga valor real. Te comparto algunas ideas que he vivido en este tiempo sobre el ayuno, nada nuevo ni muy original, pero recordar siempre ayuda:
Ayuno sin oración es dieta: si vas a dejar de comer pero no vas a rezar entonces hazlo en otra fecha del año.
El ayuno entrena tu fuerza de voluntad: la voluntad es como un músculo que luego vas a necesitar, si tu voluntad sólo es capaz de ayudarte a renunciar a algo pequeño o no tienes fuerza para renunciar a nada, cuando vengan tentaciones grandes que un pedazo de carne asada con tocino y una rica salsa, entonces vas a salir muy mal parado de esa. Mira el ayuno como un entrenamiento para vencer la tentación.
El ayuno si no es de alimentos, entonces debe ser de algo serio: no te consueles con borrar aplicaciones de tu teléfono. Vamos, ponle ánimo y ofrece en ayuno algo grande.
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4
Por hoy no
Lo aprendí de “Dunga”, un misionero brasileño de la comunidad Canción Nueva, quien tiene un show de televisión llamado “PHN” (por hoy no) y me sirvió mucho para preparar mi cuaresma de hace 3 años. Si te dices a ti mismo: «Esto no lo haré nunca más» y al pasar un par de días vuelves a caer, es probable que luego de un par de intentos de vivir el “nunca más” te sentirás frustrado, frágil, débil y sin ganas de seguir dando esa pelea. Si en cambio te dices: «esto por hoy no lo haré», el objetivo es mucho más fácil de alcanzar, la sensación de victoria luego de lograrlo es incomparable. Si llegas a fallar, pues te acuestas, te levantas y al día siguiente te vuelves a repetir a ti y a Dios “por hoy no” como si el marcador volviera a cero cada día, pues recuerda que su «amor y misericordia se renuevan cada mañana» ( Lamentaciones 3, 23).
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5
Confesarse frecuentemente
Un sacerdote que me confesó por mucho tiempo me decía: «¿has visto cuando tienden los cables eléctricos por las carreteras? Si los postes que los sostienen están muy distanciados los cables estarán más sueltos. Pero si están cerca, entonces el cable estará tenso». Si te confiesas muy distanciado uno de otro, lo que queda colgando se hará pesado y con cualquier viento y que lo mueva saldrán chispas que pueden producir un cortocircuito. Pero si frecuentas el sacramento de la reconciliación como si fueran postes muy cercanos uno del otro, entonces no habrá espacio para cables sueltos y todo estará mucho más en orden.
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6
Busca un confesor fijo, no cambies cada vez
Eso ha sido de las cosas que más me han ayudado y lo descubrí en la Cuaresma pasada: tener un confesor que no necesariamente es tu director espiritual pero si es el mismo sacerdote a quien hay que ir a poner la cara. Ellos representan a Jesús mismo perdonando tus pecados y tener una imagen a quien “rendirle cuentas” te hará pensarlo bien la próxima vez que quieras hacer la misma tontería, pues tendrás que ir donde tu confesor y decirle: «padre, ¿se acuerda lo de la última vez?, pues lo mismo pero ahora dos veces. Anótelo a mi cuenta». Tampoco la idea es que te pongas creativo e inventes pecados nuevos para no confesar lo mismo de siempre, sino que aproveches este tiempo especial para hacer desaparecer esos pecados y no pasar la vergüenza de tener que volver a confesarlos. No obstante eso, el mismo San Pablo declaraba tener una espina clavada en su carne de la que no podía deshacerse (Cf 2 Corintios 12,7) que le recordaba su debilidad. Quizás vas a tener que luchar con el mismo pecado mucho tiempo y confesarlo más de una vez, que eso no te desanime, no dejes de confesarte.
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7
Sin dinero también puedes hacer limosna
Nunca he sido un tipo con dinero, mucho menos cuando era estudiante, por lo tanto hacer limosna y actos de caridad para los más desfavorecidos se me hacía complicado, pero no porque el dinero fuera una limitante sino porque yo era poco creativo y pensaba que sin plata no se podía ayudar. Hay muchas formas de hacer limosna. La clásica es que lo que ahorras al haber ayunado, en realidad no lo consideras como ahorro, sino como ofrecido en caridad y ese dinero lo destinas para quien lo necesite. Muchas veces preferí caminar o andar en bicicleta y el dinero del autobús lo junté para alguna causa benéfica. Junto a mis amigos siempre nos ha gustado organizar cosas. Quizás no tienes mucho dinero pero si puedes ayudar a reunirlo. Sé generoso con tus recursos aunque estos sean tus dones personales y no tus recursos económicos.
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8
No vivas la Cuaresma solo
A veces esto de buscar la santidad y establecerse propósitos nos puede hacer mirar tan hacia dentro de nosotros mismos que terminamos haciendo de estos cuarenta días un tiempo para nuestro crecimiento personal en vez de que sea un tiempo para Dios. Yo descubrí que estaba un poco perdido porque aunque luchaba y luchaba no lograba avanzar y claro, nunca se me ocurrió hacer esto a medias con Dios, todo lo estaba haciendo con mis propias fuerzas. Algo así como pedirle al Señor que te ayude a darle justamente aquello que él mismo te pidió que le ofrecieras.
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9
No seas de los que prefieren “el ramito del domingo” y la “velita del viernes”
La primera Semana Santa que viví a conciencia me propuse participar de todo, algo que obviamente debí haber hecho toda mi vida.Comenzamos, como todos saben, con Domingo de Ramos. La gente en Chile es casi supersticiosa con la bendición del Ramo. Van a la celebración para que le bendigan su ramo y tenerlo en casa como si el ramo tuviera algún poder para atraer bendiciones. Recuerdo ni siquiera haber tenido un ramo esa primera vez. Luego pasó la semana y el viernes conmemoramos el Vía Crucis en una peregrinación por las calles. Hacía frío, llovía un poco y solo habían algunas personas mayores. Que triste fue ver que se repite la historia. Para el Domingo de Ramos todos reciben felices al Señor pero pocos lo acompañan en su momento más difícil. No dejes solo a Jesús en este momento, toma tu vela y camina la vía dolorosa junto a él.
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10
Prepara tu Semana Santa con expectación
No son solo días de muchas misas y celebraciones solemnes, es un momento para dejar de Dios hable en tu historia. Deberías estar emocionado de haber terminado la Cuaresma e independiente de cómo la hayas vivido y si lograste o no lo que te propusiste, la expectación de de celebrar que Jesús venció a la muerte y nos regala Vida Eterna debería emocionarte. Me costó comprenderlo. Solo lo logré el año en que desocupé mi agenda y participé de todo lo que se podía participar y convertí la Semana Santa en una semana de siete días y no solamente de viernes, sábado y domingo.
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