Ha sido sorprendente - e inspirador - ver a muchos atletas que no esconden sus creencias. Aquí unos cuantos
Philip Kosloski, aleteia
Los atletas olímpicos tienen la oportunidad única, cada cuatro años, de inspirar al mundo con su fuerza física, sus refinados movimientos y su resistencia mental. Muchos olímpicos de este año han añadido otro atributo digno de imitación: su fuerte fe cristiana.
Los atletas olímpicos tienen la oportunidad única, cada cuatro años, de inspirar al mundo con su fuerza física, sus refinados movimientos y su resistencia mental. Muchos olímpicos de este año han añadido otro atributo digno de imitación: su fuerte fe cristiana.
Ha sido sorprendente ver tanto los artículos de fondo y las entrevistas centradas en la práctica personal religiosa de uno u otra atleta, como también el testimonio por boca de muchos atletas ofrecidos en la televisión nacional.
Nos mostraron que con su duro esfuerzo por disciplinar sus cuerpos para conseguir una medalla de oro no habían desatendido la nutrición de sus almas con alimento espiritual.
Aquí presentamos a diez atletas que han destacado este año por sus creencias religiosas y que no han temido dar testimonio de su fe ante los demás.
David Boudia y Steele Johnson – Después de ganar la medalla de plata en salto de plataforma de 10 metros sincronizado masculino, Boudia afirmó en una entrevista: “Había una enorme presión. La he sentido… Es como una crisis de identidad. Cuando mi mente está en esto [en el salto], y pienso que eso es lo que me define, mi mente se vuelve loca. Pero ambos sabemos que nuestra identidad está en Cristo y damos gracias por esta oportunidad de poder saltar ante Brasil y ante los Estados Unidos. Ha sido un momento muy emocionante para nosotros”. Boudia escribió sobre su viaje personal de fe en su último libro: Greater Than Gold: From Olympic Heartbreak to Ultimate Redemption [Mayor que el oro: del sufrimiento olímpico a la redención definitiva].
Simone Manuel – Inmediatamente después de los agotadores 100 metros libres, esta nadadora fue entrevistada por la NBC y dijo,luchando por contener las lágrimas: “Sólo puedo decir que es todo por gloria de Dios, sin duda estos cuatro últimos años han sido un viaje largo… y para mí es una gran bendición tener la medalla de oro”. Manuel no teme usar las redes sociales para compartir sus convicciones cristianas, haciendo referencia a Filipenses 4, 13 en su Twitter y en su bios de Instagram y escribiendo a sus seguidores: “¡Para gloria de Dios! ¡Dios es fantástico! Me siento tremendamente bendecida”.
Brianna Rollins – Después de arrasar en los 100 metros vallas para Estados Unidos, Rollins declaró a los reporteros de la NBC: “Sólo dejé que Dios fuera primero y continué dejando que Él me guiara en cada vuelta (…) Esta mañana formamos un círculo de oración y simplemente permitimos que Su presencia viniera a nosotras. [Rezamos por que Dios] nos ayudara para venir aquí y seguir glorificándole y haciendo lo mejor que sabemos hacer; y eso hemos hecho”. Su perfil de Twitter es reflejo de su sólida fe, donde afirma abiertamente: “Quiero romper récords mundiales y ganar medallas de oro, pero también quiero que me conozcan como la atleta que glorificó a Dios alcanzando mi mayor potencial”.
Usain Bolt – Conocido como ‘el hombre más rápido del mundo’, Bolt es menos de hablar y más de mostrar expresiones de su fe. Rutinariamente se santigua antes de cada competición y lleva con orgullo una medalla milagrosa en su cuello. Además, la Agencia Católica de Información ACI informó de que “Bolt ha recibido una invitación para estar en el Vaticano y dar una conferencia sobre libertad religiosa”. El artículo menciona también que, “como católico, es conocido por hacer la señal de la cruz antes de cada una de las competencias en las que participa”. Su segundo nombre es, además, San Leo, informan.
Abbey D’Agostino – Después de chocar contra una de sus compañeras corredoras durante la eliminatoria de 5.000 metros el martes, la corredora estadounidense Abbey D’Agostino se volvió para ayudar a una rival a levantarse y terminar la carrera. En relación al suceso, comentó: “Aunque mis acciones fueron instintivas en aquel momento, la única forma que puedo explicarlo racionalmente es que Dios preparó mi corazón para responder así (…). Durante todo este tiempo aquí, Él me dejó claro que esta experiencia en Río iba a ser para mí algo más que mi rendimiento en la carrera; y en el momento que Nikki se puso de pie, supe que se trataba de eso”.
Missy Franklin – Aunque ha tenido unas Olimpiadas decepcionantes, la fe de Franklin le ayudó a ver el lado positivo de las cosas. Anteriormente había hablado a los periodistas de su fe: “Mi experiencia [en el instituto jesuita] Regis Jesuit ha supuesto un impacto total en mi vida espiritual, en muchísimos aspectos. Estoy considerando convertirme al catolicismo; actualmente soy protestante (…). Al entrar en el Regis Jesuit, mi fe no era un aspecto muy importante en mi vida. Tras ir a mis primeras clases de teología, mis primeras misas, mis primeros retiros, empecé a darme cuenta de lo importante que Dios es en mi vida y de cuánto lo amo y lo necesito”.
Katie Ledecky – Una superestrella en la piscina, Ledecky ganó cinco medallas en Río, entre ellas cuatro oros. Antes de ir a Río, explicó a los periodistas cómo reza antes de cada carrera: “Sí, digo una oración –o dos– antes de cualquier carrera. El Ave María es una oración preciosa y en mi caso, me relaja”. Atribuye a su educación católica su éxito tanto en la piscina como en la vida.
Simone Biles – El mundo quedó cautivado con Simone Biles y sus intervenciones no decepcionaron a nadie: ganó cuatro medallas de oro y una de bronce. En una entrevista antes de los Juegos Olímpicos, la revista Us pidió a Biles que vaciara su bolsa de deporte esperando encontrar la fórmula secreta de su éxito. Aunque la mayor parte del contenido no era nada fuera de lo común, el periodista notó que un rosario cayó de la bolsa. Biles explicó: “Mi madre, Nellie, me dio un rosario en la iglesia. No lo uso para rezar antes de una competición. Rezo normalmente para mí, pero lo guardo ahí por si acaso”.
Michael Phelps – Sin duda un hombre cambiado, Phelps siguió dominando la piscina en las que podrían haber sido sus últimas Olimpiadas.Durante los últimos dos años, Phelps se libró de su fachada de inmadurez y ha empezado el camino de reclamar su vida para Cristo. Phelps sufrió un cambio con el libro Una vida con propósito, de Rick Warren, un regalo del antiguo jugador de fútbol americano Ray Lewis, de los Baltimore Ravens. No sólo lo leyó, sino que empezó a compartirlo con sus compañeros pacientes de la clínica de rehabilitación, ganando así el mote de ‘Mike el Predicador’.
Las Olimpiadas de este año nos han mostrado el excepcional lado espiritual de estos increíbles atletas y esperemos que sirvan de inspiración para que muchos jóvenes se apliquen en la carrera hacia esa imperecedera y eterna corona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario