44. La nueva siderurgia
(comunión)
Dos muchachos en un país de las misiones
estaban en el puente peatonal muy cerca a la nueva siderurgia. Debajo de ellos
pasaba un tren de carga para entrar luego a la fabrica. Vagón tras vagón está
cargado de piedras pesadas. Algunos llevaban aún tierra y raíces. Pero debajo
de la tierra y las raíces se ve un brillo como de plata. Los dos miran la carga
y preguntaban: "¿Qué hacen con estas rocas en la fabrica? ¿Acaso las
parten y sacan así el hierro?" "No, dijo el mayor, estas rocas las
echan al horno y las funden para sacar el hierro". El más pequeño sólo
reía: "Con estas rocas se apaga el horno. Esto lo puedes ver cuando se
cocina con leña". El otro le explicó: "En estos hornos el fuego es
tan fuerte que hace que se fundan las rocas de metal".
Los dos muchachos subían una colina. Allí
vieron una serie de torres que son los hornos. Se veía como ardía el fuego en
ellos. Continuamente salían las llamas hacia arriba. Entonces vieron los
muchachos como carros llenos de la "roca" se descargaban en cintas
transportadoras y como estas las transportaban a los hornos. "Ahora
abrirán un horno", dijo el mayor. Se escuchaba primero unos golpes, luego
como un silbido. Mucho vapor subió al cielo y luego como la lava de un volcán
salía el hierro líquido en un chorro de fuego. "Ahora han dejado que el
metal liquido entre en los moldes", dijo el mayor. " ¿Por qué?",
dijo el menor. "Cuando el hierro se enfría hay planchas, barras y rieles
de metal". "El dios del fuego lo saca todo de las rocas", se
admiró el pequeño.
Cuando bajaban de la colina dijo el mayor:
"Dijiste "dios del fuego" hace un momento. Más correcto sería
decir "Dios por medio del fuego que ha creado". Por si acaso, mañana
viene el sacerdote a la capilla. Allí sucederá algo similar." "Estás
exagerando". "Has pensado alguna vez lo que pasa en la santa
comunión, le pregunta con calma el mayor, allí estamos los hombres que somos
una nada de piedras y tierra y escombros, de pobreza, culpa y penuria. Entonces
viene el Salvador, la Luz de la Eternidad, el Fuego de Dios. Él nos penetra con
su fuego. Así lo precioso que hay en nosotros se licua. Somos capaces de hacer
el bien entre los hombres".
¡La nada humana es unida con el Fuego de
Dios! En el calor de Dios es formada y fortalecida. Esto se dice en el lenguaje
de la Misa: Comunión. Jesús viene y se hace nuestra fuerza.
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