Evangelio según San Lucas 18,35-43.
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. |
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. |
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. |
El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". |
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". |
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: |
"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez". |
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado". |
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios. |
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
San Rafael Arnáiz Barón (1911-1938) |
«El ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios»
Tengo un tesoro tan grande, querida hermana… Quisiera dar gritos de alegría y decirle a toda la creación…, alabad al Señor…, amad al Señor…, es tan bueno, es tan grande…, es Dios. […] El mundo no ve; es ciego y Dios necesita amor, mucho amor. Yo no puedo darle todo, soy pequeño, me vuelvo loco. Quisiera que el mundo le amase, pero el mundo es su enemigo. |
Señor, qué suplicio tan grande; yo lo veo y no lo puedo remediar… Yo soy muy pequeño, insignificante, el amor que te tengo me abruma. Quisiera que mis hermanos, mis amigos, todos, te amasen mucho, […]. |
Qué pena da el ver a los hombres que, al ver pasar a la comitiva de Jesús y sus discípulos, permanecen insensibles… Qué alegría tendrían los apóstoles y los amigos de Jesús, cada vez que un alma veía claramente, se desprendía de todo y se unía a ellos y seguía al Nazareno, que lo único que pedía era un poco de amor. |
¿Vamos nosotros a seguirle, querida hermana?... Él ve nuestra intención y nos mira, se sonríe y nos ayuda… Nada hay que temer. Iremos para ser los últimos de la comitiva que pasa por tierras de Judea, calladitos, pero alimentados con un amor enorme, inmenso a Jesús… Él no necesita ni palabras, ni ponernos a su alcance para que nos vea, ni grandes obras ni nada que llame la atención… Ser los últimos amigos de Jesús, pero los que más le quieren. (EDD) |
Oración
Confiando en Tu bondad, Oh Dios, humildemente te pedimos, por la intercesión de Tu sierva Santa Lucía, que nos brindes perfecta visión a nuestros ojos, para que puedan servir aTu honra y gloria, y por la salvación de nuestra alma en este mundo para gozar de la luz perenne del Cordero de Dios en el Paraíso.
Santa Lucía, Virgen y mártir, escucha nuestras plegarias y atiende nuestras peticiones.
Amén.
(lanoticia.com)
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