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domingo, 30 de septiembre de 2018

Fidelidad y castidad entre enamorados y en el matrimonio


castidad

Seguro a más de uno le resulta difícil hablar de la castidad en el matrimonio porque hay muchos prejuicios y desconocimiento al respecto y porque la verdad es que lo ven como algo negativo, retrógrado e incluso algunos lo consideran antinatural. 
Por otra parte, es probable que si lees este post, es porque estás dando la pelea y necesitas recursos para salir victorioso o ya estás casado y sientes que has superado todo, por lo tanto ahora estás buscando recursos para acompañar a aquellos jóvenes que luchan por mantener su sexualidad a raya.
La castidad no es una negación de la sexualidad, sino que, como fruto del Espíritu (Gálatas 5, 22-23). Es la virtud que nos ayuda a orientar el instinto y el deseo sexual al servicio del amor y a integrarlo al desarrollo de la persona.

Muchas veces se confunde la castidad con la abstinencia sexual. Quien es casto no es quien no tiene relaciones sexuales. Quien no las tiene es una persona célibe, pero no es necesariamente casta. Entonces te preguntarás: ¿Estando casados podemos ser castos? y yo te respondo: ¡absolutamente y es súper necesario que lo seas!
Muchos jóvenes creen que al casarse se ha terminado toda su lucha por cuidar de su sana sexualidad, la cual traducen en «no tener relaciones sexuales», por lo tanto, ahora ya casados, es como si tuvieran un freepass para hacer todo lo que se les venga en gana.
«Los que os hablan de un amor espontáneo y fácil os engañan. El amor según Cristo es un camino difícil y exigente. El ser lo que Dios quiere, exige un paciente esfuerzo, una lucha contra nosotros mismos» (San Juan Pablo II, Lourdes 1983).
La castidad implica esfuerzo y lucha contra uno mismo. Supone fortalecer el carácter y la voluntad, implica ser verdaderamente libre y no ser gobernado por mis deseos; por lo tanto implica tener dominio de sí mismo. ¿Te ha pasado que pierdes el control de ti mismo, de tus sentimientos y de tus deseos? ¡Eso es justamente lo que no tiene que pasar!
En el matrimonio hay muchas situaciones en donde la castidad se convierte en un tema protagonista y, si queremos hacer la voluntad de Dios, debemos hacer nuestros esfuerzos por amarnos cuidando y teniendo dominio sobre nuestra sexualidad. Hay situaciones muy cotidianas en miles de matrimonios que son momentos en los que, viviendo la castidad, podemos santificarnos como esposos, o en cambio, estar constantemente frustrados, amargados y buscando alternativas (fuera del matrimonio) para ahogar nuestros deseos. Acá te enumeramos algunos:
Cuando uno de los esposos por razones de trabajo debe estar fuera mucho tiempo (mineros, conductores, empresarios, etc.).
Cuando una situación de salud, sobre todo en enfermedades graves, hace que la vida sexual se postergue.
El tiempo post natal, cuando apenas el bebé tiene unas cuantas semanas de nacido.

También te invitamos a que puedas hacer el ejercicio de pensar en situaciones dentro de tu vida matrimonial en las que la castidad ha salido al rescate del amor. Y en las situaciones que como pareja de enamorados, se prepararon para vivir la castidad en el matrimonio. Te proponemos una reflexión íntima muy personal, pero si deseas compartir tu testimonio en los comentarios, seguro será de mucha bendición para todos nosotros 🙂


Castidad Evert

Sebastián Camplos, catholic-link





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