Evangelio según San Lucas 16,19-31.
Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. |
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, |
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. |
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. |
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. |
Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'. |
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. |
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'. |
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, |
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'. |
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'. |
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'. |
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'". |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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San Claudio de la Colombière (1641-1682) |
La felicidad y los deseos del alma
La felicidad de la otra vida es el cumplimiento de todos los deseos. La felicidad de esta vida es el anonadamiento de todos los deseos. (…) |
Los deseos crecen a medida que obtenemos lo que hemos deseado. La posesión de lo que hemos deseado alimenta nuestros deseos, sin saciar el alma. Seducida para los sentidos y las falsas opiniones de los hombres, el alma desea que esta carga la satisfaga. Pero viendo que sólo es como una gota de agua en un abismo, va hacia otros objetos que los sentidos le representan como bienes capaces de llenarla. El mal rico sólo pedía una gota de agua, era todo su deseo. Los dejo pensar, si creen que así hubiera calmado su sed. Si dudas, no. Si tuviéramos la realización de todos nuestros deseos en esta vida, no pensaríamos más en la otra. Por eso Dios, que nos ama, dispone la situación de otra forma. (…) |
¿Llegamos a la verdadera felicidad en este mundo? Los placeres del mundo que sacian al principio, sus honores, gloria y riquezas, al final no sacian. Todos esos falsos bienes que a veces desagradan y otras veces dan hambre, pasarán como humo. El recurso a ellos es siempre turbado por una mezcla de males infinitos y por la imagen terrible de la muerte, en la que terminan. Ellos no pueden dar la verdadera felicidad. (EDD) |
Oración
Dios omnipotente y misericordioso, Señor del Universo y de la historia humana.
Todo lo que has creado es bueno, y tu compasión por el hombre, que te abandona una y otra vez, es inagotable.
Venimos hoy a implorarte que ampares al mundo y a sus habitantes con la paz, alejando de él el destructivo oleaje del terrorismo, restaurando la amistad y derramando en los corazones de tus criaturas el don de la confianza y la prontitud para perdonar.
Dador de la vida, te pedimos también por todos los que han muerto, víctimas de los brutales ataques terroristas. Concédeles la recompensa y la alegría eternas. Que intercedan por el mundo, sacudido por la angustia y desgracias.
Jesús, Príncipe de la Paz, te rogamos por los heridos en los ataques terroristas: los niños y los jóvenes, las mujeres y los hombres, los ancianos, las personas inocentes y los que han sido agredidos por casualidad. Sana su cuerpo y el corazón, que se sientan fortalecidos por tu consuelo, aleja de ellos el odio y el deseo de la venganza.
Santo Espíritu Consolador, visita a las familias que lloran la pérdida de sus familiares, víctimas inocentes de la violencia y el terrorismo. Cúbreles con el manto de tu divina misericordia. Que encuentren en Ti la fuerza y el valor para continuar siendo hermanos y hermanas de los demás, especialmente de los extranjeros y los inmigrantes, testimoniando con su vida tu amor.
Mueve los corazones de los terroristas para que reconozcan la maldad de sus acciones y vuelvan a la senda de la paz y el bien, el respeto por la vida y la dignidad de cada ser humano, independientemente de su religión, origen o status social.
Dios, Eterno Padre, escucha compasivo esta oración que se eleva hacia Ti entre el estruendo y la desesperación del mundo. Llenos de confianza en tu infinita Misericordia, confiando en la intercesión de tu Santísima Madre, fortalecidos con el ejemplo de los beatos mártires de Perú, Zbigniewa y Michała, que has convertido en valientes testigos del Evangelio hasta derramar su sangre, nos dirigimos a Ti con gran esperanza, suplicando el don de la paz y pidiendo que alejes de nosotros el látigo del terrorismo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.
- Papa Francisco, Oración durante la visita a la Basílica de San Francisco, 30 de julio de 2016
Usado con permiso. © LIBRERIA EDITRICE VATICANA
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