Evangelio según San Lucas 1,26-38.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, |
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. |
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". |
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. |
Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. |
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; |
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, |
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". |
María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". |
El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. |
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, |
porque no hay nada imposible para Dios". |
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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Santa Catalina de Siena (1347-1380) |
¡Dios llama a la puerta de tu libertad!
María, en ti aparece hoy la fuerza y la libertad de Dios. Después de la deliberación del Consejo divino, tan grave y grandioso, el ángel es enviado a ti para revelar el misterio de ese Consejo y pedir tu adhesión. El Verbo sólo desciende en tu seno cuando has dado tu consentimiento. Espera a la puerta de tu voluntad, que quieras abrir al que desea venir en ti. No habría jamás entrado si no le hubieras abierto con tu respuesta: “Yo soy la servidora del Señor. Que se cumpla en mí lo que has dicho” (Lc 1,38). |
¡Prueba evidente de la fuerza de la libertad de nuestra voluntad! Sin ella no se puede producir ni mal ni bien. Tampoco existe demonio o criatura que la coaccione al pecado, si ella no quiere. Nada la puede forzar a realizar el bien si ella lo rechaza. Si, la voluntad humana es libre y nada la puede reducir al mal o llevar al bien sin su consentimiento. María, el Dios eterno llamó a la puerta de tu voluntad y si no hubieras querido abrir, no se hubiera encarnado en ti. |
Ruborízate alma mía, viendo hoy a Dios mismo emparentarse a ti en María. Hoy puedes ver que aunque fuiste creada sin haberlo pedido, sólo serás salvada si lo consientes. Dios llama a la puerta, espera que María consienta en abrir. (EDD) |
Oración
Dios te salve, María....
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