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domingo, 27 de noviembre de 2022

Evangelio del día - ¿No sería muchísimo mejor escucharlo, junto con la familia, proclamado en la Misa Presencial y recibir la Santa Comunión?


 

Evangelio según San Mateo 24,37-44.

En aquél tiempo Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé.
En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca;
y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.
De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado.
De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Bulle

Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157)
abad cisterciense
Segundo sermón para el Adviento, 2-4; PL 185, 15-17


”Estad preparados, porque a la hora en que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.” (Lc 12,40)

Esperamos el aniversario del nacimiento de Cristo. Según la promesa del Señor, lo veremos pronto. La Escritura espera de nosotros una alegría espiritual tal que, elevándonos por encima de nosotros mismos, salte de gozo al salir al encuentro del Señor...Incluso antes de su llegada, el Señor viene a vosotros. Antes de manifestarse al mundo entero viene a vosotros en una visita íntima, porque ha dicho: “No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros.” (Jn 14,18)
Verdaderamente hay una venida del Señor frecuente e íntima, según el mérito y el fervor de cada uno,  que durante este período intermedio entre su primera venida y su vuelta el último día nos configura a la primera y nos prepara a la segunda. Si el Señor viene a nosotros ahora es para que su primera venida no quede inútil y la última no sea la venida de su cólera. Por su venida actual, en efecto, se pone a reformar nuestro orgullo según el ejemplo de su humildad en la primera venida y, luego, a reformar nuestro cuerpo humilde a la imagen del cuerpo glorioso que nos mostrará a su vuelta. Por esto debemos implorar con todas nuestras fuerzas y pedir con fervor esta venida intermedia que nos da la gracia de la primera venida y nos promete la gloria de la última...
La primera venida fue humilde y escondida, la última será esplendorosa y magnífica. La venida de la que hablamos está escondida, pero es igualmente magnífica. Digo “escondida”, no porque sea ignorada por aquel en quien tiene lugar, sino porque se realiza en el secreto del alma... Llega sin ser visto y se aleja sin que uno lo perciba. Su presencia es luz del alma y del espíritu. En el alma se ve al invisible y se conoce al incognoscible. Esta llegada del Señor traspone al alma de quien la contempla en una dulce y dichosa admiración. Entonces, del fondo del hombre brota el grito: “Señor ¿quién se compara a ti?” (Sal 34,10) Lo saben quienes han experimentado su venida y, quiera Dios, que los que no lo hayan experimentado puedan experimentar el deseo de su venida. (EDD)

Oración

Pido en oración que llegue el fin del mundo porque quiero un mundo mejor. Quiero la venida de Cristo. Quiero el reino de paz. Quiero que llegue el momento en que todo hombre pueda vivir en paz y con un espíritu de fe, de humildad y de oración. Amén 






















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