Si alguna vez has presenciado una manifestación proaborto, has visto cómo gritan, montan carteles y vandalizan edificios públicos para llamar la atención. Por el otro lado, estamos los cristianos, que no nos atrevemos a contar la verdad del aborto o compartir (con caridad) argumentos provida.

Por alguna razón, compartir esos argumentos provida nos da miedo. Lo consideramos un tema delicado, difícil, triste, controvertido… Pero, aunque cueste, tenemos que atrevernos y volver a hablar del aborto.

Por esta razón, te comparto el siguiente video, un testimonio que incluye imágenes fuertes de un aborto, que nos muestra el mal que causa la ignorancia. Y cómo podemos estar participando sin saberlo.

El video fue realizado por Choice 42, una organización cristiana provida, que se dedica a conectar globalmente con madres y defender a sus hijos.

∗El video contiene imágenes muy fuertes

«No tenía idea de lo que iba a ver»

¿Te has preguntado alguna vez cómo pudo ser que los primeros cristianos convirtieran a los romanos? A una sociedad con costumbres peores que las actuales: bulimia, abortos, orgías… Como respuesta, no dudaron en arriesgar sus vidas para transmitir la Verdad, el mensaje de Cristo.

Aunque nuestras vidas no están en riesgo por hablar sobre Cristo ni sobre el aborto, por razones personales, familiares o emocionales hemos dejado de hacerlo. Y eso ha causado que muchas personas desconozcan qué es el aborto. Incluso hay católicos que no saben que el feto no es solo tejido, que no es parte de la madre, del sufrimiento del bebé y de la madre durante y después del aborto.

¿Qué podríamos hacer para transmitir la verdad sobre el aborto? Podrías empezar con tus hermanos y hermanas, ¿conocen ellos la realidad del aborto? Luego seguir por tus tíos y primos, luego tus amigos. Y no detenerte porque, aunque para ti sea muy obvio, hay muchas personas que han oído todo lo contrario.

Solo hace falta recordar las palabras del testigo: «No tenía idea de lo que iba a ver», o el de Abby Johnson, en la película Unplanned, para ver que incluso los mismos médicos no lo saben.

Hoy en día hay pocas voces que defiendan la vida, le hemos dejado el campo libre al aborto, y los pocos que saben la verdad, se quedan callados.

Transmitir la verdad

Creo que si a una madre le enseñaran la verdad, si le dejaran ver el ultrasonido, oír el corazón de su bebé, si le explicaran a detalle el proceso de (perdón por la palabra) descuartizar al bebé y los efectos del síndrome postaborto, nunca lo realizaría.

Si las madres que han cometido un aborto hubieran tenido la oportunidad de conocer que no soluciona nada, que no detiene el sufrimiento. Si tú y yo no tuviéramos miedo de hablar…

Si esperamos a que los doctores y las enfermeras, a que las revistas de ciencia o a que los políticos les expliquen qué es el aborto, nunca lo van a saber. Está en nuestras manos: entre los pocos que conocemos la realidad del aborto o, que al menos, tras haber visto el video sabemos su crueldad.

¿Cómo empezar a compartir argumentos provida?

Puedes compartir este artículo a tus familiares, amigos, compañeros de trabajo (a los que tengan la madurez para ver el video), montar un grupo provida en tu parroquia o unirte a uno existente, traer el debate del aborto, pero siempre con respeto y misericordia, y cuestionarte cuánto sabes tú mismo del aborto.

Cualquier cosa que, desde la misericordia (de reconocer a los demás como hijos de Dios), hagas para quitar el velo y el tabú que han impuesto sobre el aborto. Cualquier cosa para transmitir la verdad puede ayudar a cientos de miles de madres que no saben a dónde van, de padres y novios que no saben lo que recomiendan, de doctores que no saben en qué participan.

Y, sobre todo, de cristianos que lo promueven al no contar su testimonio, al no hablarle de estos temas a sus cercanos, al no decir nada por miedo, por «respeto», porque han sufrido…

De cualquier otra forma, estamos participando en el aborto. Si nos quedamos paralizados y en silencio, como el testigo del video, estamos dejando que atrocidades se cometan frente a nuestros ojos. Y, como él, tendríamos que decir «lo que yo le hice», porque hemos participado.

«No podía hacer nada»

Puede ser que estés pensando que esta lucha es inútil, que la sociedad no va a cambiar, que es imposible… ¿Imposible?, nos preguntaría Dios. Y nos recordaría ¿acaso no fui Yo quien convirtió a los romanos?, ¿no gracias a Mí se mantienen algunos gobiernos provida? ¿Acaso no fue eliminado el derecho al aborto en EE. UU. con el caso Roe vs. Wade?

Imposible para nosotros, por supuesto. Pero para Dios, todo es posible. No tenemos que olvidar que no estamos solos y, por lo tanto, no podemos ponernos «manos a la obra» sin apoyarnos en Él, sin pedirle ayuda, sin encomendar a las víctimas.

Y estoy seguro de que todos nos sorprenderemos, al igual que los primeros cristianos, al ver los frutos de una predicación que muchos consideran como vana.

catholiic-link