Hemos preguntado a 6 mujeres por qué vale la pena esperar con el sexo hasta el matrimonio y cómo lograron perseverar en su decisión en los tiempos que promueven un estilo de vida completamente diferente...
El sexo puede ser una hermosa experiencia y una fuente de cambio a nivel personal. Para muchas mujeres, tiene el mayor valor cuando se trata de un acto de amor compartido con otra persona. A veces esperan este amor durante años, pero creen que su otra mitad también lo está esperando. La decisión de no tener relaciones sexuales antes del matrimonio se debe muy a menudo a la fe, a la religión, pero también de las creencias acerca de los beneficios de este tipo de comportamiento. Aunque se trata de una decisión personal, mucha gente se cree que tiene derecho a criticarla.
La época en la que se estigmatiza a las mujeres vírgenes
La vida sexual de una mujer comienza hoy en día a la edad cada vez más temprana. En el caso de Polonia, una de cada cinco chicas de 16 años de edad y casi la mitad de las de 18, declaran que ya han vivido “su primera vez”. Un estadounidense promedio, de acuerdo con el artículo del periódico “Atlantic” tuvo su primera relación sexual a la edad de 17 años. En el grupo de edades comprendido entre 20-24 años, solo el 12,3% de las mujeres y el 14,3% de los hombres aún no habían tenido relaciones sexuales. Así que es muy difícil encontrar una persona mayor de 21 años sexualmente inactiva. Las estadísticas muestran que las mujeres que conservan su virginidad están a menudo mal entendidas, criticadas e incluso condenadas por la sociedad.
Lauren, de 32 años de edad, cuenta que había experimentado este tipo de comportamiento estando ya comprometida:
Cuando conseguí mi primer empleo y salí de mi antiguo entorno para conocer el mundo, algunas personas se sorprendieron al enterarse de que iba a esperar con el sexo hasta el matrimonio. Pensaron que estaba loca. Mis colegas de trabajo, incluso mi jefe, me decían que me iba a arrepentir, que era demasiado joven para casarme, y que debería tener relaciones sexuales antes.
A Lauren no le gustó que se la criticara, aunque ella estaba segura de su propia decisión. Ahora asesora a otras mujeres en una situación similar a ser valientes y a confiar en sí mismas.
Nadie tiene derecho hacerte sentir mal a causa de tus propias decisiones.
“No podemos permitir que otros ejerzan presión sobre nosotras. No importa que nos consideren unas raritas. Mucho peor sería obedecer las normas de los demás y no seguir por nuestros propios caminos”.
Jasmine de 30 años de edad, aún no ha practicado el sexo y admite que se enfrenta a los comentarios hostiles con regularidad:
Me critican a menudo mis amigos no creyentes. Sobre todo, después de informarles de que si no llego a casarme, nunca tendré relaciones sexuales. Unos dicen que mi decisión es una locura, mientras que otros simplemente me llaman tonta. Esto es frustrante, porque yo no hago ningún comentario sobre su decisión de no esperar. Soy consciente de que este tipo de decisión no es válida para todos.
Jasmine tiene muchas maneras de tratar con los comentarios negativos. Cuando sus conocidos se burlan de ella de forma cariñosa, ella les paga con la misma moneda. Por el contrario, cuando la crítica viene de los demás, responde que no está de acuerdo con ellos, y rápidamente cambia de tema.
“Por lo general no me involucro en las discusiones con las personas que buscan pelea. Mi relación con Dios es más importante para mí que las opiniones de los demás”, dice.
Los beneficios de saber esperar
El Dr. Greg Bottaro, psicólogo en el Instituto Católico de Psicología de Greenwich, sostiene que no sólo la religión, sino también la ciencia hablan acerca de los beneficios de la abstinencia:
Durante el acto sexual aparece la hormona llamada oxitocina. Afecta a ciertas partes del cerebro que son responsables de la memoria. El resultado de la relación sexual es una sensación de cercanía y unión con la pareja, que se desarrolla en el cerebro. En el caso de tener muchas parejas dicho efecto no se produce.
