Una relación sólida sólo es posible cuando las dos partes quieren y deciden llevarla adelante
Construir una vida en pareja es un trabajo de dos, en el que ambos deben tomar la decisión consciente de comprometerse y poner todo de su parte. La vida en pareja es un largo camino que recorrer, con subidas y bajadas y con obstáculos, pero también con grandes satisfacciones. Un camino que sólo puede ser recorrido cuando las dos partes quieren y deciden hacerlo.
No podemos olvidar que, con el paso del tiempo, no sólo nuestro cuerpo y apariencia cambian, sino que el amor y nuestros sentimientos, o mejor dicho, nuestra forma de sentir y expresarnos, también cambian. Quienes llevan años viviendo en pareja saben que la forma como sentían y demostraban su amor al principio de la relación no es igual con el paso de los años.
¿Cómo se transforma el amor con el tiempo?
El amor y la pasión no son exclusivas de la juventud, y a cualquier edad podemos volver a enamorarnos como unos adolescentes; pero sin importar cuándo empiece, el amor dentro de la pareja pasa por diferentes fases o etapas. Veamos un panorama sintético del proceso de maduración.
El enamoramiento
Esta es una etapa de máxima excitación física y mental, cuando en lo único que pensamos es en estar con la persona amada. Es la fase del “amor ciego” e irracional, somos incapaces de ver más allá del otro y no hay defectos o inconvenientes que nos detengan.
Cuando estamos en la fase del enamoramiento, sentimos palpitaciones, nos sudan las manos, tenemos los nervios a flor de piel y en nuestro cuerpo hay una total revolución de hormonas fuera de control. Por supuesto, en esta fase, la atracción física y el sexo juegan un papel fundamental.
El amor romántico
Pasada la euforia del primer momento comienza una nueva fase del amor, una fase más tranquila en la que la pareja empieza a asentarse y a sentirse cómoda el uno con el otro y con el mundo que los rodea. Pero también es cuando empezamos a analizar más racionalmente si estamos hechos de verdad el uno para el otro y si podríamos recorrer el camino de la vida juntos.
Aunque quizá no somos conscientes del cambio, llegado este punto necesitamos descubrir si podremos confiar en la otra persona, si será el apoyo vital que necesitaremos cuando las cosas se pongan difíciles y si lo que sentimos va más allá de la atracción inicial.
Durante esta fase, somos “menos ciegos” y vemos a nuestra pareja como realmente es, con sus defectos y virtudes, aceptando ambas cosas. Este proceso de aceptación es una de las principales bases para que el amor de pareja perdure en el tiempo.
Es en esta etapa también cuando la pareja desarrolla sus mejores habilidades de comunicación y respeto mutuo. La buena comunicación es la otra de las bases de una relación de pareja sólida. Es en este momento, pasado el apego casi obsesivo del principio, cuando la pareja aprende que tiene una vida en común, pero que a la vez cada uno tiene su vida propia, y disfrutan y respetan eso.
El amor maduro
Podríamos ver la fase sucesiva como la del amor maduro, donde el amor es compromiso. Llegados a este punto, la pareja disfruta plenamente el uno del otro. Son amigos, amantes, compañeros y cómplices. Seguramente han superado importantes obstáculos y resuelto grandes problemas, por lo que la relación es más fuerte.
Es el momento de disfrutar de un amor más libre, sin temores y basado en la confianza mutua. Ambos disfrutan de la compañía del otro pero sin obsesiones. Estas son las características del amor maduro. Y no importa el momento en que se alcance, para algunos es muy rápido y otros tardan algo más.
El amor maduro es un amor más calmado y más tranquilo, pero no por ello menos apasionado. Una pareja que lleva años junta y que ha conseguido hacer madurar su relación, no debe darla siempre por sentada. El romance, la aventura e iniciar continuamente nuevos proyectos son la leña que alimenta el fuego del amor.
Llegar a disfrutar de un amor maduro es una bendición, pero no se consigue sin esfuerzo. Es un trabajo diario y consciente, en el que ambas partes quieren construir una pareja basada en el respeto, la confianza, la comunicación, la complicidad y el romance. El amor verdadero es donación y apertura a la vida donde la otra persona es el verdadero sentido de nuestra vida. Cada pareja es irrepetible en el estilo de relación y amor, pero lo que si tenemos claro es que todos hemos sido llamados a amar en plenitud.
Javier Fiz Pérez, Aleteia
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