Había guerra y pavor alrededor, pero lo que ella temía era de otra naturaleza: “Yo sólo tengo miedo de los malos católicos”
Aleteia, Brasil
Santa Bernadette Soubirous es la niña a la que Nuestra Señora se apareció en Lourdes. Tiempo después de las apariciones, se hizo religiosa y entró en el convento de Nevers, adoptando el nombre de hermana Marie-Bernard.
En 1870, la guerra franco-prusiana llegaba a su fin, con la derrota de Napoleón III. Sin embargo, los soldados de Prusia que marchaban por el norte de Francia aún representaban una amenaza real y causaban pavor entre la población.
Alrededor del 9 de noviembre, con los prusianos ya en los límites del departamento de Nièvre, cuya capital es Nevers, el caballero Gougenot des Mousseaux fue a visitar a la religiosa en el convento para hacerle unas preguntas.
Sus preguntas y las respuestas de santa Bernadette fueron registradas para la posteridad por el Conde Lafond, que, sin embargo, no demostraba gran aprecio personal por la religiosa a juzgar por el comentario que escribió a su respecto:
“Hermana Marie-Bernard… Esta hermana no sirve para nada y, sin embargo, es considerada el tesoro de San Gildard. La miran como baluarte de la ciudad episcopal y le atribuyen la salvación durante la invasión de 1870; los prusianos estaban en todos los condados vecinos y casi a las puertas de Nevers”.
El conde continúa su relato reproduciendo la entrevista de Gougenot des Mousseaux a santa Bernadette:
-¿Recibió, en la gruta de Lourdes o después, alguna revelación relacionada con el futuro y el destino de Francia? ¿La Santísima Virgen no le dejó ninguna advertencia o amenaza de peligro para transmitir a Francia?
-No.
-Los soldados de Prusia están llegando. ¿No tiene miedo?
-No.
-Entonces ¿no hay nada que temer?
-Yo sólo tengo miedo de los malos católicos.
-¿No tiene miedo de nada más?
-No, de nada más.
La imagen que ilustra este texto es una foto del cuerpo intacto de santa Bernadette, que, desde el 3 de agosto de 1925, está expuesto en una urna de cristal en la capilla del convento de San Gildard, en Nevers, Francia. La ciudad queda en Borgoña, a 260 kilómetros de París.
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