Hoy el reto del amor es saberte esperado por Cristo.

 

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 

 

EL DRAMA DE LA OVEJA PERDIDA 

 

Tras una larga cadena de trabajo de varias fases, ahí estaba yo, con la misión más peliaguda de todas: revisar que el pedido estuviese completo y empaquetarlo. 

 

Puede sonar a broma, pero te aseguro que es un desafío para el sistema nervioso. Se trataba, nada menos, que de contar 300 pulseras personalizadas. Imagina tener que volver a montar la cadena de trabajo porque falta una… 

 

Conté las 100 primeras. Las metí en una bolsa. 

 

Otras 100… nueva bolsa. 

 

Miré lo que quedaba en la caja. 

 

“Uy… Esto me abulta muy poco…” 

 

El corazón empezó a latir fuerte. 50 pulseras más.

 

“Uuuuuffff… esto pinta mal…” 

 

Sudor frío. La caja casi vacía. Solo necesitaba que hubiese 10 más… 

 

“Siete… ocho… nueve…” 

 

Y, en una esquinita… ¡¡la número diez!! ¡¡¡Estaban todas!!! No puedes imaginar el alivio… 

 

Inmediatamente, pensé que una alegría así es la que tiene que sentir nuestro Buen Pastor cuando llega “una oveja perdida”. Porque el gran drama de perder una oveja, aunque solo sea una… ¡¡es que el rebaño ya no está completo!! ¡¡Solo por una!! 

 

Esto me ha hecho entender que, cada oveja tenemos un valor inmenso para Jesús. Porque Él quiere llegar a Casa con todo el rebaño. No basta que sean 299… ¡¡su misión y su sueño es que lleguemos todos!! 

 

Le importa tanto esto que, en el momento culminante, en medio de la Última Cena, cuando podía tener otras preocupaciones en el corazón, ¡¡lo que hace es orar por ti y por mí!! 

 

“Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy” (Jn 17, 24), o, en otras palabras, ¡¡que ninguno nos perdamos!! 

 

Para Cristo tú no eres simplemente “uno más”, no eres un número. Si tú no estás, ¡¡Él lo nota!!, pues su Iglesia no está completa. ¡¡Te ama con tu nombre, te conoce!! Pues cada oveja… tiene el valor del rebaño entero. 

 

Hoy el reto del amor es saberte esperado por Cristo. Para Él no es indiferente que estés o no, que le saludes por la mañana, que reserves ese rato de oración… o que pases el día sin mirarle. ¡¡Él te está esperando!! Así pues, hoy deja que la alegría inunde el corazón de nuestro Buen Pastor, y ahora, al acabar de leer este reto, míraLe y dile: “¡Aquí estoy!”. Nada le hará más feliz que saber que estás a su lado… ¡¡y juntos podréis acoger a las demás ovejas del rebaño!! ¡Que no se pierda ninguna! ¡Feliz día!

 

VIVE DE CRISTO

 

 

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¡Feliz día!