Todas las cosas horribles que "el
que está contra nosotros" está tramando están poderosamente
representadas en nuestro cuadro de Pieter Brueghel el Viejo. Un vasto
ejército de esqueletos, vestidos con mantos blancos, arroja a un hombre al
mar con una piedra de molino al cuello. El fondo presenta un paisaje
desolador y estéril, sembrado de destrucción, la cruda realidad del mal y
las secuelas de la violencia. En la parte superior derecha, un hombre se
arrodilla en oración momentos antes de su ejecución. En primer plano, la
Muerte cabalga tirando de un carro lleno de esqueletos. Mientras tanto, en
la parte inferior derecha, unas personas que juegan al backgammon (el
popular pasatiempo de la época) huyen repentinamente para salvar sus vidas.
En el centro del cuadro, un esqueleto en un caballo conduce a hordas de
personas hacia un enorme ataúd, un escalofriante recordatorio de lo
ineludible de la muerte. Este cuadro realmente fascinante ofrece un sinfín
de detalles para observar y reflexionar. Aunque macabra, ésta era la intención de
Brueghel. Pintó este panel como un duro recordatorio de la inevitabilidad
de la muerte. Y si la muerte está siempre cerca, entonces el
arrepentimiento no debe retrasarse, ¡debe producirse ahora! Jesús habla de
las consecuencias eternas de nuestros actos. Si no nos arrepentimos,
podemos perder el Cielo; pero si vivimos rectamente, nuestros esfuerzos no
quedarán sin recompensa. En el Evangelio de Marcos, vemos a menudo
momentos de tensión entre Jesús y sus discípulos, y la lectura de hoy es un
claro ejemplo. Los discípulos tendían a ver las cosas en blanco y negro,
creyendo que sólo se podía confiar en los que formaban parte explícitamente
de su grupo para llevar a cabo la obra de Dios. Sin embargo, Jesús tenía
una perspectiva mucho más amplia. Reconocía que incluso los que estaban
fuera de su círculo inmediato podían actuar de acuerdo con la voluntad de
Dios. De hecho, hace la notable afirmación: "Porque el que no está
contra nosotros, está por nosotros". Esta es una poderosa lección para
nosotros hoy. Puede que muchas personas no practiquen activamente su fe de
la manera que podríamos esperar, pero no se oponen al mensaje de Cristo.
Las palabras de Jesús en este pasaje nos desafían a construir puentes en
lugar de trazar fronteras. Nos llama a reconocer y colaborar con todos los
que, de distintas maneras, contribuyen a llevar vida donde hay
desesperación, sanación donde hay quebrantamiento y alivio donde hay
sufrimiento. |
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