La Cuaresma avanza y el triduo pascual ya se vislumbra en el horizonte. Para muchos, el Triduo Pascual es una forma práctica de evadirse. Aleteia le invita a considerar una manera diferente de aprovechar al máximo estos Días Santos
«¿Qué vas a hacer en Semana Santa?» Esta es una pregunta inofensiva pero que parece dar a entender que en Semana Santa, ¡la gente sale a pasear! Muchos aprovechan estos tres días para reunirse con sus familias y disfrutar de la tradicional comida de Pascua, ¿y si este año el descubrimiento más delicioso fuera quedarse y disfrutar de la Pascua en tu propia parroquia?
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«EL TIEMPO ES ORO»… ¡Y MUCHO MÁS!
El final de la Cuaresma no significa el final de la sobriedad. Y la primera razón para quedarse en su parroquia por Pascua es práctica: al no tener que hacer kilómetros, se ahorra dinero en el viaje. Ten en cuenta que esto no es una invitación a preferir el ahorro potencial a la alegría de una reunión familiar. No hay nada que le impida donar el presupuesto de transporte no gastado a una parroquia, comunidad o asociación.
No hay viaje, por lo que no hay que hacer maletas, no hay atascos y, potencialmente, habrá más tiempo, menos irritación y más tranquilidad: ¡este tiempo ahorrado puede utilizarse para seguir el servicio que se habría perdido si hubiera tomado el camino!
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LA OPORTUNIDAD DE EXPERIMENTAR TODOS LOS SERVICIOS
Una de las gracias de permanecer en tu parroquia en Semana Santa es poder vivir todos los servicios del Triduo Pascual. Al volver cada vez al mismo escenario, uno se sumerge más profundamente en el significado de la Muerte de Jesús y experimenta plenamente la Gloria de su Resurrección. La coherencia se forma así a través de la misma liturgia, y cada oficio recuerda al anterior al tiempo que le da un nuevo significado.
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PASCUA, PUNTO CULMINANTE DE LA VIDA PARROQUIAL
Si la Pascua es el punto culminante del año litúrgico, también lo es la vida parroquial. Es durante este tiempo cuando todas las personas de buena voluntad están llamadas a reunirse para vivir un espíritu fraterno. Es menos probable que el párroco confíe en alguien que está de paso que en un feligrés cuyos talentos conoce.
Quedarse en la parroquia durante la Pascua supone una valiosa ayuda durante una semana en la que no solo hay misa dominical, sino también una serie de servicios que requieren mano de obra (colocación de la Cruz para la veneración del viernes, lavatorio de los pies, lectores, flores, etc.). No hay duda de que una de estas tareas es ideal para ti.
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CENTRARSE EN EL «PRÓJIMO»
La Pascua trata sobre el amor al prójimo y la entrega de uno mismo. Pero, ¿el prójimo no es precisamente ese feligrés geográficamente cercano y no la familia del otro extremo del país? ¿No son nuestros vecinos nuestros propios hijos, a los que podemos ayudar más a entrar en el Misterio del Triduo si no viajamos cientos de kilómetros durante tres días?
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CONSERVE SUS HÁBITOS PARA VER MEJOR LO QUE HA CAMBIADO
Al mantener el entorno parroquial habitual, lo que cambia es más desafiante. Lo nuevo es más sorprendente cuando ocurre en un entorno familiar. Permaneciendo en la parroquia para la Pascua, la Resurrección de Cristo puede ser la verdadera celebración, no eclipsada por fiestas y reuniones familiares.
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INVITA A UN CONOCIDO
También puedes sugerir a alguien que no se encuentre bien en este momento, a un padre con el que te tropieces a menudo a la salida del colegio o a un colega con el que hayas tenido una discusión recientemente, que se una para participar en los oficios.
Cuando uno no está acostumbrado a ir a Misa, siempre es reconfortante saber que se espera de uno que asista, y esto puede ser a veces el detonante para empezar a ir de nuevo con más regularidad… y hacer un seguimiento si la invitación se renueva en las semanas posteriores a Semana Santa, ¡lo cual es más fácil si el punto de anclaje es tu parroquia habitual!
Christine Magne, Aleteia
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