67. ¿Qué es el pecado?
En el fondo el pecado es
el rechazo de Dios y la negativa a aceptar su amor. Esto se muestra en el
desprecio de sus mandamientos. [385-390]
El
pecado es más que un comportamiento incorrecto; tampoco es una debilidad
psíquica. En lo más hondo de su ser, todo rechazo o destrucción de algo bueno
es el rechazo del Bien por excelencia, el rechazo de Dios. En su dimensión más
honda y terrible, el pecado es la separación de Dios y con ello la separación
de la fuente de la vida. Por eso también la muerte es la consecuencia del
pecado. Solamente en Jesús comprendemos la inconmensurable dimensión del
pecado: Jesús sufrió el rechazo de Dios en su propio cuerpo. Tomó sobre sí la
violencia mortal del pecado, para que no nos toque a nosotros. Para ello
tenemos la palabra Redención.
68. ¿Pecado original? ¿Y qué tenemos que ver
nosotros con el pecado original de Adán y Eva?
El pecado en sentido
propio es una culpa de la que hay que responder personalmente. El término «pecado original»
no se refiere por tanto a un pecado personal, sino al estado caído de la humanidad en el
que nace cada individuo antes de pecar por decisión propia.
[388-389,402-404]
Por pecado original, dice Benedicto XVI, tenemos que
entender que «todos llevamos dentro de nosotros una gota del veneno de ese modo
de pensar reflejado en las imágenes del libro del GÉNESIS. Esta gota de
veneno la llamamos pecado original. [ ... ] El hombre no se fía de Dios.
Tentado por las palabras de la serpiente, abriga la sospecha de que Dios [ ...
] es un competidor que limita nuestra libertad, y que sólo seremos plenamente
seres humanos cuando lo dejemos de lado; es decir, que sólo de este modo
podemos realizar plenamente nuestra libertad. [ ... ] El hombre no quiere
recibir de Dios su existencia y la plenitud de su vida. [ ... ] Al hacer esto,
se fía de la mentira más que de la verdad, y así se hunde con su vida en el
vacío, en la muerte» (Benedicto XVI, 8.12.2005).
69. ¿ Estamos obligados a pecar por el pecado
original?
No.
Pero el hombre está profundamente
herido
por el pecado original y tiende a
pecar.
Sin embargo, con la ayuda de Dios, es
capaz
de hacer el bien. [405]
No deberíamos pecar en ningún caso. Pero, de hecho, pecamos una y otra vez, porque somos débiles, ignorantes y caemos en la tentación. Por lo demás, un pecado a la fuerza no sería tal pecado, porque el pecado implica siempre la decisión libre.
70. ¿Cómo nos saca Dios del remolino del
mal?
Dios
no se limita a contemplar cómo el hombre se
destruye
cada vez más a sí mismo
y a la creación a
través de la reacción
en cadena del pecado. Nos envía
a
Jesucristo, el Salvador y Redentor, que nos arranca
«Nadie me puede ayudar»: esta formulación de la experiencia humana ya no es válida. Llegue a donde llegue el hombre a través de sus pecados, hasta allí ha enviado Dios Padre a su Hijo. La consecuencia del pecado es la muerte (cf. Rom 6,23).
La consecuencia del pecado es sin embargo también la maravillosa solidaridad de Dios, que nos envía a Jesús como amigo y salvador. Por eso al pecado original se le llama también felix culpa: «Oh feliz culpa que mereció tal redentor» (liturgia de la Vigilia Pascual).
* El texto (pregunta y respuesta) proviene del Youcat = Catecismo para Jóvenes.
Los números que aparecen después de la respuesta hacen referencia al pasaje
correspondiente del Catecismo de la Iglesia Católica que desarrolla el tema aún
más. Basta un clic en el número y será transferido.
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