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viernes, 21 de julio de 2023

¿Qué es una comunidad católica? ¿Qué tipos hay y cómo ayudan a evangelizar? ¿Es opcional?

                             Preguntas y respuestas en el Encuentro Transforma,
                             con Cristy Salcedo, de Nunc Coepi



¿A qué llamamos "comunidad" en entornos católicos? ¿Cómo está cambiando el concepto y qué importancia tiene para evangelizar?

Ese fue el marco de un taller que impartió en el Encuentro Transforma de Alicante el 1 de julio Cristina Salcedo (Cristy) de la iniciativa de renovación pastoral de evangelización Nunc Coepi.

Cristy Salcedo, originaria de República Dominicana, se formó en la fe en la comunidad Siervos de Cristo Vivo, fundada por el padre Emiliano Tardiff, que incluye a sacerdotes pero sobre todo a laicos. En España se casó con Tote Barrera y recorrieron todo el país trabajando para Cursos Alpha, animando a estos encuentros de evangelización y formando evangelizadores. Ahora, desde Nunc Coepi, con el curso Pastores Gregis, ayudan a los sacerdotes a emprender la "conversión pastoral" que transforma las parroquias.

En el Encuentro Transforma, en un taller con unos 60 evangelizadores, planteó el tema de "la comunidad".

Durante años, cuando los católicos han hablado de "comunidad", se han referido a la Iglesia en general (todos formamos la comunidad que es la Iglesia) o a su parroquia.

Pero cada vez se usa para más entornos y se menciona más en relación a la evangelización. En el Documento de Aparecida de 2007 de los obispos del CELAM (América Latina y Caribe), que Benedicto XVI aprobó como una hoja de ruta de evangelización, aparece "comunidad" 233 veces en 300 páginas.

La "comunidad" no es un invento de pastoralistas modernos. Cuando Jesús quiso evangelizar y formar evangelizadores lo hizo creando una comunidad, 12 hombres que vivían con Él, a los que entrenaba, que le veían actuar y aprendían sus enseñanzas. Así, Marcos 3,14 dice: "Y designó a doce, para que estuvieran con El y para enviarlos a predicar". Se dan ahí las dos cosas: estar juntos con Él, y también salir a evangelizar.

Una definición y varios niveles

Cristy Salcedo da una definición de comunidad: "Grupo de personas con una misma visión, misión y pasión, un mismo corazón y espíritu, que muestran su amor en la convivencia".

Esto puede aplicarse a distintos niveles y con distinta intensidad. Ella misma señala varios niveles de comunidad cristiana:

1. La Iglesia: todos los creyentes, que se supone que se aman y tienen un mismo corazón, con Cristo.
2. La parroquia: viven en una misma zona, bastantes de entre ellos se conocen, se supone que se aman.
3. La comunidad de servicio: es el grupo de catequistas, el de voluntarios de Cáritas, las señoras que limpian... se conocen y realizan tareas juntos; se supone que se aman.
4. Una comunidad de vida: pueden tener votos y compromisos, o carecer de ellos, pero son un grupo pequeño, se conocen entre sí, no comparten sólo tareas sino sus inquietudes profundas, a menudo viven juntos, o pasan tiempo juntos con amistad, cercanía, intimidad...

El mismo Jesús vivió estos 4 círculos:

1. Una multitud enorme que le seguía y a la que atendía;
2. 72 discípulos a los que formó y envió a predicar;
3. 12 discípulos con los que vivió durante 3 años, preparó de cerca;
4. Un grupo de 3 íntimos: Pedro, Juan y Santiago, a los que llevaba a encuentros especiales.

4 características para una comunidad fuerte

En esa última categoría, la comunidad de íntimos, la que puede vivir una célula, grupo pequeño evangelizador, un convento o monasterio, etc... debe haber: unidad, amistad, complementariedad, crecimiento y pertenencia.

1. Unidad: en su visión y misión y carisma, unidos en Cristo (recordando su enseñanza: "Yo soy la vid y vosotros los sarmientos");

2. Amistad: la Biblia alaba la amistad; por sociología y psicología, parece que entre los jóvenes es más fácil de conseguir esta comunidad basada en amistad; entre los adultos mayores cuesta más. Son amigos verdaderos, sinceros, que se juntan por su amistad pero también por el Señor. Un cristiano puede mostrarse vulnerable, hablar con sinceridad, con estos amigos.

3. Complementariedad: "Somos como un solo cuerpo pero con muchos miembros", explica San Pablo a los Corintios, y cada miembro cumple unas funciones (mano, pie) y no puede decir que no necesita del otro. En una comunidad se busca entender los dones, capacidades y servicios de cada uno, y valorarlos, y hacer que se complementen.

