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martes, 11 de septiembre de 2018

Lo mejor que puedes hacer cuando tu cónyuge está teniendo un mal día

No des por sentado que “cuando mamá (o papá) no está contenta, nadie está contento”

COUPLE,ARGUES
Las personas casadas lo compartimos todo: el espacio, el tiempo, la vida, incluso nuestros cuerpos. A veces me olvido de que no tenemos que compartir también nuestro mal humor. Porque, sinceramente, si mi marido se levanta de la cama con mal pie por la razón que sea, mi primer pensamiento es, por desgracia: “Ea, la mañana echada a perder”. Si está de bajón, doy por sentado que yo también voy a absorberlo.
Porque a ver, vivimos juntos. Si hay una nube amenazando lluvia sobre su cabeza, definitivamente yo me voy a mojar, ¿verdad? No necesariamente. Lo mejor que podemos hacer por un cónyuge malhumorado o con un cable cruzado es tratar de no dejar que su estado de ánimo nos infecte al resto de la familia. 
Eso no significa ser antipáticos o menospreciar su estado de ánimo porque “no es mi problema”, sino desafiar la asunción de que “cuando mamá (o papá) no está contenta, nadie está contento”.
Una vez alguien personificó ante mí esta lección y se me quedó grabado. Su marido estaba teniendo un día horrible —estaba tenso y frustrado y nada le salía bien— y ella dijo alegremente: “Bueno, ese es su mal día. No significa que los demás tengamos que tener un mal día también”. Ella no estaba siendo menos cariñosa, ni de lejos. El sufrimiento de su marido era del todo importante para ella, pero eso no significaba que ella tuviera que participar de él.
De hecho, el mayor gesto de amor que puedes hacer por tu cónyuge en esa situación es tratar de impedir que su estado de ánimo te infecte. Así tu cónyuge no tiene que añadir culpabilidad a su lista de cosas que le hacen sentir mal. Él (o ella) puede ver que mientras tú te solidarizas con sus problemas, tú no estás resentida con él por haberte deprimido a ti también, porque no lo ha hecho. Y tener una pareja alegre puede ayudar a que un mal día mejore más que cualquier otra cosa.
Sé con certeza que cuando mi estado de ánimo está por los suelos, es un alivio enorme poder ver que al menos todos los demás están bien. Me da el espacio que necesito para sentir mis sentimientos, sin tener la presión de “superarlo” antes de estar preparada. Así que estoy tratando de extender la misma gracia al resto de mi familia.
Más allá de cuestionar la suposición habitual de que ambos vais a caer, un poco de cuidado propio intencional es de gran ayuda. Si no tienes manera de ayudar a tu cónyuge a recuperarse, entonces lo mejor que puede hacer es cuidar de ti misma.
¿Qué te mantiene alegre? Para mí, por lo general, es un tiempo a solas o salir de casa o hacer un pastel nuevo, pero puede ser cualquier cosa. Mantener tu propio espíritu en alto no es ser egoísta; es una manera real de ayudar a toda tu familia. Cualquiera que sea tu versión de cuidado propio, es la manera más real de cuidar de las personas que amas cuando no puedes ayudar a solucionar sus problemas.
Anna O'Neil, Aleteia
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