Ofrecerse a sí mismo en sacrificio a Dios. |
Porque no hay sacrificio que obtenga mayores méritos y bendiciones, ni ofrecimiento más eficaz para borrar pecados, que ofrecerse a sí mismo en sacrificio a Dios en la Santa Misa y en la Comunión, juntamente con el Cuerpo de Cristo. Beato Tomás de Kempis |
El Pan de los ángeles. |
No en vano ha sido llamada la Eucaristía pan de los ángeles y vino que engendra vírgenes. Los jóvenes sobre todo necesitan de este divino remedio para contrarrestar el ardor de sus pasiones juveniles. P. Antonio Royo Marín O.P. |
Tenéis a Jesús mismo delante. |
Acabando de recibir al Señor, pues tenéis la misma persona delante, procurad cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del alma, y miraros al corazón. Santa Teresa de Jesús |
Exige que la fuerza del amor supere cada laceración. |
Cristo, presente en medio de nosotros en el signo del pan y del vino, exige que la fuerza del amor supere cada laceración y al mismo tiempo sea comunión con el pobre, ayuda para el débil, atención fraterna a cuantos están cansados para sostener el peso de su vida diaria. S.S. Francisco |
¡Cómo es glorioso tu cáliz! |
Señor, tú alegras mi mente de alegría espiritual. Cómo es glorioso tu cáliz que supera todos los placeres probados anteriormente. San Agustín |
La quinta esencia de todos los misterios de Cristo. |
La Santa Eucaristía es la perfecta expresión del amor de Jesucristo por el hombre, es la quinta esencia de todos los misterios de su vida. Santa María Goretti |
Una fuerza indecible. |
La oración, unida con ese divino sacrificio de la Misa, tiene una fuerza indecible; de modo que por este medio abunda el alma de celestiales favores como apoyada sobre su Amado. San Francisco de Sales |
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