Esperar con el sexo hasta la boda permite disfrutar de esta experiencia con una pareja con la que tenemos la intención de pasar el resto de nuestras vidas. Entonces se crea un vínculo real, la cercanía y la intimidad.
El Dr. Bottaro explica que desde un punto de vista psicológico, el sexo fuera del matrimonio puede ser problemático para los jóvenes. Muy a menudo no están seguros de su sexualidad o incluso su identidad. Si duermen con diferentes parejas se produce en ellos “el mecanismo de protección, cuyo objetivo es reducir la sensación de pérdida y dolor causada por no estar con alguien con quien les gustaría estar”.
Estas personas tienen un corazón roto y experimentan una gran cantidad de emociones negativas. No es saludable subestimar la sexualidad, desarrollar un enfoque cínico de las relaciones u obsesionarse con algunas personas, añade.
“Sí, me parece que es algo tan personal que no se debe tomar a la ligera y nunca he entendido a la gente que tienen parejas ocasionales, por ejemplo, que encuentran en las discotecas. Esto es algo muy importante, que se debería guardar para alguien que amas”, dice Verónica, quien participó en los estudios sobre la virginidad llevada a cabo en el Instituto de Sociología de la Universidad Jagellónica de Cracovia (Polonia) por las estudiantes Natalia Bukowska y Magdalena Mojżysz.
Historia de una mujer creyente
María es una mujer católica, por eso no quiso tener relaciones sexuales antes del matrimonio. Hoy, esta feliz madre de cuatro hijos está convencida de que su decisión tuvo un impacto muy positivo en su personalidad y las relaciones de pareja.
“Creo que esperar hasta cumplir 23 años de edad me dio más libertad. Ya era una adulta cuando me decidí a tener relaciones sexuales”, dice.
La abstinencia le permitió dedicarse plenamente a los estudios y a mejorar su autoestima.
“Me parece que esperar a tener sexo hizo que me sintiera más confiada y segura de mis relaciones. Todas mis buenas parejas estaban dispuestas a esperar hasta que yo misma estuviera preparada para ello. Sin embargo, no puedo negar que algunos de ellos trataran de ejercer presión sobre mí. Pero mi resistencia no les frenaba a quedar conmigo”.
Yo sabía que había una cantidad de vías no sexuales para conocer a la otra persona.
El hecho de que las parejas de María respetaran su decisión, elevó su autoestima:
Me di cuenta de que podía tener reglas a las que adherirme y en las que creer, y al mismo tiempo tener novio. Podía ser yo misma. Esto era muy importante para mí.
María piensa que creer en sí misma tuvo también un efecto positivo en su matrimonio:
No sólo el hombre debería tener su deber en una relación, la mujer también. Apliqué esta actitud también en mi matrimonio. Me casé con mi pareja que es una persona igual a mí. No tengo miedo de expresar mi opinión. Me parece que todo esto se lo debo a mi decisión sobre la espera.
Está segura que, a causa de ello, el vínculo entre ella y su marido es más fuerte. Está contenta de haber esperado.
Descubrí que había una cantidad de vías no sexuales para conocer a la otra persona. Sabía que había muchos hombres que estaban dispuestos a esperarme, porque querían conocerme a mí más que mi cuerpo. Esto aumentó mi autoconfianza, que a su vez atrajo a los hombres más adecuados. Cuando por fin conocí a mi marido, todo fue perfecto.
Por supuesto, tampoco me libré de comentarios negativos:
“La gente no podía creer que yo nunca «me había dejado llevar». Opinaban que yo era una seductora. No entendían que se podía coquetear e ir a cenar sin dar nada a cambio”.
Hoy habría reaccionado de manera diferente a las críticas:
Cuando recuerdo los argumentos como que le debo algo al hombre por invitarme a una cena, llego a la conclusión de que eran ridículos. Ahora sé cómo debería haber reaccionado, pero entonces yo no estaba preparada para ello y no podía explicar que tenía el derecho de reservar mi cuerpo para la persona adecuada. No importa cuántas cenas se pagaron. No me arrepiento de haber esperado tanto tiempo. La espera ha permitido que me centrara en los estudios y las notas por las cuales recibí una beca y ahora me desarrollo profesionalmente. Gracias a la espera conocí a hombres que me admiraban por mi personalidad, no por mi cuerpo. La espera me permitió crecer plenamente antes de tomar una decisión tan importante.
