Ángelus, 2 de junio de 1985
¡Queridos Hermanos y Hermanas!
1.Hoy, con ocasión de la oración del Ángelus, deseamos releer una vez más, junto con María, el Evangelio; en cierto sentido lo releemos todo entero, e inmediatamente vemos que en él subyace el Corazón de Jesús, paciente e inmensamente Misericordioso.
¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que "pasó haciendo bien" a todos (Hch 10,38)?
¿De Aquel que hizo que los ciegos adquiriesen la vista, los cojos caminasen, los muertos resucitasen? ¿Que a los pobres se les anunciara la Buena Nueva (Lc 7,22)?
¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que no tenia Él mismo dónde reclinar la cabeza mientras que los lobos tienen sus guaridas y los pájaros sus nidos (Mt 8,20)?
¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que defendió a la mujer adúltera de la lapidación y luego le dijo: "Vete, y de ahora en adelante no peques más" (Jn 8,3-10).?
¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que fue llamado "amigo de publicanos y pecadores" (Mt 11,19)?
2- ¡Miremos, junto con María, el interior de este Corazón! ¡Releámoslo a lo largo del Evangelio! Más aún, sobre todo releamos este Corazón en el momento de la Crucifixión. Cuando ha sido traspasado por la lanza. Cuando se ha desvelado hasta el fondo el misterio en Él escrito.
¡El Corazón paciente porque está abierto a todos los sufrimientos del hombre!
¡El Corazón paciente, porque está dispuesto El mismo a aceptar un sufrimiento inconmensurable con metro humano!
¡El Corazón paciente, porque es inmensamente Misericordioso!
¿Qué es la Misericordia, sino esa medida particular del amor, que se expresa en el sufrimiento?
¿Qué es la Misericordia, sino esa medida definitiva del amor, que desciende al centro mismo del mal para vencerlo con el bien?
¿Qué es la Misericordia, sino el amor que vence el pecado del mundo mediante el sufrimiento y la muerte?
3. ¡Corazón de Jesús, paciente y de mucha Misericordia!
1.Hoy, con ocasión de la oración del Ángelus, deseamos releer una vez más, junto con María, el Evangelio; en cierto sentido lo releemos todo entero, e inmediatamente vemos que en él subyace el Corazón de Jesús, paciente e inmensamente Misericordioso.
¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que "pasó haciendo bien" a todos (Hch 10,38)?
¿De Aquel que hizo que los ciegos adquiriesen la vista, los cojos caminasen, los muertos resucitasen? ¿Que a los pobres se les anunciara la Buena Nueva (Lc 7,22)?
¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que no tenia Él mismo dónde reclinar la cabeza mientras que los lobos tienen sus guaridas y los pájaros sus nidos (Mt 8,20)?
¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que defendió a la mujer adúltera de la lapidación y luego le dijo: "Vete, y de ahora en adelante no peques más" (Jn 8,3-10).?
¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que fue llamado "amigo de publicanos y pecadores" (Mt 11,19)?
2- ¡Miremos, junto con María, el interior de este Corazón! ¡Releámoslo a lo largo del Evangelio! Más aún, sobre todo releamos este Corazón en el momento de la Crucifixión. Cuando ha sido traspasado por la lanza. Cuando se ha desvelado hasta el fondo el misterio en Él escrito.
¡El Corazón paciente porque está abierto a todos los sufrimientos del hombre!
¡El Corazón paciente, porque está dispuesto El mismo a aceptar un sufrimiento inconmensurable con metro humano!
¡El Corazón paciente, porque es inmensamente Misericordioso!
¿Qué es la Misericordia, sino esa medida particular del amor, que se expresa en el sufrimiento?
¿Qué es la Misericordia, sino esa medida definitiva del amor, que desciende al centro mismo del mal para vencerlo con el bien?
¿Qué es la Misericordia, sino el amor que vence el pecado del mundo mediante el sufrimiento y la muerte?
3. ¡Corazón de Jesús, paciente y de mucha Misericordia!
Madre de Misericordia, que has mirado en este Corazón, cuando estabas presente al pie de la Cruz!
Madre de Misericordia, que por voluntad de este Corazón, te has hecho Madre de todos nosotros!
Madre de Misericordia, quién conoce como Tú el misterio del Corazón de Jesús en Belén, en Nazaret, en el Calvario?
Madre de Misericordia, quién como Tú sabe que el Corazón de Jesús es paciente e inmensamente misericordioso?
ACUÉRDATE
Nuestra Señora del Sagrado Corazón
de las maravillas que Dios hizo en Tí.
Te escogió como Madre de Su Hijo
a quien seguiste hasta la Cruz.
Te glorificó con Él,
escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.
Llenos de confianza en el Amor del Señor
y en Tu intercesión,
venimos Contigo a las fuentes de Su Corazón,
de donde brotan para la vida del mundo
la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
Tú conoces nuestras necesidades:
habla al Señor por nosotros
y por todos los hombres.
Ayúdanos a vivir en Su Amor.
Para eso alcánzanos las gracias
que te pedimos y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
que Dios responda a nuestra esperanza. Amén.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón
de las maravillas que Dios hizo en Tí.
Te escogió como Madre de Su Hijo
a quien seguiste hasta la Cruz.
Te glorificó con Él,
escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.
Llenos de confianza en el Amor del Señor
y en Tu intercesión,
venimos Contigo a las fuentes de Su Corazón,
de donde brotan para la vida del mundo
la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
Tú conoces nuestras necesidades:
habla al Señor por nosotros
y por todos los hombres.
Ayúdanos a vivir en Su Amor.
Para eso alcánzanos las gracias
que te pedimos y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
que Dios responda a nuestra esperanza. Amén.
El P. Julio Chevalier MSC, Fundador de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, ha regalado a la Iglesia un maravilloso nuevo título para la Virgen María, Madre de Dios: "Nuestra Señora del Sagrado Corazón", abogada de las causas difíciles y desesperadas. Este título expresa de manera espontánea la relación de María con el Corazón de Jesús. Es expresión de una espiritualidad mariana misionera, Millones de devotos, especialmente los miembros de la Archicofradía de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y de los Asociados MSC han experimentado su poderosa intercesión. El Papa Juan Pablo II siempre de nuevo invita que invoquemos a la Madre de Dios. Por eso sugerimos rezar al final de cada meditación el "Acuérdate..."
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