En la lectura de hoy, oímos a Jesús
decir: "Si tu mano te hace pecar, córtala". Son palabras muy
duras. Pero como siempre, este lenguaje aparentemente duro revela una
profunda verdad espiritual.
¿Y qué vemos en nuestro cuadro? A un
monaguillo que, con bastante picardía, roba un trozo de pan con la mano
mientras el panadero mira hacia otro lado. Está claro que nuestro descarado
monaguillo no ha prestado mucha atención a la lectura de hoy. Pero, ¿no es
éste un cuadro maravillosamente juguetón, rebosante de humor y picardía?
Fíjate en la ceniza que sale volando del incensario del niño mientras pasa
un bollo a sus amigos que están detrás de él. Ellos, a su vez, se divierten
con su travesura. Mientras tanto, los dos niños de la derecha permanecen
completamente ajenos, absortos en la lectura de Le Petit Journal (el
"Pequeño Periódico").
El artista Paul-Charles Chocarne-Moreau
introdujo estas encantadoras representaciones de niños jugando a finales
del siglo XIX, capturando las travesuras y el espíritu travieso de la
juventud. Sus lienzos sentimentales ofrecían una refrescante vía de escape
del mundo a menudo serio e industrializado de su época. En estos niños
reconocemos algo de nuestra propia infancia, esos momentos de inocencia,
rebeldía y camaradería.
Volviendo a las palabras de Jesús, cuando
dice "córtala", no está hablando literalmente. Más bien, nos está
advirtiendo sobre los obstáculos que se interponen entre nosotros y Dios.
Todo lo que nos lleva por mal camino debe ser eliminado. Jesús pinta
deliberadamente esta cruda imagen para que nos demos cuenta de la seriedad
de nuestras decisiones. Al fin y al cabo, si de verdad queremos ayudar a
construir el Reino de Dios, debemos estar dispuestos a desprendernos de
todo lo que nos estorba.
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