Pablo necesita conectarse a una máquina para seguir vivo. El hospital donde se encuentra no dispone de ella y una alerta por un grupo de WhatsApp organiza a los sanitarios y al equipo técnico para llegar en 24 horas y salvarle la vida.
Un grupo de WhatsApp generoso y solidario. La alerta salta cuando un mensaje llega al móvil de Silvia, una pediatra intensivista del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
A Pablo, con tan sólo 2 años, le fallan los pulmones y el corazón y necesita conectarse a una máquina ECMO para seguir viviendo. Está ingresado en Burgos y allí no hay máquina disponible.
Sylvia Belda lanza el mensaje en el grupo de WhatsApp y en una hora un intensivista pediátrico, un cirujano cardiovascular y 3 enfermeras se movilizan para coordinar el traslado.
Sylvia, pediatra, creó en el año 2012 un programa de transporte de este equipo que pone en contacto a sanitarios de toda España que de forma altruista se desplazan para poder salvar vidas. Se coordinan entre ellos, de forma voluntaria e informal ya que no hay ningún protocolo institucionalizado que lo coordine.
Dispositivo a tres bandas
El tiempo corre, los pulmones y el corazón de Pablo comienzan a fallar y necesita conectarse a la máquina para seguir vivo.
«Pablo comenzó con una infección respiratoria habitual, pero la situación se complicó. Conectarlo a la máquina ECMO era su única opción. Si no hubiéramos llegado a tiempo Pablo hubiera fallecido», explica Sylvia.
La operación se realiza a cuatro bandas. El Hospital 12 de Octubre tenía la máquina disponible, pero no especialistas. Sylvia contacta con los hospitales madrileños de La Paz y el Gregorio Marañón pero tampoco estaban disponibles. Iban a viajar los pediatras del Hospital Vall de Hebrón de Barcelona pero una urgencia de última hora lo impidió.
De esta forma la única opción era con los especialistas de Málaga. «En tan sólo una hora los 3 centros se coordinan para intentar salvar la vida a Pablo». Comenzaba la operación a tres bandas
De Málaga a Burgos a contrarreloj
«El equipo de Málaga no dudó ni un momento e incluso adelantó de su bolsillo el dinero para comprar los billetes hasta Madrid», asegura Sylvia emocionada.
Tomaron el primer avión comercial disponible para llegar a la capital y en el aeropuerto, a pie de pista, les esperaba una ambulancia enviada desde Burgos con el material que habían recogido en el Hospital 12 de Octubre.
Terminado el trayecto aéreo, ahora comenzaba el terrestre. 250 km les separaban del pequeño que luchaba por sobrevivir. Una operación complicada en la que los profesionales malagueños viajaban a Burgos con el material madrileño para salvar la vida del niño. Todo movido por su entrega y solidaridad.
Salvar la vida de Pablo
Consiguen llegar a Burgos donde Pablo apenas consumía sus últimas horas y le conectan a la máquina que permite su traslado a Madrid para ser operado. Su corazón y sus pulmones fallan y gracias a esta máquina ECMPO (oxigenación por membrana extracorpórea) Pablo aguanta y es trasladado con éxito para entrar en quirófano.
Tras horas de intervención, los pulmones y el corazón del pequeño Pablo responden por sí mismos.
La gratitud de los padres
Sus padres lo tienen claro: «Vinieron para salvar a nuestro pequeño cuando apenas le quedaba un hilo de vida», «les agradecemos todo de corazón».
Ahora Pablo necesita un respirador pero va evolucionando de forma positiva. Su vida ya no depende de estar o no conectado a la máquina ECMO.
Hay voluntarios pero no protocolos
Esta máquina, que salva vidas como la de Pablo, no está disponible en todas las comunidades autónomas de España. De hecho, en Castilla y León no hay. No sólo se necesita el aparato, sino expertos que puedan realizar una pequeña intervención que permita conectar la máquina al paciente.
Desde que Sylvia organizó este grupo, que se autogestiona para salvar vidas, se han realizado decenas de traslados como este que ha permitido llegar a tiempo. La entrega de los profesionales sanitarios por tierra, mar o aire sigue salvando vidas porque donde no llegan los protocolos, llega el corazón de los profesionales.
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