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sábado, 8 de febrero de 2025

Evangelio del día - Memoria de santa Josefina Bakhita


 

Carta a los Hebreos 13,15-17.20-21.

Y por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su Nombre.
Hagan siempre el bien y compartan lo que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios.
Obedezcan con docilidad a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que dar cuenta. Así ellos podrán cumplir su deber con alegría y no penosamente, lo cual no les reportaría a ustedes ningún provecho.
Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna-
los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el recto sendero,
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque Tú estás conmigo:

tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza

y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,

por muy largo tiempo.


Evangelio según San Marcos 6,30-34.

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Bulle

San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, párroco de Ars
Pensamientos escogidos del Santo Cura de Ars


Primero instruirse

Mis niños, ¡la Palabra de Dios no es poca cosa! Las primeras palabras de nuestro Señor dirigidas a sus Apóstoles fueron estas: «Vayan e instruyan» para hacernos ver que la instrucción va antes que todo. ¿Que nos permite conocer nuestra religión? son las instrucciones que hemos escuchado. ¿Qué es lo que nos da el horror al pecado, lo que nos hace percibir la belleza de la virtud, lo que nos inspira el deseo del cielo? las instrucciones.
¿Mis niños porque somos tan ciegos e ignorantes? porque no hacemos caso a la Palabra de Dios. Con una persona instruida, siempre hay recurso. Puede perderse con toda clase de malos caminos, pero podemos esperar siempre que regresará al Buen Dios tarde o temprano, aun cuando sea la hora de su muerte. Una persona que no está instruida en su religión es como un enfermo agonizando, no conoce la gravedad del pecado, ni la belleza de su alma, ni el valor de la virtud, va arrastrándose de pecado en pecado. Una persona instruida tiene siempre dos guías que caminan junto a ella: el consejo y la obediencia. (EDD)

Reflexión sobre la escultura

Libertad para los oprimidos es una poderosa escultura del artista canadiense Timothy Schmalz, que representa a Santa Josefina Bakhita abriendo la clandestinidad y liberando a los esclavos de hoy en día. La poderosa obra se inspira en la escritura "liberar a los oprimidos" en Isaías 58:6. La escultura llama la atención sobre el problema de los esclavos víctimas de la trata de seres humanos, representando a esclavos liberados de su cautiverio. Se representan cincuenta figuras que representan las diferentes caras de la trata de seres humanos, como la explotación sexual, los trabajos forzados, la servidumbre por deudas y otras. Se representa a hombres, mujeres y niños, lo que pone de manifiesto que todos pueden ser víctimas de la trata de seres humanos, especialmente los que pertenecen a comunidades vulnerables.

Santa Josefina Bakhita, nacida en Sudán en 1869, fue secuestrada de niña por traficantes de esclavos. Soportó años de brutalidad, humillación y trato inhumano, siendo vendida varias veces y tratada como una propiedad. Sin embargo, incluso en lo más profundo de su sufrimiento, el espíritu de Bakhita permaneció inquebrantable. En 1883 fue adquirida por un cónsul italiano, Callisto Legnani. A diferencia de sus anteriores amos, Legnani la trató con amabilidad y la llevó a Italia. Allí fue confiada a la familia Micheli de Venecia como niñera de su hija pequeña, Mimmina. En 1888, las circunstancias llevaron a Bakhita y a Mimmina a vivir temporalmente con las Hermanas Canosianas en Venecia. Durante este tiempo, Bakhita conoció la fe católica y comenzó a desarrollar una relación profunda y personal con Dios.

Se convirtió en religiosa de la orden canosiana y en una poderosa defensora contra el mal de la esclavitud. Su historia dio un rostro humano a los horrores de la explotación, obligando a otros a enfrentarse a las injusticias sistémicas que perpetúan tal crueldad. La fe inquebrantable de Bakhita y su perdón a sus captores revelan una profunda fortaleza que trasciende su sufrimiento, transformándola en un símbolo de reconciliación y libertad. En un mundo en el que persisten la esclavitud moderna y la trata de seres humanos, su vida es una llamada a la acción en favor de la justicia, la compasión y la defensa de la dignidad humana.

by Padre Patrick van der Vorst

 





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