Comentario
San John Henry Newman (1801-1890) |
“Quien os escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a vosotros, a mí me rechaza.” (Lc 9,16)
La Iglesia es llamada cuerpo de Cristo. Ella es lo que era el cuerpo de Cristo en su vida mortal. Es el instrumento de su poder divino. A ella nos debemos acercar para obtener la gracia. A través de ella se enciende la cólera de Dios cuando es insultada. Pero ¿qué es la Iglesia sino una entidad humilde que provoca a veces el insulto y la impiedad entre los hombres que no viven según la fe? Es un "vaso de arcilla" (2Co 4,7)... |
Sabemos que los mejores de sus ministros son personas imperfectas y falibles, sometidas a las pasiones al igual que sus hermanos. Y no obstante, de ellos Cristo ha dicho, hablando de sus apóstoles y de los sesenta y dos discípulos, (a los que los ministros actuales no son inferiores en cuanto a sus cargos): “Quien os escucha a vosotros, a mí me escucha; quien os rechaza a vosotros, a mí me rechaza, y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.” (cf Jn 13,20) |
Más aun, Cristo ha convertido a los pobres, a los débiles y afligidos en testimonios y agentes de su presencia. También aquí nos puede acechar la tentación de pasar de largo o tratarlos con irreverencia. Lo que era Cristo, lo son también sus discípulos en este mundo. Como su condición frágil y escondida incitaba a los hombres a insultarlo y a maltratarlo, así las mismas características de sus discípulos llevan a los hombres a insultarlos ahora. En todas las épocas, pues, está Cristo presente en este mundo, no menos visible ahora que durante su vida terrena. (EDD) |
Oración en la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús
¡Oh Santa Teresita del Niño Jesús,
modelo de humildad, de confianza y de amor!
Desde lo alto de los cielos deshoja sobre nosotros
esas rosas que llevas en tus brazos:
La rosa de humildad, para que rindamos nuestro orgullo
y aceptemos el yugo del Evangelio.
La rosa de la confianza, para que nos abandonemos
a la Voluntad de Dios y descansemos en su Misericordia.
La rosa del amor para que abriendo nuestras almas
sin medida a la gracia, realicemos el único fin
para el que Dios nos ha creado a su Imagen:
Amarle y hacerle amar.
Tú que pasas tu Cielo haciendo bien en la tierra,
ayúdame en esta necesidad y concédeme del Señor
lo que Te pido, si ha de ser para gloria de Dios
y bien de mi alma. Así sea.
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