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jueves, 27 de febrero de 2025

Evangelio del día

 


Lectura del Evangelio

En aquel tiempo Jesús le dijo a sus discípulos: De cierto os digo que cualquiera que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, de ningún modo perderá su recompensa.

Al que haga pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo arrojaran al mar. Y si tu mano te hace pecar, córtala. Más te vale entrar en la vida cojo que con las dos manos ir al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie te hace pecar, córtalo. Más te vale entrar cojo en la vida que con los dos pies ser arrojado al infierno. Y si tu ojo te hace pecar, arráncatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que con dos ojos ser arrojado al infierno, "donde su gusano no muere y el fuego no se apaga". Porque todos serán salados con fuego. La sal es buena, pero si la sal ha perdido su salinidad, ¿cómo la haréis salada de nuevo? Tened sal en vosotros mismos y estad en paz unos con otros".

Reflexión sobre el cuadro

En la lectura de hoy, oímos a Jesús decir: "Si tu mano te hace pecar, córtala". Son palabras muy duras. Pero como siempre, este lenguaje aparentemente duro revela una profunda verdad espiritual.

¿Y qué vemos en nuestro cuadro? A un monaguillo que, con bastante picardía, roba un trozo de pan con la mano mientras el panadero mira hacia otro lado. Está claro que nuestro descarado monaguillo no ha prestado mucha atención a la lectura de hoy. Pero, ¿no es éste un cuadro maravillosamente juguetón, rebosante de humor y picardía? Fíjate en la ceniza que sale volando del incensario del niño mientras pasa un bollo a sus amigos que están detrás de él. Ellos, a su vez, se divierten con su travesura. Mientras tanto, los dos niños de la derecha permanecen completamente ajenos, absortos en la lectura de Le Petit Journal (el "Pequeño Periódico").

El artista Paul-Charles Chocarne-Moreau introdujo estas encantadoras representaciones de niños jugando a finales del siglo XIX, capturando las travesuras y el espíritu travieso de la juventud. Sus lienzos sentimentales ofrecían una refrescante vía de escape del mundo a menudo serio e industrializado de su época. En estos niños reconocemos algo de nuestra propia infancia, esos momentos de inocencia, rebeldía y camaradería.

Volviendo a las palabras de Jesús, cuando dice "córtala", no está hablando literalmente. Más bien, nos está advirtiendo sobre los obstáculos que se interponen entre nosotros y Dios. Todo lo que nos lleva por mal camino debe ser eliminado. Jesús pinta deliberadamente esta cruda imagen para que nos demos cuenta de la seriedad de nuestras decisiones. Al fin y al cabo, si de verdad queremos ayudar a construir el Reino de Dios, debemos estar dispuestos a desprendernos de todo lo que nos estorba.

by Padre Patrick van der Vorst

 





















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