Vemos la Tv (algunos dicen 'Torcida visión'), leemos el periódico, revistas, nos adentramos al Internet y pasamos un buen tiempo viendo, compartiendo y bueno, pasando tiempo.
Dios quiere comunicarse contigo no sólo los domingos cuando se proclama la Palabra de Dios durante la celebración de la Santa Misa. Quiere comunicarse contigo todos los días para iluminar tu historia. Te habla, es cierto, por los acontecimientos de cada día porque nada sucede sin que Dios lo permita para tu bien. Con todo, hay una manera muy especial cuando quiere hablar contigo cara a cara.
¿Cómo? Por medio de la Biblia. Leer la Biblia no es sólo asimilar información. Si lo haces con fe y un ambiente de oración en ese mismo momento Dios te habla para iluminar tu historia.
Estamos tan ocupados. Quisiéramos que la Palabra de Dios entre en nuestra vida diaria pero nos olvidamos. Por eso queremos presentarle 3 métodos para ayudarnos a nosotros mismos a que Dios nos hable.
1. Los hay que ponen la Biblia en su mesita de noche. Antes de acostarse leen unos pasajes, comenzando con los evangelios, luego hacen su oración de la noche como quien responde también a lo que Dios les ha comunicado. Luego se acuestan
2. Los hay que han enseñado a sus niños que es necesario e importantísimo alimentar no sólo el cuerpo sino también el espíritu. Antes del almuerzo o la cena el papá o la mamá proclaman un pasaje bíblico y explican brevemente cómo aplicarlo a la vida de todos los días. (Por favor, ¡que no sea un moralismo! La Palabra de Dios es ante todo Buena Noticia). Luego: "Hemos alimentado el espíritu, ahora vamos a alimentar el cuerpo"... Bendicen los alimentos y, como quien responde a Dios y agradeciendo no sólo por los alimentos sino también por la Palabra, ruegan que fortalezca el espíritu como lo hace con el cuerpo. Luego comen. Los niños se acostumbran y cuando los papás se olvidan les preguntan: "¿No vamos alimentar hoy el espíritu?"...
3. Los hay que recurren a un método muy práctico para que todos los miembros mayores de la familia no se olviden de alimentarse de la Palabra de Dios. En una esquina, cerca de la salida de la casa, han instalado una pequeña repisa con la Biblia abierta. Al salir cada uno pasa por esa esquina y lee unos pasajes. Luego sale 'rumiando', es decir, meditando lo que ha leído. Al regresar pasa nuevamente por ahí, lee unos pasajes y entra a la casa meditando. Ya nadie se olvida. Cada uno ha puesto un papelito con su nombre donde está leyendo. De esta manera se puede leer el texto seguido y nadie estorba al otro abriendo la Biblia en una página distinta.
Se supone que en cada caso nos acercamos con un espíritu de oración, es decir, iniciando una conversación con Dios.
Vea una excelente explicación:
10 Razones para leer la Biblia
10 Razones para leer la Biblia
¿Tendría usted otras sugerencias adicionales de cómo fomentar la lectura de la Palabra de Dios en el Hogar?
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