Las mujeres no creyentes también esperan
Las creencias religiosas no son la única razón por la que las mujeres prefieren esperar con el sexo hasta que estén más preparadas. Algunas están esperando al hombre adecuado, otras están buscando el amor romántico y quieren conocerse a sí mismas.
Nikki, de 26 años de edad, no estaba interesada en los compañeros de su escuela y prefirió centrarse en conocerse a sí misma antes de acercarse a otra persona.
“Seguir siendo virgen no fue para mí una decisión «moral» o religiosa. A los 14 años, empecé a leer literatura feminista, que me aseguró que es mejor ser yo misma en vez acudir a citas en busca de una relación. Estoy contenta de haber adquirido tal conocimiento a una edad tan joven”.
Muy a menudo me sucedía que estando en mi habitación pensara: “Debo de ser la única persona que no habrá tenido relaciones sexuales aún”.
Nikki admite que nadie de su entorno la había criticado por ello, pero tuvo que hacer frente a los conflictos internos. Estaba fascinada por la obsesión por el sexo de la gente de su edad. Sin embargo, cumplió su promesa.
“Para ser honesta, lo que me interesaba era más el sexo que el tema de las citas. Leía montones de literatura que describía el sexo como algo positivo y quería saber cómo era. La sexualidad humana me ha intrigado desde que era muy joven. Sucedía muy a menudo que estando en mi habitación pensara: “Debo ser la única persona que no haya tenido relaciones sexuales aún”. Esto me molestaba, aún sabiendo que permanecer virgen no era nada grave, pero no podía ignorar por completo a mis amigos que trataban de convencerme de que mi falta de interés en el sexo o en las citas era algo anormal”.
Sin embargo, se las arregló para superar las emociones negativas y encontrar amigos afines:
“Saber que había gente de mi edad o incluso mayor, que aún no habían practicado sexo, me ayudó enormemente.”
Perseverar en una cultura llena de sexo
María, de 29 años de edad, esperó porque quería tener relaciones sexuales con alguien en quien podría confiar. Pero antes de eso, experimentó una gran cantidad de críticas por parte de los hombres con los que quedaba.
“Fui criticada por los hombres con los que me besaba. Inmediatamente querían pasar a las relaciones sexuales. Me negaba, diciendo que era virgen. No se lo creían. Pensaban que siendo tan cariñosa con ellos, no podía ser virgen”.
Mientras tanto, no se trataba de una excusa para escaquearme del sexo, como pensaban algunos hombres. Yo no estaba interesada en nada más que en los besos.
“Practicar el sexo debería ser siempre una elección consciente”, añade, hablando de la cantidad de veces que los hombres habían tratado de ejercer presión sobre ella.
En su opinión, las mujeres nunca deberían dejarse presionar por un hombre que no puede cumplir con sus expectativas. Especialmente cuando es demasiado insistente, grosero y poco amable.
Me arrepiento de haber conocido a una gran cantidad de hombres, pero me siento aliviada de que, a pesar de sus manipulaciones y críticas, me mantuviera firme en mi decisión,dice.
Las mujeres tienen derecho a elegir si quieren tener relaciones sexuales o no. Nuestras interlocutoras aseguran que se trata de una decisión personal. Ya sea por razones religiosas o de otro tipo, la decisión es tuya.
“Nadie tiene derecho a interferir en tu vida sexual”, dice Julia de 26 años de edad.
Incluso si decides esperar no es fácil aguantar la presión del entorno. Es muy duro mantenerse firme, cuando vivimos en una cultura llena de sexo. Por supuesto, no es imposible. Así, las mujeres que se aferran a sus argumentos son tan fuertes.Queriendo seguir siendo fieles a sus ideales tienen que enfrentarse a las críticas negativas.
La espera no es algo arbitrario, ya que tiene un gran impacto en la consolidación del futuro del matrimonio y la familia. Para algunas mujeres es la única opción racional y tienen la fuerza que les permite mantener ese compromiso.
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