
Steven McDonald tiene 29 años, lleva pocos meses casado y espera un hijo. Es policía en Nueva York. Un día de verano en Central Park, un chico a quien detuvo le dispara. Termina paralizado. Solo en el perdón encontrará nueva fuerza para continuar viviendo. Y para contagiar con su vida la de muchos otros. “No dejes que la rabia destruya tu corazón, deja que venza el amor”.
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