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sábado, 7 de enero de 2023

Reflexión Epifanía del Señor


 

«Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron».

Queridos hermanos:

Estamos celebrando la Epifanía del Señor. La primera Palabra que nos da la Iglesia es del libro de Isaías y dice: “¡Levántate y resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!”. Esto es impresionante, Dios no se ha hecho ideas, ni programas sociales, ni políticos, sino que se ha hecho carne y nos ha anunciado a nosotros, los hombres, la salvación, nos ha quitado el yugo de la esclavitud de tal forma que podemos seguir a la estrella que es Cristo. Es interesante porque habla de la manifestación a los paganos, a los alejados; por ellos Dios se ha hecho carne. Esta es la justicia de la que habla el salmo responsorial. El Mesías se hace pobre, se hace indigente, nace como un pobre para salvar a todos los hombres. Por eso San Pablo a los Efesios dice: “Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.” Hermanos, el bautismo, el kerigma, el anuncio de la Buena Noticia, tiene poder de hacernos hijos de Dios.

Fijaros en el Evangelio dice que Jesús que nació en Belén, que en hebreo significa “casa de pan”. Nosotros, comiendo en esa casa, tenemos Vida Eterna, podemos saciar nuestra hambre de infelicidad. Y dice que unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando dónde está el rey de los judíos. Venían siguiendo una estrella que los condujo hasta Belén, una aldeíta muy pobre, pequeñísima. Jesús nace en medio de los pobres. Pero también la figura de Herodes es una Palabra para nosotros: cuántas veces hemos considerado a Jesús como un rival, uno que nos quiere quitar el trono de nuestra vida y arrebatar el poder sobre nosotros mismos; y no nos damos cuenta de que Jesús se ha hecho pecado, pobre, ha ocupado el último lugar, ha entrado como un niño. Por eso hermanos, descendamos a nosotros mismos, entremos en nuestro pesebre interior y encontraremos al Dios con nosotros, el Emmanuel.

Ahora bien ¿qué vienen cargando estos reyes? Vienen con la valentía inmensa de seguir esta estrella y de arrodillarse ante el Mesías. Le ofrecen oro, incienso y mirra: oro que significa que reconocen al verdadero Rey, incienso para adorarlo como el único Dios, y mirra, reconociéndolo como hombre; verdadero Dios y verdadero hombre. Hermanos, no tengamos miedo de seguir esta estrella, que es la verdad. Testigo de esta verdad ha sido nuestro Papa Benedicto XVI. Jesús es el único que ha vencido al demonio. Jesús se ha hecho pobre, se ha hecho humilde, nos ha salvado con su Encarnación.

Ánimo hermanos. Enhorabuena, que esta Epifanía llegue a los alejados, a los paganos, a los que están fuera de la Iglesia, esta es su gran misión. Hoy están cayendo las falsas seguridades en donde estaba anclado el cristianismo. Sigamos la estrella, que es Cristo, Él es nuestra seguridad. Sigamos a Jesús de Nazaret que nos ama y ha dado la vida por nosotros, Él es la verdad y la vida.
Que la bendición de Dios todopoderoso esté con todos ustedes.

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao




















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