Ángelus, 31 de agosto de 1986
¡Queridos Hermanos y Hermanas!
1. Jesús: durante la última Cena dijo: "Esto es Mi Cuerpo, que será entregado por vosotros... Este es el cáliz de Mi Sangre derramada por vosotros".
Jesús: mediante su propia Sangre entra en el Tabernáculo eterno.
Jesús: según el orden de Melquisedec nos deja Su sacrificio: "Haced esto..." .
2. Corazón de Jesús que en Getsemaní "se entristece hasta la muerte" y siente el "peso" terrible. Cuando dice: "Todo Te es posible: aleja de Mi este cáliz" (Mc.14,36). Él sabe, al mismo tiempo, cuál es la voluntad del Padre, y no desea otra cosa que cumplirla: derramar el cáliz hasta el fondo. Corazón de Jesús, despedazado con la eterna sentencia: efectivamente, Dios ha amado tanto al mundo hasta dar su Hijo unigénito.
3. Tantos siglos antes lo había dicho Isaías: "Pero fue Él ciertamente quien soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, mientras que nosotros le tuvimos por castigado, herido por Dios y abatido". (Is 53,4) Él se ha inmolado por nuestros delitos: y, sin embargo, ¿no decían en el Gólgota: "Si eres hijo de Dios, baja de esa Cruz" (Mt 27,40) .
4. Así decían. Y, sin embargo, el Profeta Isaías decía tantos siglos antes: "Fue traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados... Todos nosotros andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su camino: Y Yavé cargó sobre El la iniquidad de todos nosotros... Fue arrancado de la tierra de los vivientes y herido de muerte por el crimen de su pueblo" (Is 53,5-8).
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