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martes, 30 de agosto de 2016

Para el drama de la pornografía: la oración no es suficiente


10 características de un comportamiento sexual problemático en Internet

10 características de un comportamiento sexual problemático en Internet


Caitlin Bootsma, aleteia
“Se percatan de que no son malas personas intentando ser buenas. Son personas enfermas intentando mejorar”.

La opinión pública es cada vez más consciente de que la adicción a la pornografía es un problema real para muchos hombres y mujeres en nuestra cultura. Los católicos no son una excepción.

Como católicos, nuestro primer pensamiento suele ser intentar erradicar cualquier comportamiento pecaminoso con un poco de perseverancia tradicional y una ayuda de la gracia del sacramento de la confesión.

Tuve la oportunidad de hablar con el doctor Peter Kleponis, un psicólogo clínico que además es Consejero Sénior para Programas Educacionales y Clínicos en la asociación Integrity Restored, que ha ayudado a muchos hombres y mujeres durante su proceso de sanación hasta quedar liberados del porno.

El doctor Kleponis me explicó por qué, la mayoría de las veces, aunque la perseverancia y la gracia son importantes, no son suficientes para escapar del uso de la pornografía.

Lo primero, ¿todos los usuarios de porno necesitan automáticamente ayuda profesional? En otras palabras, ¿cuándo un usuario de porno se convierte en un adicto? ¿Es comparable a la adicción a las drogas?
No todos los que tratan de escapar del uso de la pornografía son adictos. Igual que una persona puede tener un problema con el alcohol y no ser un alcohólico, otra persona puede tener un problema con la pornografía y no ser un adicto al porno.

El doctor Patrick Carnes (2007) señala 10 características de un comportamiento sexual problemático en Internet:
  1. Preocupación con el sexo en Internet.
  2. Dedicar frecuentemente al sexo en Internet más tiempo o periodos más largos de lo intencionado.
  3. Esfuerzos repetidos para controlar, reducir o suprimir, sin éxito, el consumo de sexo en Internet.
  4. Inquietud o irascibilidad a la hora de limitar o suprimir el consumo de sexo en Internet.
  5. Usar el cibersexo en Internet para escapar de los problemas o para aliviar sentimientos de impotencia, culpa, ansiedad o depresión.
  6. Recurrir al sexo en Internet día tras día buscando una experiencia sexual más intensa o de mayor riesgo.
  7. Mentir a familiares, terapeutas u otras personas para ocultar el consumo de sexo en Internet.
  8. Cometer actos sexuales ilegales en la red (por ejemplo, enviar o descargar pornografía infantil o pedir actos sexuales ilegales en Internet).
  9. Poner en riesgo o perder una relación importante, un trabajo o una oportunidad académica o laboral a causa del comportamiento sexual en la red.
  10. Provocar consecuencias económicas significativas como resultado de prácticas relacionadas con el consumo de sexo en Internet.
Si una persona experimenta algunas de estas señales, recomiendo que busque la ayuda de un profesional competente católico en salud mental que sea especialista en el diagnóstico y tratamiento de la adicción al sexo.

Aunque los que estén luchando por superar algún problema de comportamiento en relación a la pornografía, no una adicción, es posible que necesiten ayuda para superar sus dificultades, no tienen por qué estar necesariamente en un programa de rehabilitación.

¿El porno no es como cualquier otro pecado? ¿Por qué no podemos simplemente rezar por la gracia de alejarnos de él? ¿Por qué la terapia es necesaria en ciertos casos?
Aunque consideramos que la pornografía es pecaminosa, también sabemos que es una sustancia adictiva. En el momento que una persona se hace adicta a algo, pierde su capacidad para decir que “no” a ese algo. Su libre albedrío se ve comprometido. 

La oración (nota: y la confesión regular) es necesaria para superar una adicción, pero se necesita más. Al igual que con cualquier otra enfermedad, la adicción a la pornografía requiere ayuda profesional.

Ello incluye terapia, reuniones de grupos de apoyo, educación y desarrollo en virtud.

Más para leer: Pornografía, una droga brutal: 88 de cada 100 videos porno contienen violencia contra la mujer


Lo más frecuente es que el uso de la pornografía sea en realidad síntoma de problemas mucho más profundos. Se convierte en un mecanismo de defensa para lidiar con el dolor de profundas heridas emocionales.

Hasta que no se identifiquen y sanen las causas originales de estas heridas, no se puede conseguir una verdadera sobriedad. Por ello, se necesita un programa exhaustivo de rehabilitación para una curación auténtica.

Entonces, ¿escapar de la adicción al porno es coser y cantar o hay recaídas en el proceso de recuperación? De haberlas, ¿por qué se producen?
Las recaídas o los estancamientos son comunes en la rehabilitación. Yo suelo decir que la recuperación es cuestión de “dos pasos adelante y uno atrás”. La rehabilitación es un proceso y habrá resbalones por el camino.

Las heridas emocionales profundas a menudo están ocultas y hay que encontrarlas y afrontarlas. Puede resultar muy doloroso y puede pasar cierto tiempo hasta que se identifican y sanan.

(Pruebe también estas ayudas)

Pueden surgir lapsus, breves deslices durante el progreso.Cuando una persona tiene un desliz, podemos usarlo como una herramienta para ayudarle a identificar mejor las raíces de su adicción y alcanzar así un nivel más profundo de curación.

Con el tiempo, los deslices desaparecen. La clave está en no desanimarse si el proceso de recuperación no va tan rápido ni tan fluido como uno desearía. Con paciencia y perseverancia, ¡la rehabilitación está al alcance de la mano!

Todos somos llamados a vivir y disfrutar las maravillas de la castidad



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