El milagro que sirvió para su beatificación y otros frutos de su intercesión
Muchos niños de colegios, catequesis infantil y de adolescentes
visitaron las reliquias de Lolo en 2021, en su Centenario en Jaén y Linares
El 3 de noviembre de 1971 moría con 51 años en su casa de Linares (Jaén) Manuel Lozano Garrido, Lolo para sus amigos. Desde los 22 años sufría una grave enfermedad que le había ido llevando a la parálisis casi absoluta y a la ceguera, con dolores continuados.
Con buen ánimo cristiano, humor y oración, todo lo ofrecía a Dios, especialmente por los periodistas y la prensa católica. Solía rezar y meditar con un crucifijo y murió con él en sus manos.
Al año de morir Lolo, otra tragedia golpeó a otra familia de Linares. Su hijo, un niño, enfermó de gravedad. En Madrid, el mejor cirujano de la ciudad le hizo 4 operaciones en una semana, dejándole sólo un tercio de su intestino. La última operación, todos lo sabían, era ya a vida o muerte. Esta familia consiguió el crucifijo con el que Lolo había rezado y meditado tantos años y lo puso bajo la almohada del niño.
"A los siete días el niño estaba sano en casa", explica a ReL Rafael Higueras, el sacerdote postulador de la causa de canonización de Lolo. Su recuperación, considerada inexplicable, fue la que permitió beatificar a Lolo en 2010.
"En realidad, encontramos ese milagro 'de chiripa'", admite el postulador. "Lo supimos por los padres, que nos lo contaron: 'Nuestro hijo estaba muy mal y pusimos el crucifijo y pasó esto...'. Y, claro, eso aceleró mucho la beatificación de Lolo, porque ya teníamos un milagro desde el principio".
¿Y el niño milagrado? "Pues creció y fue árbitro internacional de tenis. Vino a la exhumación de los restos de Lolo, unos días muy felices, con el obispo Del Hoyo, que estaba exultante. Aquel niño hoy ya se habrá jubilado", comenta Higueras.
A la búsqueda del milagro para canonizar
Ahora se necesita un segundo milagro para canonizar a Lolo. Y el postulador va recibiendo historias de sanaciones, conversiones y favores atribuidos a su intercesión desde el Cielo, liberado de sus duras ataduras terrenales. El crucifijo del primer milagro sigue circulando.
Así, en febrero de 2022 se ordenaba como diácono permanente un médico de Cádiz. "Le dejé el crucifijo que tenía Lolo cuando murió, porque estuvo aquí en Jaén dando una charla, me explicó que estaba tratando a un niño terminal, de 5 años, y me enseñó la foto del niño", explica Higueras.
"También vino a verme un niño de Málaga, un angelito de 4 años, que le cortaron la pierna. Se ha recuperado bien, lo ves correr con su pierna ortopédica, pero esta curación es más difícil de presentar en Roma", admite.
El sacerdote Rafael Higueras, postulador de la causa del beato Lolo, con sus reliquias; aunque suelen estar en Santa María, en Linares; aquí estaban en la catedral de Jaén por el centenario de Lolo
Sanación de adicciones y conversiones
A veces, la sanación y la conversión van juntas. "Yo he encomendado a Lolo la sanación de dos alcohólicos", comenta Higueras. El alcoholismo incluye un nivel de esclavitud, también a nivel físico, que un santo que pasó años paralizado, sin control apenas de su cuerpo, puede entender.
A veces, llegan testimonios de países lejanos. "Tengo 14 cartas que me envió un hombre en apenas 3 días. Era director de un periódico sudamericano. Lo que cuenta es una conversión total. Había estado en la cárcel, fue ladrón, drogadicto... nos cuenta toda su confesión. Pasaba media vida en la cárcel y la otra media en el hospital, intentando desintoxicarse de la droga. Dos amigos suyos de Jaén le hablaron de Lolo, así que le pidió que lo desenganchara de la droga. Y sucedió: hubo conversión y hubo sanación de su adicción", afirma Higueras.
Desde el Cielo, el beato Lolo toca corazones y hace milagros, pero a los cristianos de a pie también se les pide actuar, porque el proceso de beatificación y luego el de canonización se ha basado en el esfuerzo de sus amigos, vecinos y devotos, laicos.
Llevar un amigo a los altares
En 1993 en Roma se beatificó a Pedro Poveda, sacerdote fundador de la Institución Teresiana, que también era de Linares. Eso animó a los amigos de Lolo a impulsar su beatificación. Juan Sánchez Sánchez, operario diocesano en el Colegio Español de Roma, su asesor allí, dijo a Higueras: "La vida de Lolo es maravillosa, pero si no tenéis un millón de pesetas, ni empecéis". "Se ve que se me puso la cara blanca", recuerda Higueras.
"El verdadero milagro es que pudimos mover y pagar todo lo necesario, porque Linares respondió de manera muy hermosa. Es un pueblo peculiar: allí se fundó la primera caja de ahorros de España, para atender a los mineros. También allí se fundó el primer banco español fuera de Madrid. Y la primera Acción Católica fuera de Madrid. El caso es que acudí allí a un gran encuentro de Acción Católica cuando se celebraba el centenario de la parroquia de San Francisco, donde se había formado Lolo y muchos jóvenes de Acción Católica. Yo había sido el último consiliario de Acción Católica antes de reorganizarse en grupos especializados. Y les dije: "Si un día Lolo es beatificado, hablaremos de la santa juventud de Acción Católica... pero, ahora, ¡rellenad estas hojas con los datos de vuestro banco y ahí os domiciliaremos cada mes para financiar el proceso de beatificación!"
Rafael Higueras y promotores de Amigos de Lolo en una foto de 2018
Higueras explica que aún hoy esos amigos de Lolo (muchos ya ancianos) y sus familias aportan unos 20.000 euros al año para divulgar su figura y "para cuando salga el milagro", y la canonización.
En Cuaresma, el padre Higueras anima a rezar el Via Crucis con textos de Lolo, los textos rezados y meditados de un cristiano que amaba las palabras y amaba a Cristo. Se puede seguir en texto, en PowerPoint o en PDF aquí en AmigosdeLolo.com .
Pablo J. Ginés, ReL
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