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sábado, 6 de agosto de 2016

CÓMO SACARLE LA VUELTA A LA DISTRACCIÓN EN LA ORACIÓN


 INFALIBLE REMEDIO PARA ESTAR EN PRESENCIA DE DIOS




jabenito.blogspot.pe
"En la oración resulta muy frecuente tomar un objeto como punto de partida, pero también se puede invertir el orden. El lema del ´Diccionario ideológico de Casares` era "Desde la idea a la palabra y desde la palabra a la idea". He aquí una posible  traducción para el aprendiz de orante, muy a propósito para mentes errabundas, para cualquier espíritu capaz de caer y levantarse, levantarse y caer de nuevo, una y mil veces: desde la oración a la distracción y desde la distracción a la oración, utilizando el contenido de la distracción como materia de oración. Pero ¿cuál sería el resultado final? No es lo mismo, efectivamente, convertir una madeja en ovillo que convertir un ovillo en la manga de un jersey"
(José María Cabodevilla Orar con las cosas. Voces y acompañamiento. Cap. "El ovillo" BAC, Madrid, 2003, p.151)
(Vea también n° 6 del siguiente texto)

Hay más: 


Distracción durante la oración


7 maneras de luchar contra la distracción durante la oración


He estado tratando de orar más este año. Pero el orar no siempre es fácil para mí. A menudo me encuentro sentado orando con las mejores intenciones, solo para descubrir que, unos momentos después, estoy soñando despierto acerca de la conversación de ayer, la reunión de mañana, o las vacaciones de la próxima semana. ¿Te ha pasado?

La mayoría de nosotros hemos experimentado esto, y el resto de nosotros somos mentirosos si no lo reconocemos.

La distracción puede ser un gran obstáculo en nuestra vida de oración, pero también estoy descubriendo que ofrece una oportunidad para crecimiento. Aquí están siete estrategias para luchar contra la distracción, y como aprovecharlas para profundizar y dirigir nuestras oraciones.

1) Ora con las Escrituras

Recuerdo que en algún lugar —no recuerdo dónde— escuché decir que la Escritura nos enseña cómo orar como una madre enseña al niño cómo hablar. Dios nos habla a través de su Palabra, y luego le hablamos de nuevo a Él en respuesta, así como un niño escucha a sus padres y luego responde. Como padre de un hijo de casi 3 años que está hablando más y más, y diciendo algunas cosas realmente graciosas, esta es una ilustración que resuena conmigo. Y esto es cierto en mi vida de oración.

El punto de la metáfora es que así como ninguno de nosotros nacemos sabiendo ya cómo hablar, ninguno de nosotros sabe cómo orar por cuenta propia. Nosotros aprendemos cómo orar, y con más frecuencia lo hacemos por observación/imitación que por instrucción directa. El mirar a la Escritura para desarrollar y hacer madurar mis instintos de oración, me parece que no solo informa al contenido de mis peticiones, pero también me ayuda a cultivar los impulsos y apetitos que están detrás de ellos.

Hay tantas cosas en las Escrituras que a mi carne nunca se le ocurriría pedir. Por lo general no pido por audacia cuando estoy siendo perseguido (Hechos 4:29), o interpreto mi dolor a la luz del honor de Dios y su plan de redención (Nehemías 1:5-11), o digo cosas como: “Enséñanos a contar de tal modo nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12). Pero una y otra vez, la Escritura reprende mis oraciones superficiales, orientadas a mí mismo y las convoca hacia arriba en el contexto más amplio de la gloria de Dios, la iglesia, la eternidad, y el avance del evangelio.

Algunas oraciones bíblicas que pueden ser especialmente dignas de meditación para enfocar nuestras mentes y corazones:

Nehemías 1:5-11 — La oración de Nehemías cuando escucha los muros de Jerusalén siguen estando caídas
Daniel 9:1-19 — La oración de Daniel para el pueblo de Dios durante el exilio
2 Crónicas 20:1-12 — La oración de Josafat para la liberación del ataque
Efesios 3:14-21 — Oración de Pablo por fuerza espiritual para comprender el amor de Cristo
Mateo 6:9-13 — La Oración del Señor (esta es una muy buena para empezar con esta práctica)



2) Ora con un bolígrafo

Me resulta útil en ocasiones el escribir una oración. La oración escrita no debe ser un sustituto de la oración vocal/mental, pero me parece que funciona muy bien como un suplemento a la misma. Cuando estás escribiendo, hay una cierta disciplina mental e intencionalidad que a menudo está ausente en la comunicación vocal. Es más difícil distraerse, y te permite canalizar y estructurar tu oración un poco más.

Un beneficio adicional es el de ser capaz de volver, incluso años más tarde, para ver cómo Dios ha respondido a tus oraciones, o —con más frecuencia en mi experiencia— cambia tus oraciones.