4. Crecimiento: la comunidad existe para que el cristiano aprenda y madure. El documento de Aparecida, en su punto 277, dice: "el discípulo es alguien apasionado por Cristo, a quien reconoce como Maestro". Un discípulo es alguien que crece a los pies de su Maestro... y, a medida que madura, trae a otros y los forma como discípulos. El discípulo busca madurar, y no quedarse eternamente inmaduro.

Cristy denuncia algo que ve que sucede a menudo con cristianos que disfrutan de cosas de Dios, pero no maduran. "Muchos cristianos van a bonitas experiencias de Dios, de tal retiro a tal peregrinación, pero son experiencias pasajeras. No se comprometen con una comunidad, van de un sitio a otro... ¡pero es en la comunidad donde se puede crecer!"

El documento de Aparecida se subtitula "Discípulos y misioneros de Jesucristo" y usa cientos de veces la palabra "discípulos". Se supone que un cristiano debe madurar para ser discípulo.

¿Cómo se define "discípulo"? "Discípulo es el que ha tenido un encuentro firme con Jesús, está desarrollando su conversión, crece en el discipulado, se compromete en la comunidad y sirve en la misión", enumera Cristy.

La comunidad, además, aporta una "pertenencia". Da identidad, "sabemos que somos de tal grupo, carisma o tradición. Hoy muchos jóvenes sufren por falta de identidad. Pertenecer a una identidad les da capacidad de compromiso. Hoy a la gente le cuesta mucho priorizar cosas importantes para el cristiano, como la fe, la evangelización y la Iglesia. La comunidad ayuda a poder hacerlo", detalla Cristy.

Un encuentro de la comunidad Familias Invencibles en 2022

Un encuentro en 2022 de la comunidad Familias Invencibles (abierto a amigos y otras familias); en la comunidad, los hermanos se conocen, se apoyan y pueden sincerarse. También crecen juntos en el seguimiento a Jesús.

Integrar comunidades dentro de las parroquias

Antiguamente, en el mundo rural, cuando una parroquia cubría todo un pueblo, con 200 o 600 o 800 habitantes, cuando todos se conocían y eran parientes entre sí, la parroquia era prácticamente una comunidad en sí, de forma natural.

En ciudades más grandes, además, solían crearse cofradías ligadas a un oficio, un patrón o una devoción, para el auxilio mutuo y la amistad más cercana. Las terceras órdenes de las congregaciones religiosas podían funcionar también como comunidades.

Hoy las parroquias cubren territorios con decenas de miles de personas, de las que sólo unos pocos cientos acuden a los oficios, y que a menudo no se conocen entre ellas. En España y otros lugares hay mucho individualismo: un feligrés casi no sabe sobre los que se sientan a su lado en misa.

Con la Nueva Evangelización, en las últimas décadas, dentro de una misma parroquia pueden surgir distintas comunidades ligadas a movimientos, espiritualidades, sensibilidades, incluso a la edad (adolescentes, matrimonios con niños pequeños...).

Un párroco ha de poder alimentar esas comunidades, para "que se entrelacen entre sí, con pertenencia y corresponsabilidad", pide Cristy.

Las dificultades

Tanto Cristy como los asistentes al taller, conocedores de parroquias en plena conversión pastoral que prueban nuevas formas de discipular a los feligreses, señalaron retos y dificultades que ya se han constatado:

1) Cuando cambian al párroco, y el nuevo párroco arrincona o desmantela las comunidades que encuentra;
2) Cuando el párroco no consigue dar una visión conjunta a las diversas comunidades (compartimentos estancos);
3) Cuando cada grupo considera que no necesita nada del otro, ni integrarse (contra lo de 1 Co 12: "el ojo no puede decir a la mano: 'no te necesito', ni tampoco la cabeza a los pies").

Otro reto es, simplemente, que los feligreses sean individualistas, no quieran ir más allá de su casa y su familia, y piensen en la parroquia como un lugar que es "expendedor de servicios". Esa mentalidad debilita mucho a la Iglesia.

"En el ADN del cristianismo está el evangelizar, el discipular y el crear comunidad, eso no puede cambiar", insiste Cristy. Las formas concretas pueden ser distintas según la época, lugar y personas. "Lo más importante es plantearse como católicos, tú, yo, cada uno, si deseas tener hermanos verdaderos, cercanos, para misionar juntos y crecer juntos".

"Cada parroquia, con su pastor a la cabeza, debe discernir el espacio que da a la vida comunitaria. Y en encuentro de evangelización, como este, vale la pena explorar lo que hacen en otros lugares, lo que funciona y no funciona, pero siempre sabiendo que ser evangelizadores, discipuladores y comunitarios es parte esencial de la Iglesia", explicó a modo de conclusión.

Los párrocos y pastores pueden profundizar más sobre renovación pastoral, discipulado y encaje con comunidades a través de Nunc Coepi y su curso Pastores Gregis.

Pablo J. Ginés, ReL

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