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sábado, 26 de noviembre de 2022

Tres sencillos consejos para vivir un mejor matrimonio según el P. Guillermo Serra

 

Pbro. Guillermo Serna, LC.

Yo estuve un año sin ir a misa, con 17 años, y dije «No vuelvo a ir a misa hasta que sepa lo que está pasando».Ahora no voy a misa, ahora celebro misa. todos los días.

(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 18.11.2022).- En el marco del Congreso Mundial de las Familias 2022 en Ciudad de México. ZENIT entrevistó al padre Guillermo Serra, de los Legionarios de Cristo, quien es especialista en espiritualidad matrimonial. Precisamente sobre el campo del matrimonio le pedimos ofreciera algún consejo a los lectores de nuestra agencia, a lo que accedió.

«En un primer consejo es muy sencillo: estar abiertos a Dios, porque muchos se casan por la Iglesia, pero después se les olvida que Dios está presente en el matrimonio y quiere darles muchos regalos. Nada más que Dios es tan sabio que esos regalo se los da a través del esposo y de la esposa, pero tú no puedes tomar esos regalos, sino que esos regalos que tú necesitas para tu matrimonio te los tiene que dar tu esposo o tu esposa», dijo. Y agregó: «a mí me gusta hablar de la mesa de regalos del matrimonio cuando te casas y que también hay una mesa espiritual. Esa mesa espiritual con todo lo que Dios quiere dar a los esposos, no puedes llegar tú y tomarla, sino que tu esposo tiene que tomar lo que es para ti y dártelo, y tú tomar lo que es para tu esposo y dárselo, por eso es tan importante la comunicación, la comunión, el tener un centro espiritual en el hogar donde puedes comunicarte con Dios y pedir esas gracias y muchos se olvidan de esa mesa de regalos y se van a la de Liverpool, la de Palacio de Hierro, entonces es muy importante tener en cuenta esa mesa de regalos y utilizarla porque Dios quiere darles todo».

Le preguntamos también sobre la compatibilidad de espiritualidades, si a uno le gusta rezar el rosario y el otro ir a misa. Sobre la apertura que la mujer tiene a las cosas espirituales… «Hay que distinguir dos cosas, lo primero, el hombre ciertamente tiene unas cualidades que son complementadas por la mujer, y en la espiritualidad también sucede, ¿no? El hombre a lo mejor es espiritual en un modo particular y la mujer en otro y está bien que cada uno tenga su ritmo, su experiencia, pero es importante compartir esos bienes porque son bienes, así como el hombre es más racional, la mujer es más emocional, pero no están en contradicción, al revés, se complementan, yo creo que la espiritualidad debe tener una parte complementaria».

«Ahora bien, ¿qué son las prácticas?, ¿cómo hacerle?, ¿cómo decidir cuáles hacemos juntos? Pues es algo que tienen que ponerse de acuerdo, yo me siento bien si tú me acompañas, yo me ayudas y rezamos el rosario juntos, a lo mejor no me entero, pero un misterio entonces ponerse de acuerdo, porque creo que es importante que los dos tengan esa dimensión espiritual trabajada, compartida y valorada, porque si no el matrimonio se va haciendo cada vez más chiquito».

El P. Guillermo también nos ofreció algunas recomendaciones para compartir la espiritualidad con los hijos de todas las edades: «De los niños pequeños es muy fácil porque ellos mismos, naturalmente, están abiertos a Dios, a la maravilla, a los cuentos, a las historias de la Biblia, eso es muy fácil, llegan a la primera comunión felices, esperemos que bien preparados y es curioso, porque ahí es cuando los papás empiezan a iniciar una etapa nueva, que es donde el hijo cuestiona al papá y esa vez que has vivido, el hijo te la cuestiona, “¿oye papá y por qué no comulgas?”; y “papá, ¿por qué no vas a misa? ¿Y papá y papá?”. Entonces es una confrontación muy bonita, porque ya la espiritualidad no es la mía personal, la de mi esposa o la de la familia, es nuestro hijo, nuestra hija, nuestros hijos empiezan a integrarse y a cuestionarnos, esa es una primera etapa de crisis que es muy bonita, porque puede ser un llamamiento para profundizar y retomarlo otra vez».

«La segunda ya con los hijos adolescentes, típica pregunta de las mamás “Padre, ¿qué hago con mi hijo adolescente que no quiere ir a misa?” Que no vaya padre, como dice usted, es usted padre que no vaya a ver, la adolescencia es la etapa donde se cuestiona todo y es bueno que se cuestionen porque es bueno ir a misa, porque tengo, ahora bien, darle los instrumentos, las herramientas para que tome esa decisión y sea coherente, y no es fácil a veces acompañar a un adolescente que se cuestiona todo, pero en el fondo la pregunta que él tiene, el Dios que me han enseñado, para mí no es relevante porque ahora tengo que ir a misa, entonces ese relevancia la tiene que descubrir y es una tarea que solo él puede hacer, por más que le obligues, no va a descubrir porque Dios es relevante».

Finalmente, el padre Guillermo añade que «Voy a misa porque lo dice mi mamá, pero no porque Dios sea alguien para mí, y es cuando hay que darle espacio para que él cuestione y acoja también a ese Dios que quiere que se cuestione, Dios no agarra los adolescentes y los mete a fuerza, no al revés, ¿tú qué opinas de Dios?, ¿qué experiencia tienes de Dios?, ¿qué te falta? Por qué Dios para ti no saben importante y luego fluye, yo estuve un año sin ir a misa, esto no sé si lo tienen que cortar. Yo estuve un año sin ir a misa, con 17 años, y dije “No vuelvo a ir a misa hasta que sepa lo que está pasando”. Y desde el día que regresé prácticamente a ir a misa, ahora no voy a misa, ahora celebro misa todos los días, entonces Dios actúa de verdad, tengan fe, Dios actúa. Si los papás viven coherentemente, coherentemente su fe, Dios actúa también en él».

Ana Paula Morales, Zenit

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