Entradas populares

viernes, 18 de enero de 2019

¿Sabes en qué momento te ataca el demonio? (un testimonio fuerte)




Crecí escuchando que los tres grandes enemigos del alma son: El mundo, el demonio y la carne. Por mucho tiempo escuché sobre el mundo y la carne, pero del demonio, era como un tabú en la Iglesia. No se hablaba de él.
Hoy, por fin, después de mucho tiempo, un sacerdote en su homilía nos habló del demonio. Se detuvo en la homilía y dijo: “Les debo hablar del demonio, para que estén alertas y sepan cómo defenderse.  No podemos vivir ignorando su existencia”.
El demonio es llamado el padre de la mentira, el tentador, el seductor. Y es bien conocida su habilidad para hacernos caer en las tres tentaciones básicas, que para mí son:
  1. La sensualidad
  2. El afán por el dinero
  3. El orgullo /amor propio.
Las tres son muy peligrosas. Sobre todo, la sensualidad. Basta que uno encienda su ordenador para que aparezcan imágenes que no has buscado. Te llega como un virus la pornografía. Me duele porque recuerdo que cada persona es un templo de Dios. Tu cuerpo es sagrado. No seré capaz de juzgar a nadie por lo que haga, uno no sabe la cruz que cada cual lleva a cuestas. Y esas pobres almas… hijos de Dios… A veces me detengo a rezar por ellos.
Como el demonio es astuto espera paciente el momento indicado para actuar y tener éxito.
El tentador no vive en los parámetros nuestros, de tiempo, por lo que se puede sentar en una esquina tranquilo, esperando. Quiere tu alma, destruir tu vida y hará lo que sea por lograrlo. Sembrará la duda, la incertidumbre y te llevará a cuestionar a Dios. ¡No te dejes! Vales mucho a los ojos de Dios.
Conozco personas que han caído en sus trampas. Percibes en ellos la duda, en vez de la certeza de Dios y quieren sembrar en ti esa duda.
Es como ese pecado repetitivo que muchos tenemos y que solemos caer en él una y otra vez, y lo confesamos cada vez que vamos al confesionario. ¿Quién piensas que está detrás de eso que te encadena?
La paz viene de Dios, la incertidumbre y la angustia no.
Las tentaciones de Jesús en el desierto son la clave para entender en qué momento nos ataca el demonio, como un perro con rabia.
“Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.» “Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»(Mateo 4, 2-4)
¿Te diste cuenta?
Tentó a Jesús después de 40 días de ayuno, cuando estaba agotado, con hambre, débil.  Igual hace contigo. Llegan las situaciones difíciles, te sientes abandonado por Dios, te rebelas y es en ese momento cuando sutilmente te llega la tentación, tratando de engañarte, hacerte ver que en este mundo te irá mejor que confiando en Dios.
¿Y cómo puedes fortalecerte?
Hace mucho aprendí que para vencerlo eran muy eficaces: la lectura de la Palabra de Dios, la oración, las ayudas de nuestra Madre del cielo, y de nuestro Ángel de la guarda a quien a menudo invoco. No olvidemos a san Miguel Arcángel.
¿Podemos vencerlo? Lee en las Escrituras las Tentaciones de Jesús en el desierto. Él nos enseña cómo. Se puede, No es invencible.
¡Ánimo! ¡Somos hijos amados de Dios y nunca nos abandonará!
Ten vida sacramental. Valora tu estado de gracia. Dios cuidará de ti.
Claudio de Castro, Aleteia














No hay comentarios:

Publicar un comentario