3) Ora con ayuno

La oración y el ayuno son prácticas saludables en sí mismas, pero funcionan especialmente bien juntas. Cuando nuestros estómagos están vacíos, nos recuerda el orar: “Señor, llena mi alma!”. Cuando somos fervientes en la oración, nos ayuda a lidiar con los dolores del hambre.

Me parece que una de las áreas en las que yo tengo que ayunar es de las redes sociales. Los medios sociales cambian la forma de funcionar de nuestro cerebro. Acelera el flujo de información, estorba nuestra conciencia, y reduce nuestra capacidad para cosas como la meditación, la reflexión y la tranquilidad. No es una transición fácil de ir de navegar por Facebook y Twitter durante horas a persistir en oración ante el Señor.

Cuando Jesús oraba, por ejemplo, a menudo iba a “un lugar desierto” (Marcos 1:35). Al igual que él, necesitamos cultivar la disciplina de la soledad, la disciplina del silencio delante del Señor. No es sorpresa si estamos dispersos y distraídos en la oración si estamos esparcidos y distraídos todo el tiempo.

4) Ora con personas

Creo que la oración corporativa y la oración privada se complementan (algo así como la oración y el ayuno). La oración corporativa es aún más poderosa si ya hemos estado orando por nuestra propia cuenta; y la oración privada es instruida y animada por la forma en que hemos visto a Dios obrar en las oraciones de otros.

No solo es más difícil distraerse cuando no estás por tu propia cuenta, sino que Cristo promete su provisión (Mateo 18:19) y su presencia (Mateo 18:20) en las oraciones de “dos o tres”.

5) Ora con propósito

La distracción florece con lo amorfo, lo ambiguo, lo indefinido. Me parece que me ayuda a mantener el enfoque si puedo estructurar mi tiempo de oración de maneras específicas. Por ejemplo, podría estructurar una oración en torno a un aspecto particular del carácter de Dios. “Señor, hoy he visto tu fidelidad a través de…”. O podría centrarme en un área particular de necesidad: “Señor, mi corazón últimamente ha estado frío porque…”.

Es difícil desviarse cuando hay un tema o algún tipo de estructura de orientación a la oración.

Además, si constantemente estás distraído por las mismas cosas, puede ser que tengas que considerar orar por esas mismas cosas, cualesquiera que sean, que están distrayéndote. Convierte la distracción en una oportunidad; aprovecha su control sobre tu mente y tu corazón para intensificar tus oraciones. “Señor, estoy distraído hoy por _______. Te entrego esto…”.

6) Ora con emoción

Hay un tipo de manipulación poco saludable que puede ocurrir en el intento de generar emociones que creemos que debemos estar sintiendo a través de un acto de la voluntad. Por otro lado, tampoco es saludable dejar que nuestras emociones tengan soberanía intacta sobre nuestra voluntad. Hay una manera de activamente influenciar nuestras emociones (en lugar de experimentarlas pasivamente) que es totalmente adecuada, y que puede ayudarnos a luchar contra las distracciones.

David, por ejemplo, interroga a sus emociones, “¿Por qué te desesperas, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí?” (Salmos 42:5); él hace un llamado a sus emociones, “bendiga todo mi ser su santo nombre” (Salmos 103:1); él razona con sus emociones, “El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré?” (Salmos 27:1).

Si hay emociones particulares que están llevándote a la distracción (¿aburrimiento, ansiedad, preocupación por ti mismo?), habla con ellas, como David lo hace. Respóndeles con las emociones opuestas exigidas por la verdad.

7) Ora con el evangelio

Spurgeon una vez aconsejó a los predicadores, si es que alguna vez se pierden en su sermón y/o no saben qué decir a continuación, el ir directamente al evangelio. Ese es un buen instinto, y creo que de la misma manera nos puede ayudar en nuestra vida de oración. Si todo lo demás falla, si la distracción sigue apareciendo, vuelve una y otra vez al evangelio. A menudo me resulta útil orar según la siguiente estructura:

Señor Jesús, aquí es donde estaría sin ti ________.
Señor Jesús, acá es en donde estoy ahora contigo en mi vida ________.
Señor Jesús, pasaste por esto para hacer esto ________.
El poder apasionante, terrible y maravilloso del evangelio nunca se acaba. Jesús nos ha rescatado del pecado, la muerte, y la ruina eterna. Él nos ha adoptado en la familia celestial, nos ha revestido de su justicia, y nos invitó a participar de su gloria eterna. Y lo ha hecho a un costo infinito; cuando la sangre drenó lentamente de sus venas, cuando él bajo a la muerte y la derrota, cuando amigos huyeron y enemigos se burlaban, cuando (lo peor de todo) el amor entre el Padre y el Hijo que había estado resonando por toda la eternidad ahora se rompió y se cortó.

Es difícil soñar despierto cuando nuestros corazones y mentes están enfocadas en las grandes verdades del infierno, el cielo, y el Calvario. Haz que sean la Estrella que te guíe en tu vida de oración, y te ayudará a luchar contra la distracción.



Gavin Ortlund, artículo publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Markos Fehr.




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