En una sociedad en busca de sentido, los métodos de desarrollo personal están de moda. Abren el camino a diversas técnicas de relajación, como la meditación, la respiración profunda e incluso la hipnosis, que a menudo se considera un medio para lograr una mayor comprensión de uno mismo.
Pero, ¿es posible utilizar la hipnosis permaneciendo fiel a la fe cristiana? La hipnosis, una práctica que oscila entre la medicina alternativa, el entretenimiento y el ritual experimental, plantea cuestiones éticas y espirituales, sobre todo para los cristianos.
¿Qué es la hipnosis?
En términos prácticos, la hipnosis es un estado modificado de conciencia, parecido al sueño, caracterizado por una atención concentrada, una actividad mental consciente reducida y una mayor sugestionabilidad. "Es un estado que te hace más receptivo a las sugestiones", explica el doctor Jean-Guilhem Xerri. Puede inducirse mediante maniobras sugestivas o por medios químicos.
Tipos de hipnosis
Existen diferentes tipos de hipnosis: la hipnosis terapéutica, también conocida como hipnosis ericksoniana, se utiliza para tratar ciertos trastornos, como el control del dolor o la ansiedad; la hipnosis de espectáculo, que es una forma popular de entretenimiento, a menudo considerada superficial y recreativa; la hipnosis regresiva, que puede utilizarse para explorar antiguos traumas; y la hipnosis de primera generación, conocida como hipnosis "mesmeriana", que sugiere que un fluido magnético fluye a través del cuerpo humano.
Según el padre Joseph-Marie Verlinde, Freud rechazó la hipnosis mesmeriana, "por considerar que una técnica que oscurece la libertad humana no puede ser en modo alguno terapéutica". Sin embargo, sus conceptos dieron lugar a la hipnosis moderna y a diversas prácticas energéticas.
Precaución y discernimiento
La práctica de la hipnosis nos obliga a reflexionar sobre la noción de libertad. La Iglesia fomenta un enfoque integral del ser humano. La prioridad es garantizar que se preserve la libertad interior y que la curación física no se disocie de la espiritual.
Los peligros de ciertas formas de hipnosis y prácticas iniciáticas - trances profundos - como las utilizadas en el chamanismo, pueden asimilarse a manifestaciones de espíritus, como las sesiones de espiritismo.
"En un proceso chamánico, se vive una experiencia real en el cuerpo: hay visiones, audiciones, temblores y emociones corporales muy fuertes", explica Jean-Guilhem Xerri. "No se participa simplemente con el objetivo de resolver un problema, la intención es más vaga, ése es el principio del rito".
"En la hipnoterapia médica, hay una intención, un marco y unos límites"
La hipnosis ericksoniana
En cambio, este tipo de hipnosis no produce esos segundos estados, porque el profesional solo induce un trance ligero:
"El paciente no pierde la conciencia, sino que entra en un estado de conciencia ligeramente alterado (expandido), que le permite acceder a acontecimientos traumáticos que ha reprimido justo por debajo de la barrera entre la mente consciente y la inconsciente. Tomar conciencia de estos acontecimientos puede permitirle procesarlos con vistas a su integración, y así tomar autoridad sobre el comportamiento neurótico que surge de ellos", describe el padre Joseph-Marie Verlinde.
Además, "en la hipnoterapia médica, hay una intención, un marco y unos límites", explica Jean-Guilhem Xerri. "Si el paciente presenta un problema cutáneo, solo nos ocupamos del problema cutáneo".
Para evitar cualquier malentendido, es imperativo asegurarse de que el hipnoterapeuta tenga una sólida formación, en particular en hipnosis ericksoniana, y que pueda garantizar un acompañamiento ético que respete la libertad del paciente, excluyendo cualquier recurso a prácticas que puedan interferir con sus convicciones.
Aunque la hipnosis suele considerarse una herramienta terapéutica fiable y útil, el padre Verlinde distingue este enfoque de otras prácticas no convencionales, como las que manipulan "energías sutiles". Según él, "hay menos riesgos con las técnicas de contacto, es decir, aquellas en las que el profesional mantiene contacto con el cuerpo de la persona, como ocurre con la acupuntura o la osteopatía".
La hipnosis al servicio de la publicidad
Para Jean-Guilhem Xerri, "el verdadero tema del estado de hipnosis no es cuando lo movilizan los cuidadores, a los que consultamos deliberadamente y por un motivo claro, sino cuando lo utilizan sin nuestro conocimiento y de forma endémica los publicistas y otros profesionales del marketing […] con el objetivo de crear sugestionabilidad: anclaje, repetición, comunicación multisensorial, mandato paradójico, confusión… Es lo que llamamos neuromarketing".
Axelle Senturk, Aleteia
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