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jueves, 6 de abril de 2017

Vía Crucis del Beato Liberio González (4)



Jerusalén. IV estación de la Vía Dolorosa.

4ª Estación: Jesús encuentra a su Madre

La vista de Jesús escarnecido debió rasgar de
dolor el corazón de su Madre. Son tan graves,
sin embargo, las culpas de los hombres, que
hace falta que se junten, para lavarlas, los
raudales de sangre del Corazón de Jesús y los
torrentes de misericordia del Corazón de María.
¡Dichoso encuentro para ti, Señor, que ves
iluminada la noche de tus tormentos por los
fulgores de esta que llama la Iglesia
“Estrella de la mañana”! ¡Dichoso también para
nosotros, que desde entonces sabemos que
hemos de hallar a los dos en las sendas
de nuestra amargura! Con tu presencia, Jesús,
los trabajos resultan ligeros. Con la presencia de
María se vuelven consoladores. Sufrir en la tierra
bajo la luz de vuestras miradas es vivir bajo
un sol sin noches ni ocasos.





Víctor in Vinculis


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